Tras el enorme éxito, especialmente de critica de "Averia y Redención #7", que Quique grabase junto a la que fue su nueva banda tras varios años con "Taxidrivers". La nueva formación, mas oscura, ecléctica y eléctrica, en formato trio fue: "La Aristocracia del Barrio", cuya compañía le llevo a una gira interminable presentando el disco y haciendo valer los anteriores en directo como siempre han merecido, con un sonido mas correoso y denso, pero quizás mas efectivo y efectista para los mas rockeros de sus seguidores, meses después, en su nuevo proyecto, el madrileño vuelve a sorprender dando un giro de tuerca a su carrera.
Giro que empieza en primer lugar por el cambio de compañía, apostando por un proyecto de autofinanciacion tan arriesgado como liberador desde el punto de vista artístico y creativo, opta por viajar a Nashville y allí trabajar con el fantástico productor y músico de estudio Brad Jones, quien ya había trabajado con fenomenales resultados con Ariel Rot en alguno de sus mejores discos como "Hablando Solo" o el fascinante "Cenizas en el Aire", donde además tocaba el bajo, instrumento que también toca en este "Daiquiri Blues" que es grabado en casa de Brad en su totalidad, donde ha habilitado un estudio de grabación profesional que permite no perder la sensación de estar grabando a nivel casero, intimo, como ensayando.
En el disco intervienen músicos de renombre internacional como el propio Brad Jones, el batería Ken Coomer, el multi-instrumentista Will Kimbrough, el teclista Tyson Rogers y el steel guitar, mítico donde los haya, Al Perkins, quien ha tocado en discos como "Manassas" de Stephen Stils o "Blonde on Blonde" de Dylan... casi nada.
Es de suponer que la intención de Quique Gonzalez es dirigir su vista a un sonido americano, mucho mas directo y evidente, sin permitirse coqueteos con el pop patrio tan típico de todos los grupos nacionales, y del que muchas veces parece imposible que nadie que trabaje en la piel de toro puede zafarse, contaminando muchas veces esta tendencia el sonido y los temas de muchas bandas patrias que han echado a perder interesantes proyectos por culpa de un resultado demasiado "popero" y comercial que es lo que inyecta esta tendencia sonora que comentamos.
En "Daiquiri Blues" no se aprecia sombra de duda a este respecto, pero en cambio el sonido resultante esta un tanto alejado de lo que a priori pensábamos muchos de sus seguidores, un disco en el que el sol del sur de la patria del Tío Sam calentase nuestro interior e incluso nuestra piel, esperábamos escuchar temas empapados de la humedad dulzona del Mississippi, baladas impregnadas del dulce aroma de zarzaparrilla, que en mitad del drama se transforma en ardiente bourbon, medios ritmos con la dureza sónica del quebradizo suelo ardiente del desierto, guitarras de esas que salen como laba de esa tierra amarilla y sedienta...
Pero no, Quique se cuida mucho de no dejar de ser Quique Gonzalez y eso seguramente sea una virtud, pero el disco decepciona un poco en ese momento, pues las acústicas dominan el sonido del disco, sin embargo no suenan folks, ni mucho menos countrys y el Blues del titulo del disco se esconde en algún viento que tiene mas de jazz o gospel que de blues. Las melodías, mas sinuosas que en otros discos, discurren en una construcción bastante reconocible en estos lares... entonces ¿porque tanto americanismo en la concepción del disco?, en la grabación e incluso en su creación, ¿si al final no suena tan diferente a "Salitre" o "Kamikaces enamorados"?...
No digo con esto que el disco sea fallido, no, ni mucho menos... el disco esta repleto de aciertos, plenos muchos de ellos, gloriosos alguno de ellos de echo.
Simplemente el disco no suena como muchos esperábamos y esto supuso una pequeña decepción para alguno que estamos demasiado ligados al sonido de las orillas del Mississippi, y esperábamos que Quique cambiara a este por "su" Manzanares de un tirón y sin mirar atrás y claro... eso seguramente no sea tan fácil...
Lo primero que se aprecia es un cambio que si bien ha sido progresivo a lo largo de su carrera, en este álbum ha llegado a su momento culmine, hablo de la madurez de los textos, duros, reales y acerados en muchas ocasiones, no queda en ellos demasiado de aquel romanticismo épico y juvenil de hace unos años, ahora todo es real, pegado al suelo con fiereza, haciendo de la fuerza de la gravedad bandera y sentido esencial del sentimiento intrínseco de todas y cada una de las letras.
Frases afiladas jalonan los temas de este trabajo, detalles vitales en los que cualquiera de nosotros nos sentimos identificados sin duda, historias de reconocimiento de culpa, de amores perdidos para siempre cuyo recuerdo ya no es algo hermoso sino algo pueril, incluso aburrido, agobiante, estos sentimientos se ven magníficamente reflejados en estupendos temas como "Anoche estuvo Aquí" o "Hasta que Todo te Encaje".
Historias que están lejos de ser bonitos romances a la luz del sol o a la brisa de poniente, para ser furtivos encuentros en restaurantes de tercera entre cañas de cerveza y sabanas no muy limpias de pensión barata, como ocurre en la ácida "Su Día Libre".
También hay lugar para ese Quique romántico, siempre pegado a unas faldas que le hacen sentir algo, aunque se le escapan de las manos, la extraordinaria "La Luna Debajo del Brazo" es un tema de amor en carretera, de amor urgente, una bella melodía puesta al servicio de una historia típica y tópica pero inmortal como el mismo amor sucio del que habla, del amor posesivo y doloroso, con un hermoso estribillo y la steel guitar del gran Al Perkins endulzando las frases rígidas y secas que recrean esta romántica y nocturna historia... un gran tema sin duda. "Algo me aleja de ti" es un tema fantástico de José Ignacio Lapido del que hace una doliente y atinada versión Quique, perfecta para despedir el disco.
Temas mas rockeros son "Restos de Stock" que cantase anteriormente Miguel Ríos, o la extraordinaria "Cuando estes en vena", auténtico temazo, se trata de un medio ritmo machacón que entra por los poros y que te va arrastrando asido de las arterias hasta que te deja caer en un estribillo de una tímida intensidad y bella aportación melódica.
El tema que da título al disco y que abre el mismo u otros como "Nadie Podrá con Nosotros" son canciones mas puras de la tradición cancionera de Quique y suponen agradables cortes cuyo desarrollo el madrileño domina como nadie y que parten de la indiscutible influencia que tanto Enrique Urquijo como Antonio Vega ejercen sobre nuestro chico, bueno y sobre muchos de nosotros ¿no?.
Pero quizás sea "Riesgo y Altura" el tema que mas me gusta del trabajo, un tema que me recuerda al Tom Waits mas jazzero, con un viento triste, como de funeral de Nueva Orleans, como de noche rota por el dolor tras el final de algo que fue bueno y que ya no es sino una nebulosa que de difumina entre el humo y los efluvios vaporosos del alcohol, que se difumina en la certeza de que no volverá, un tema cantado con pesarosa vocalidad, un gran, gran tema.
"Deslumbrado" o "Un Arma Tan Precisa" son también fantásticas canciones que no dan tregua a esta extraordinaria colección de temas de Quique Gonzalez (otra mas), en esta ocasión mas madura y sesuda, mas dura y acerada que en otras ocasiones y con unas melodías mas asperas, mas sedientas mas y desquebrajadas, mas como la piel del desierto, como el lomo de los cactus.
Un disco de mas difícil digestión, menos edulcorado y cuya asimilación melódica puede tardar mas en llegar pero que cuando llega se convierte en uno de los dos o tres mejores trabajos de este madrileño afincado en Cantabria que es Don Quique Gonzalez.
Giro que empieza en primer lugar por el cambio de compañía, apostando por un proyecto de autofinanciacion tan arriesgado como liberador desde el punto de vista artístico y creativo, opta por viajar a Nashville y allí trabajar con el fantástico productor y músico de estudio Brad Jones, quien ya había trabajado con fenomenales resultados con Ariel Rot en alguno de sus mejores discos como "Hablando Solo" o el fascinante "Cenizas en el Aire", donde además tocaba el bajo, instrumento que también toca en este "Daiquiri Blues" que es grabado en casa de Brad en su totalidad, donde ha habilitado un estudio de grabación profesional que permite no perder la sensación de estar grabando a nivel casero, intimo, como ensayando.
En el disco intervienen músicos de renombre internacional como el propio Brad Jones, el batería Ken Coomer, el multi-instrumentista Will Kimbrough, el teclista Tyson Rogers y el steel guitar, mítico donde los haya, Al Perkins, quien ha tocado en discos como "Manassas" de Stephen Stils o "Blonde on Blonde" de Dylan... casi nada.
Es de suponer que la intención de Quique Gonzalez es dirigir su vista a un sonido americano, mucho mas directo y evidente, sin permitirse coqueteos con el pop patrio tan típico de todos los grupos nacionales, y del que muchas veces parece imposible que nadie que trabaje en la piel de toro puede zafarse, contaminando muchas veces esta tendencia el sonido y los temas de muchas bandas patrias que han echado a perder interesantes proyectos por culpa de un resultado demasiado "popero" y comercial que es lo que inyecta esta tendencia sonora que comentamos.
En "Daiquiri Blues" no se aprecia sombra de duda a este respecto, pero en cambio el sonido resultante esta un tanto alejado de lo que a priori pensábamos muchos de sus seguidores, un disco en el que el sol del sur de la patria del Tío Sam calentase nuestro interior e incluso nuestra piel, esperábamos escuchar temas empapados de la humedad dulzona del Mississippi, baladas impregnadas del dulce aroma de zarzaparrilla, que en mitad del drama se transforma en ardiente bourbon, medios ritmos con la dureza sónica del quebradizo suelo ardiente del desierto, guitarras de esas que salen como laba de esa tierra amarilla y sedienta...
Pero no, Quique se cuida mucho de no dejar de ser Quique Gonzalez y eso seguramente sea una virtud, pero el disco decepciona un poco en ese momento, pues las acústicas dominan el sonido del disco, sin embargo no suenan folks, ni mucho menos countrys y el Blues del titulo del disco se esconde en algún viento que tiene mas de jazz o gospel que de blues. Las melodías, mas sinuosas que en otros discos, discurren en una construcción bastante reconocible en estos lares... entonces ¿porque tanto americanismo en la concepción del disco?, en la grabación e incluso en su creación, ¿si al final no suena tan diferente a "Salitre" o "Kamikaces enamorados"?...
No digo con esto que el disco sea fallido, no, ni mucho menos... el disco esta repleto de aciertos, plenos muchos de ellos, gloriosos alguno de ellos de echo.
Simplemente el disco no suena como muchos esperábamos y esto supuso una pequeña decepción para alguno que estamos demasiado ligados al sonido de las orillas del Mississippi, y esperábamos que Quique cambiara a este por "su" Manzanares de un tirón y sin mirar atrás y claro... eso seguramente no sea tan fácil...
Lo primero que se aprecia es un cambio que si bien ha sido progresivo a lo largo de su carrera, en este álbum ha llegado a su momento culmine, hablo de la madurez de los textos, duros, reales y acerados en muchas ocasiones, no queda en ellos demasiado de aquel romanticismo épico y juvenil de hace unos años, ahora todo es real, pegado al suelo con fiereza, haciendo de la fuerza de la gravedad bandera y sentido esencial del sentimiento intrínseco de todas y cada una de las letras.
Frases afiladas jalonan los temas de este trabajo, detalles vitales en los que cualquiera de nosotros nos sentimos identificados sin duda, historias de reconocimiento de culpa, de amores perdidos para siempre cuyo recuerdo ya no es algo hermoso sino algo pueril, incluso aburrido, agobiante, estos sentimientos se ven magníficamente reflejados en estupendos temas como "Anoche estuvo Aquí" o "Hasta que Todo te Encaje".
También hay lugar para ese Quique romántico, siempre pegado a unas faldas que le hacen sentir algo, aunque se le escapan de las manos, la extraordinaria "La Luna Debajo del Brazo" es un tema de amor en carretera, de amor urgente, una bella melodía puesta al servicio de una historia típica y tópica pero inmortal como el mismo amor sucio del que habla, del amor posesivo y doloroso, con un hermoso estribillo y la steel guitar del gran Al Perkins endulzando las frases rígidas y secas que recrean esta romántica y nocturna historia... un gran tema sin duda. "Algo me aleja de ti" es un tema fantástico de José Ignacio Lapido del que hace una doliente y atinada versión Quique, perfecta para despedir el disco.
Temas mas rockeros son "Restos de Stock" que cantase anteriormente Miguel Ríos, o la extraordinaria "Cuando estes en vena", auténtico temazo, se trata de un medio ritmo machacón que entra por los poros y que te va arrastrando asido de las arterias hasta que te deja caer en un estribillo de una tímida intensidad y bella aportación melódica.
Pero quizás sea "Riesgo y Altura" el tema que mas me gusta del trabajo, un tema que me recuerda al Tom Waits mas jazzero, con un viento triste, como de funeral de Nueva Orleans, como de noche rota por el dolor tras el final de algo que fue bueno y que ya no es sino una nebulosa que de difumina entre el humo y los efluvios vaporosos del alcohol, que se difumina en la certeza de que no volverá, un tema cantado con pesarosa vocalidad, un gran, gran tema.
"Deslumbrado" o "Un Arma Tan Precisa" son también fantásticas canciones que no dan tregua a esta extraordinaria colección de temas de Quique Gonzalez (otra mas), en esta ocasión mas madura y sesuda, mas dura y acerada que en otras ocasiones y con unas melodías mas asperas, mas sedientas mas y desquebrajadas, mas como la piel del desierto, como el lomo de los cactus.
Un disco de mas difícil digestión, menos edulcorado y cuya asimilación melódica puede tardar mas en llegar pero que cuando llega se convierte en uno de los dos o tres mejores trabajos de este madrileño afincado en Cantabria que es Don Quique Gonzalez.
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