John Hiatt: Sala BBK, Bilbao, 09/07/2012

Si tuviera que elegir una palabra que expresase mi sentir ayer tras el concierto de John Hiatt, creo que el adjetivo elegido seria "afortunado", creo que es así como me sentí, afortunado de haber podido asistir a un concierto tan extraordinario, tan emocionante, intenso y bello.
En ocasiones, bastantes, esperar mucho de un evento, ya sea un libro, disco, película, concierto... es peligroso y amenudo frustrante, además en estos casos suele ser también injusto, pues aunque el evento haya sido de una calidad notable, tus altas espectativas iniciales hacen que lo juzgues como decepcionante, injusto, pues al fin y al cabo es uno mismo el que se ha hecho una idea caprichosa e idílica de algo que aun no ha ocurrido, y lo ha hecho arbitrariamente, estaba asustado de que esto me ocurriese ayer con el concierto de John Hiatt.
Nada mas alejado de la realidad, pues por muy oníricas que eran mis espectativas, quedaron estas empequeñecidas tras el torrente de música y emociones que salpico el escenario de la sala BBK en la tarde-noche de ayer.
Con unos pocos  minutos de retraso apareció John Hiatt en el escenario rodeado de su banda, un grupo de músicos muy jóvenes, todos ellos nativos del sur de Estados Unidos, donde el duende habita en los corazones de la gente y las canciones nacen paralélamente al cuerpo en las almas de los que allí alumbran.
Los acordes de "Master of Disaster" sonaron fríos, como escusa para desentumecer los dedos que durante los próximos 90 minutos deberán deslizarse por los trastes y asir las baquetas, el estribillo con una tesitura alta puso en algún aprieto la voz del de Indiana, cuyos agudos salían algo tirantes, el tema, animoso y optimista nos puso a todos en situación. Los siguientes dos temas fueron poniendo color y calor a la voz y dinamismo a los dedos, cuando el señor Hiatt dio el primer mordisco a su ultimo disco, el magnifico "Dirty Jeans and Mudslide Hymns" con la grandiosa "Down Around My Place" todo estaba ya perféctamente ajustado, una sección de poso country-folk, acústico con sonidos de mandolinas vino de perlas para que la banda se terminase de sentir a gusto, la vuelta de la electricidad con, creo recordar "Adios to California", otra maravilla de este último disco, demostró que la locomotora había empezado a rodar por las vías y que aquello ya no había forma de pararlo.
A partir de ahí, hubo de todo y todo sublime, soul, rock, folk, country, blues... la voz de Hiatt sonaba radiante, desde un centro seguro y de bello color, desparramaba notas emotivas hacia el registro grave o agudo con igual certeza e incuestionable emoción, creando momentos extraordinarios, momentos rockeros como en "Perfectly Good Guitar" o "Slow Turning", momentos soul como en "Thing Called Love" o la impresionante "Have a Little Faith in Me", country-folk en "Feels like rain" o blues en un trepidante y lujurioso, musicalmente hablando final, con la imponente "Riding With the King".
El gran músico de Indianapolis estuvo perfectamente acompañado por una banda con hambre de música que se mostró apabullante, sensitiva y enérgica según las exigencias del tema y que dio muestras de virtuosismo sin adornos de dudoso gusto.
En definitiva, un concierto de esos que te dejan el corazón unos años mas joven, la mente despejada de malos rollos y el espíritu regenerado por unas horas, de echo aún me duda el hechizo y espero que así siga mi estado anímico hasta que otro grande, Bob Dylan salga a escena mañana y nos haga sentir "afortunados" de nuevo.