Quique Gonzalez - "Disco a Disco" - "Salitre 48" (2001)

El otro día mi buen amigo Mansion me mandaba un SMS comentándome que se había comprado el disco "Salitre 48" del gran Quique Gonzalez, por un precio fantástico por cierto, y si era su mejor disco...

...Pero vayamos un poco mas atrás, quizás debido a la inminente publicación del que será noveno disco de estudio del madrileño, me comentaba mi amigo que tenía pendiente la discografía de este cantante de tan gran acogida crítica como fría divulgación  mediatica a lo que yo le contesté:
-Cuando quieras tío, te doy un cursillo sobre Quique a cambio de uno tuyo sobre Costello...
Comprobando que el bueno de Mansion esta moviendo ficha en cuanto al asunto de Quique, he pensado que como homenaje al dueño de La Mansion en La Colina y también como, entiendo, justa reivindicación a uno de los mas brillantes compositores de este  país, iniciar una serie de post comentando sus ocho discos de estudio y que sea el próximo 19 de febrero terminada, conmemorando así la publicación del noveno de los mismos que llevará por título "Delantera Mítica", que también sera comentado unos días después lógicamente.

Volviendo al SMS, debo decir que le contesté que si, que este era el mejor disco de Quique, pues bien, es  posible que me precipitase y me explico. "Salitre 48" es, casi con toda seguridad, la mejor colección de composiciones de Quique, pero su mejor disco no estoy tan seguro, a lo mejor al termino de esta serie de articulos lleguemos a dilucidar un poco mas este particular, ahora lo que si diré es que "Salitre" es un disco de una belleza, casi sin precedentes en el rock español, tan solo el inolvidable Antonio Vega, nos ha obsequiado con discos portadores de tal concentración de sensibilidad encerrada en bellos cortes musicales y explicada en tan bellos textos como los que Quique Gonzalez encierra entre los surcos de este "juvenil" y "lírico" disco.
¿Cual es el "pero"?... No es un pero, es un en cambio... Quique en este su segundo disco nos plantea un ramillete de temas escritos desde el corazón, un corazón lírico que destila ese dulce veneno que de puro "joven" es inofensivo, pero que mezclado con la inquietud que genera la cada vez mas cercana madurez del artista, termina alambicando un licor de embriagadores efectos gracias a unos agridulces textos y unas tenues voces deslizándose sigilosamente a través de unas melodías cargadas de emotivas y delicadas lineas plásticas que dan como consecuencia numerosos momentos ciertamente emocionales y agresivamente sentimentales, son momentos en los que autor y oyente entienden que se ha establecido un dialogo de casi amistad mutua ante la desnudez a la que se somete el compositor, y que crea ambientes de, casi etílica, compenetración entre los participantes del encuentro musical.
Esto se entiende con la escucha de bellezas como "La Ciudad del Viento", "De Haberlo Sabido" o "Rompeolas", bellos cortes en los que el autor parece estar contándonos sus vivencias verdaderas de forma arrolladora e incluso, casi violenta.







¿Cual es el "En cambio" entonces?... Además de estas maravillas de corte romántico y hasta un poco plañidero, Quique ofrece retazos de realidad urbana que sale de una vivencia juvenil pegada al asfalto, una vivencia acostumbrada a sudar el tóxico pero sugestivo calor de los veranos madrileños, entre efluvios de hilarantes experiencias nocturnas y enfermizas visiones de prostitución desde desvencijadas ventanas en hoteles de tercera, de aromas de jachís, que correteando por las autopistas del organismo, inspiran dolorosos recuerdos que se imponen, crueles, destacando entre las guitarras y los pianos de canciones que nacieron para tener un futuro menos ácido, menos acerado, menos contaminado.





Ya, ya... que cual es el problema... La pega, mas que el problema, es que en este disco Quique se nos muestra mas como un cantautor que como un músico de rock, apenas intuimos a ese rockero triste y escurridizo, de sonido tenue y ligero que coquetea con el folk heredado de las horas de escucha del "Come's a Time" o "Harvest", no descubrimos precisamente aquí a ese fan enloquecido de Lucinda, a ese devoto esclavo de Dylan o a ese crítico pero rendido amante de "Sus Satánicas Majestades", aquí Quique parece mas un Javier Alvarez de la vida, con otro cariz, mas "duro", mas "malote", mas "oscuro"... pero no es el Quique rockero, nocturno/peligroso de "La Noche Americana" (2006), ni el  intenso y metafísico de "Avería y Redención" (2007), es un Quique mas inofensivo, quizás simplemente mas joven, mas cauto, menos arañado por la vida, menos entregado a la verdad de la experiencia, el Quique de su segunda obra, tremenda obra en la que, a pesar de todo, ya nos alerta sobre quien es el tipo en cuestión, en profundos cortes de textos inquietantes, de reflexiones maduras que buscan y buscan como un sabueso... y que encuentran en soberanos temas como la excelente "Crece la Hierba" o la no menos magnífica "Ayer quemé mi Casa" y que se combinan con las juveniles pinceladas que vuelan como el pecado en las intrépidas "Jukebox" y "Perdone  Agente".

Fantástico disco de un juvenil todavía Quique Gonzalez donde derrama todo el elixir creativo de su sensibilidad a flor de piel, en un tiempo donde combinaba sus actuaciones en bares con sus sueños de gloria, y la mente es mas virgen y mas clara y la actitud mas bisoña pero mas evidente.

El menos americano de los albumes del madrileño afincado en Cantabria, pero con el que mejor se le pueda llegar a conocer, un gran disco, un bello disco, de los mas bellos discos en lengua castellana de muchos muchos años.

Espero que le haya gustado a mi camarada Mansion y el siguiente disco que comentaremos de Quique será... ¡Bueno, sorpresa!, no van a salir las reseñas en ningún orden, aleatoriamente.

Si os acercáis al disco estoy seguro de que lo disfrutaréis.