Llegar a casa, cambiarte de ropa y encender el ordenata, o bien entrar en el correo o al face es ya hoy por hoy la rutina del día a día, antes era lo mismo con la tele, hoy, al menos en mi caso, esta rutina ha pasado al ordenata.
Y eso es precisamente lo que hice el otro día, la rutina diaria. La diferencia estuvo en lo que me encontré en esta ocasión, en lugar de las entradas diarias de amigos o camaradas varios cuyos nombres al margen de la consola de entrada son familiares e incluso intimos, me encontré un mensaje de alguien pidiendo, no voy a decir ayuda, no creo que se trate de eso, pero quizás si, un poco de colaboración, de atención, y esto esta muy bien, a mi me encanta, y desde luego no seré yo quien, pudiendo, no eche un capote a alguien que quiere hacer algo tan grande como es música, y lo quiere hacer siguiendo el sendero de la sencillez y la humildad, del amor y la esperanza, del respeto a la música y a uno mismo...
Todo eso lo he detectado en la actitud, recta, respetuosa y profundamente respetable de este caballero con partículas de bluesman en las arterias, que inmediatamente te hace participe de su universo, nuestro universo, nada mas que apoyas el oído en su ritmo sincopado de blues.
Y es que el amigo Antoine, no nos demuestra que haya nuevas vertientes que descubrir en el blues, no es su propósito sospecho, pero si que con amor y pasión el camino trazado hace décadas puede ser una y otra vez paseado sin dejar de descubrir nuevos recovecos en el camino que hasta hoy habían pasado desapercibidos, una seta nueva allí, debajo de aquel alcornoque, un nido extrañamente inclinado en aquella rama en la que nadie había recabado, todos pendientes del nido del cuco de Robert Johnson que la leyenda dice que fue testigo del famoso pacto....
En definitiva, que sin pretender buscar nuevos senderos el amigo Antoine Lebaron ha puesto su alma y su pasión ( se respira en cada inflexión de su voz, en cada arañazo a las huellas dactilares de sus dedos contra el mástil, a cada golpe de glotis ) al servicio de cuatro tonadas que sin pretender ser mas que nadie son lo que son, trabajos personales, hermosos y cuidados.
Cuidados por aquel que engendra algo con amor, y lo guarda y protege de las rudas inclemencias del derrotado mundo del arte con amor y secretismo, con candor y esperanza en el futuro, y bajo este influjo deduzco han llegado a este humilde blog.
Cuatro temas blues, y esto son palabras mayores, blues.¿Acaso hay algo mas grande?, ¿mas de verdad?... Keith Richards dice que los Stones son, al fina,l una banda de blues... ¡casi nada!.
Temas los de este joven que transmiten pasión y sinceridad, y ese debe ser el principio del arte, desde ese soporte todo es posible, el resultado es una amalgama de circunstancias espacio temporales que en la mayoría de las ocasiones no son adjudicatarias a nada ni nadie, únicamente al azar y la fortuna, pero lo bueno, bueno es, y de los amantes del arte es privilegio disfrutarlo y de los artistas, de los de verdad, trabajo noble y congratulador regalarlo, y en estas estamos con este primer esfuerzo de Antoine Lebarfon, esfuerzo que a la primera escucha descubrimos que no lo es tanto en lo que respecta a su escucha, ligera, fluida y digerible sucesión de melodías y acordes llenos de ilusión e intención dramática y lírica.
Cuatro cortes disfrutables, comprometidos con una única causa, el amor al genero, al blues, al rock, al de siempre, al de Muddy, al de Chuck, al de Mick...
"Alguna Vez" es una tonada sencilla, de abrumadora rutina melódica, pero que funciona, apoyada por una voz no muy grande, pero lírica y sincera, temblorosa ante el vértigo de la intensidad de puro blues del delta que consigue transmitir la interacción con un solvente grupo de envaucadora base rítmica, letra lírica tambien y resultado un notable tema que no muerde pero acaricia, y eso... también vale.
John Lee Hooker y sus ritmos de tendencia booguie nos visitan desde un cabernoso sonido, en "Juegas con Fuego", Antoine se lanza con tímido frasea a lanzar frías y dignas puyas a una amante antigua, o quizás actual, no se, pero el sonido indica que el final puede ser inminente y oscuro, doloroso, después un efectivo y bien interpretado solo de stratocaster que no aburre y si hace que los músculos de las piernas pierdan autonomía para hacer caso al sonido que de los amplis de Lebaron y sus chicos sale escupiendo blues en bilis, repetición tras el punteo, canto agónico en el agudo al que, aunque tirante vocalmente, sabe darle internacionalidad dramática, un nuevo corte interesante y entretenido sin que nos sea necesario ver grandes novedades en los recobecos de la fibra melódica del tema.
A golpe de punteo empieza el tercer corte de este primer muestreo de blues que oferta el joven blusero español, y se trata de un esfuerzo pletórico de técnica y fraseo, tímido en el pellizco pero seguro en la entonación, mas seguro en las notas líricas, melancólicas que en las rockeras y afiladas, buen trabajo instrumental de osada proposición, resultado notable, una vez mas.
"Ay mil ojos. (un día de estos)" es una balada, nostálgica, melancólica, oscura y polvorienta, valiente en su discurso tanto musical como textual, cantada con el temblor de inseguridad que Antoine sabe disfrazar de intención, de lirismo, una buena banda de apoyo hace que este sea un tema del que sale victorioso y con resultados de enjundia al atravesar con su voz la fina capa de esmalte que decora una letra doliente y pelín plañidera, un muy buen tema, una bonita balada.
Cuatro temas que nos dan una idea clara de las intenciones de futuro de un artista que sospecho se preocupa mas de su producto musical que de su posible carrera de famoso estrella-Ferraris, que tiene pretensión de transmitir algo que siente y siente con pasión, dotado de una hermosa voz que debe empezar a creer en si misma y esa confianza no me cabe duda de que la hará engordar, sudar mas y con la energía conseguida morder, arañar y golpear con mas rabia.
De momento le podéis, debéis diría yo, visitar en el siguiente enlace: http://antoinelebaron.bandcamp.com/album/blues-station
Seguro que os gustara, en el enlace podreís escuchar los cuatro temas, y descargarlos por un módico precio. Intentaremos hablar con el artista en ciernes y que nos cuente algo de sus proyectos y sueños, que por momento y edad es lo que toca, cimientos para una futura carrera artística prometedora, intentaremos estar con el un ratejo.
Y eso es precisamente lo que hice el otro día, la rutina diaria. La diferencia estuvo en lo que me encontré en esta ocasión, en lugar de las entradas diarias de amigos o camaradas varios cuyos nombres al margen de la consola de entrada son familiares e incluso intimos, me encontré un mensaje de alguien pidiendo, no voy a decir ayuda, no creo que se trate de eso, pero quizás si, un poco de colaboración, de atención, y esto esta muy bien, a mi me encanta, y desde luego no seré yo quien, pudiendo, no eche un capote a alguien que quiere hacer algo tan grande como es música, y lo quiere hacer siguiendo el sendero de la sencillez y la humildad, del amor y la esperanza, del respeto a la música y a uno mismo...
Todo eso lo he detectado en la actitud, recta, respetuosa y profundamente respetable de este caballero con partículas de bluesman en las arterias, que inmediatamente te hace participe de su universo, nuestro universo, nada mas que apoyas el oído en su ritmo sincopado de blues.
Y es que el amigo Antoine, no nos demuestra que haya nuevas vertientes que descubrir en el blues, no es su propósito sospecho, pero si que con amor y pasión el camino trazado hace décadas puede ser una y otra vez paseado sin dejar de descubrir nuevos recovecos en el camino que hasta hoy habían pasado desapercibidos, una seta nueva allí, debajo de aquel alcornoque, un nido extrañamente inclinado en aquella rama en la que nadie había recabado, todos pendientes del nido del cuco de Robert Johnson que la leyenda dice que fue testigo del famoso pacto....
En definitiva, que sin pretender buscar nuevos senderos el amigo Antoine Lebaron ha puesto su alma y su pasión ( se respira en cada inflexión de su voz, en cada arañazo a las huellas dactilares de sus dedos contra el mástil, a cada golpe de glotis ) al servicio de cuatro tonadas que sin pretender ser mas que nadie son lo que son, trabajos personales, hermosos y cuidados.
Cuidados por aquel que engendra algo con amor, y lo guarda y protege de las rudas inclemencias del derrotado mundo del arte con amor y secretismo, con candor y esperanza en el futuro, y bajo este influjo deduzco han llegado a este humilde blog.
Cuatro temas blues, y esto son palabras mayores, blues.¿Acaso hay algo mas grande?, ¿mas de verdad?... Keith Richards dice que los Stones son, al fina,l una banda de blues... ¡casi nada!.
Temas los de este joven que transmiten pasión y sinceridad, y ese debe ser el principio del arte, desde ese soporte todo es posible, el resultado es una amalgama de circunstancias espacio temporales que en la mayoría de las ocasiones no son adjudicatarias a nada ni nadie, únicamente al azar y la fortuna, pero lo bueno, bueno es, y de los amantes del arte es privilegio disfrutarlo y de los artistas, de los de verdad, trabajo noble y congratulador regalarlo, y en estas estamos con este primer esfuerzo de Antoine Lebarfon, esfuerzo que a la primera escucha descubrimos que no lo es tanto en lo que respecta a su escucha, ligera, fluida y digerible sucesión de melodías y acordes llenos de ilusión e intención dramática y lírica.
Cuatro cortes disfrutables, comprometidos con una única causa, el amor al genero, al blues, al rock, al de siempre, al de Muddy, al de Chuck, al de Mick...
"Alguna Vez" es una tonada sencilla, de abrumadora rutina melódica, pero que funciona, apoyada por una voz no muy grande, pero lírica y sincera, temblorosa ante el vértigo de la intensidad de puro blues del delta que consigue transmitir la interacción con un solvente grupo de envaucadora base rítmica, letra lírica tambien y resultado un notable tema que no muerde pero acaricia, y eso... también vale.
John Lee Hooker y sus ritmos de tendencia booguie nos visitan desde un cabernoso sonido, en "Juegas con Fuego", Antoine se lanza con tímido frasea a lanzar frías y dignas puyas a una amante antigua, o quizás actual, no se, pero el sonido indica que el final puede ser inminente y oscuro, doloroso, después un efectivo y bien interpretado solo de stratocaster que no aburre y si hace que los músculos de las piernas pierdan autonomía para hacer caso al sonido que de los amplis de Lebaron y sus chicos sale escupiendo blues en bilis, repetición tras el punteo, canto agónico en el agudo al que, aunque tirante vocalmente, sabe darle internacionalidad dramática, un nuevo corte interesante y entretenido sin que nos sea necesario ver grandes novedades en los recobecos de la fibra melódica del tema.
"Ay mil ojos. (un día de estos)" es una balada, nostálgica, melancólica, oscura y polvorienta, valiente en su discurso tanto musical como textual, cantada con el temblor de inseguridad que Antoine sabe disfrazar de intención, de lirismo, una buena banda de apoyo hace que este sea un tema del que sale victorioso y con resultados de enjundia al atravesar con su voz la fina capa de esmalte que decora una letra doliente y pelín plañidera, un muy buen tema, una bonita balada.
Cuatro temas que nos dan una idea clara de las intenciones de futuro de un artista que sospecho se preocupa mas de su producto musical que de su posible carrera de famoso estrella-Ferraris, que tiene pretensión de transmitir algo que siente y siente con pasión, dotado de una hermosa voz que debe empezar a creer en si misma y esa confianza no me cabe duda de que la hará engordar, sudar mas y con la energía conseguida morder, arañar y golpear con mas rabia.
De momento le podéis, debéis diría yo, visitar en el siguiente enlace: http://antoinelebaron.bandcamp.com/album/blues-station
Seguro que os gustara, en el enlace podreís escuchar los cuatro temas, y descargarlos por un módico precio. Intentaremos hablar con el artista en ciernes y que nos cuente algo de sus proyectos y sueños, que por momento y edad es lo que toca, cimientos para una futura carrera artística prometedora, intentaremos estar con el un ratejo.
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