El año pasado parecía complicado, y lo fue, el confeccionar una lista con los mejores discos del año, mucha vaca sagrada con vueltas al curro, con nuevos y bastante buenos discos: Springsteen, Dylan, Young, The Cult, Van Morrison, Rush, ZZ-Top, Dr. John, Cohen, McCartney...parecía que se habían puesto de acuerdo, convinado con discos sorprendentes como los grabados por Chuck Prophet, M. Ward, Colin Moore, Los Hermanos Robinson, Blackberry Smojke, Tedeschi y consorte...una matada de buenos discos que hizo difícil el confeccionar una lista reducida a unos pocos discos, y encima darle un orden lógico que sea el creador de la misma el primero en creersela...mas o menos, y después de bastantes vueltas, lo conseguimos con bastante dignidad.
Este año parecía que la labor iba a ser mas relajada, menos nombres de enjundia, menos glorias vivas, mas tranquilo el asunto vaya...pues no, el mercado se ha llenado de discos de diferentes texturas pero que atesoran calidad, mucha gente joven pendiente de colocar los pies definitívamente en el interior del tren que les lleve al barrio de la consolidación y que, alguno con su último trabajo debajo del brazo, puede conseguirlo.
Este año hay Rock & Roll, clásico y adrenalítico, viejas glorias destilando licor de muchos años de maceración en corazones viejos y vividos, que han fermentado licores de deliciosa espirituosidad, y que han repartido en copas de aroma añejo y celestial en botellas que pensábamos que ya no pondrían sobre la mesa veteranos tan ilustres, pero que si...han desempolvado el quicio de la puerta de la bodega.
Y mucho disco bonito, discos repletos de acústicas que acarician el terciopelo del alma, que susurran sus emotivas proclamas personales, sus anhelos románticos, sus problemas enredados en la madeja de lana de la vida.... y lo hacen a base de cañonazos, de cañonazos de colores pastel y acústicas que quedan flotando repitiendo su historia como una plegaria, de pianos empeñados en no dejar solos a sus hacedores, en voces que sin elevar el tono se hacen entender a base de sentimiento vibrando en la boca en pleno canto intimo y reflexivo, discos bonitos, llenos de bonitas canciones, que además son sinceras y humildes, reflexivas y suplicantes.
Conrad Shiner, David Lumming, John Corbett o Turner Cody son claros ejemplos de esto que comento y que están invitándome a que les incluya en la famosa listita de fin de año.
Pues señores se les ha unido uno mas, y creanme que la competencia de este señor es dura, muy dura porque es disco que hace unas semanas ha publicado Jason Isbell es una auténtica maravilla.
El ex Drive By Truckers ha dado un giro al estilo que le confirmo como uno de los grandes músicos americanos del momento y nos ha regalado un trabajo mucho mas intimo, lírico, reflexivo y dominado por la acústica desnuda abrazando la sincera voz de Isbell, sincera porque lo es, y mucho, el cantante de Athens nos habla de sus problemas, especialmente los derivados de su adicción al alcohol, y las consecuencias que le han ocasionado, y lo hace de forma desnuda, pensando en voz alta sobre este tema y también otros, reflexiones encuadradas en auténticos delirios melódicos de dulce recorrido lírico, estribillos susurrantes, pianos que parece que no están pero que redondean las canciones y arreglos sencillos, que pasan desapercibidos, algún aporte country o racial y mucha emoción, mucha desnuda emoción.
El disco lo produce con elegancia y sencillez Dave Cobb, y en el intervienen miembros de su antigua banda, 400 Unit, que tan buenos resultados dio tanto en estudio como en escena, Kim Richey, cantautora country que dulcifica con su voz el tema "Relatively Easy", bella tonada, simple y acariciadora que cierra el álbum.
Amanda Shires que aporta el color broncíneo de su feddle regalando brisas countrys con sus lamentos en temas como la maravillosa "Traveling Alone" sincera, descarnada y triste.
Chad Gamble y Jimbo Hart, en la sección rítmica, se encargan de que los temas tengan tiempo y latan, que no mueran de belleza y lo consiguen, Derry DeBorja hace, como hacía con 400 Unit, que sus teclas sean la argamasa que une todo en una estructura de fina seda que flota dejando estela de color y movimientos delicados tras de si, sin hacer ruido ni estruendo.
Un par de rockandrolles de poderosa sonoridad interrumpen momentáneamente los momentos de plácida reflexión, nos hacen abandonar la cimbreante paz de la mecedora y nos ponen en pie, haciendo que las botas claven su emoción contenida en el pavimento, dando un respiro al cerebro, que sudoroso disfruta de dos fantásticos y necesarios cortes rockeros: "Flying Over Water" y "Super 8", mas country y agresiva, un despilfarro de electroenergia, fantástica...
"Cover Me Up", abre el disco y es sencilla pero compleja, melodía perfecta, actuación vocal de excepción, slides aullando en lontananza, bella como un amanecer estival, "Stockholm" es otro medio tiempo de hermoso transcurrir melódico, cantado con la inestimable cobertura de la sta. Richey, un tema de reminiscencias countrys de dulce recorrido. "Elephant", "Diferent Day" o "Live Oak", son temas de sincera puesta en escena sónica, con un Isbell que canta con la voz de la garganta y la verdad que solo sabe destilar un alma que ya descansa, un hígado que ya ha purgado sus pecados y lo ve todo de otro color, un Isbell que canta como nunca, y que crea belleza en base a una sincera reclama que comparte con todo aquel que le quiera escuchar, un músico sincero, desnudo ante su arte y su vida, un artista de excepción...
Tanto "New South Wales" como "Yvette" son dos canciones rotundas, fieles a la realidad del disco que nos regala Jason, creen en un futuro mejor, mas optimistas insisten en llenar el aire de la mejor convinacion de corcheas que pueda imaginar un corazón anhelante de bellas provocaciones musicales, guitarras timoratas que dejan impronta de su compañerismo sonoro y un bajo que dice como y cuando en comunión con una callada batería, deliciosos temas, como todo, aboslutamente todo el disco.
Recuerdos romanticos en la calmada y apacible "Songs That She Sang In The Shower", cantada con la calma que da cuando ya, el pasado, no duele...
Precioso disco de Jason Isbell, que gira hacia adentro en esta ocasión haciendo un ejercicio de terapia personal y un desparrame de sensibilidad desnuda y franca que brilla con una luz tenue y hermosa, esa que viene del interior del corazón sanado y ansioso de salir a contar su historia y catartizarse así mismo, y empezar a volver a ser libre...
Imprescindible trabajo para todos los amantes del folk, rock, country y lo que deseéis, pero escrito bajo la barita del hada de la melancolía y el lírismo...Estará en la lista de fin de año seguro, ahora no se ni puesto ni con quien porque este año, por suerte, vuelve a haber mucho.
Estupenda entrada que suscribo al cien por cien. Me alegro de que Isbell haya podido dejar atrás sus problemas con el alcohol, es algo que su música y su salud lo agradecerán, no todo el mundo puede beber como un cosaco como si nada. El talento de Jason es descomunal, con sólo decir que la primera canción que Patterson Hood le escuchó cuando le fichó para los Truckers es TVA, alguien tan joven en esa época y que hiciera una canción tan increible, tan profunda y sentida, eso no está al alcance de cualquiera.
ResponderEliminarSaludos.
Otro de esos discos que estoy segura escucharé millones de veces en tardes de otoño, en noches de invierno junto a esa gente que ya es también, tu gente Addi...precioso post cargado de sentimiento y buen gusto,maravilloso Jason Isbell,arranca emoción con sus canciones, y sí, pedazo bajo,acojonante, un beso enorme.
ResponderEliminarCuanto mas tempestades sobrelleva un artista... parece que esa formula da buenos resultados .
ResponderEliminarGracias por este aporte que me viene barbaro para el comienzo de nuestra primavera en la que tendre muchas tardes tirado en la mecedora disfutando de esta americana
Un abrazo maestro
Me da la impresión de que es un candidato más que probable para la elección. Ya contarás.
ResponderEliminarUn abrazo!
Sí que suena bonito, my great friend, de los que creo que hay que escuchar detenidamente. Un abrazo.
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