Cuando uno se choca contra los primeros segundos de un disco como "Lowlands" de los norteamericanos The Flying Eyes tiene, en principio, dos alternativas:
Una es temblar como una hoja en medio del temporal, apagar el aparato reproductor y huir lo mas lejos que sean capaz de llevarte tus pies, presa de un pánico atroz a lo que puedan esconder esos sonidos, pánico que no puedes controlar por lo que, de oscuros y amenazantes tienen esas roncas guitarras que mas que dar la bienvenida a su disco parecen querer espantar a todo aquel que ose visitar estas latitudes sonoras.
La otra es subir el volumen, clavar los pies en el suelo y no perder detalle del mensaje que sin duda esconden tan tenebrosos riffs, desafíándolos, retándolos a rugir mas fuerte, a hacer que The Doors parezcan claros como una rociera mañana de julio, provocando a la furia eléctrica que destila la música, negra como sombra de la muerte, que fabrican a fuego lento los miembros de The Flying Eyes.
Sé que los que aquí soléis acercaros tomareis la segunda de las posibilidades, y os aseguro que haréis bien, no os arrepentiréis y saldréis victoriosos del envite. ¿El premio a tan épica victoria?...Muy sencillo: Los nueve temas que conforman este disco, y que tras la primera impresión, como de intento de invasión de las tropas del infierno a este acobardado planeta, empezará a mostrar su cara mas amable, dentro de una ferocidad insistente, luciferina y chorreando sangre caliente y biscosa, pero una cara que hará hueco en el cerebro y que se terminará dejando doblegar por oyentes como nosotros, osados y hambrientos de sonidos nuevos, que rellenen nuestras cada vez mas exiguas reservas de capacidad de sorpresa, y una vez doblegada la voluntad sónica de estos temas humeantes y amenazadores, entonces, llegará el disfrute, el sentirse diferente en la escucha de tan expresivas y adictivas composiciones.
Y es que, en esencia, este último trabajo de The Flying Eyes es un compendio de blues, psicodelia, hard-rock y ritmos sureños siempre bajo la influencia de la cara mas oscura y febril de Jim Morrison y sus compadres, aquella cara oscura y enfermiza que adopto la banda angelina en discos como "Nothing Like The Sun", poblados por guitarras que parecían dotadas para dar sonido a las pesadillas mas enfermizas.
A eso suena la guitarra que da comienzo al disco, una especie de rugido agorero y espeluznante que poco a poco va transformándose en un rítmico tema de inspiración sesentera donde se mezcla el blues con el grunch mas abismal, "Long Gone" es el tema, un comienzo que es toda una declaración de intenciones.
Si sus guitarras son indispensables para que funcione su concepción sónica, la voz del vocalista Will Kelly es fundamental, enérgica, ágil y con capacidad de penetrar en las mas férreas voluntades psicológicas, sus interpretaciones canoras son directas y afiladas, recordando la personalidad desbordante de Morrison, cantante de absoluta excepción; no es menos importante la base rítmica, el ritmo es de una contundencia terrible, parece un eco que viaja por el espacio desde las calderas mas escondidas del averno, reparar en la rotundidad del ritmo poderoso de esta banda.
Este ritmo queda de manifiesto en la blusera y por momentos hardrockera "Under The Iron Feet", castigador tema de regusto liségico, fantástico.
Continúan los sonidos oscuros, que atenazan los nervios, que a la espera de la siguiente inflexión, sufren de ansia de mas sonido, empiezan a ser domesticados estos hijos de Satan, así "Rollin' Thunder" pasa mas fluida por nuestro circuito nervioso, los pies empiezan a asimilar como cercanos estos sonidos hasta hace poco aterradores, y empiezan a moverse al latido de un corazón de necesita ser amado u odiado pero no obviado.
"Smile" es The Doors, aquellos de su ocaso, aquellos que ocultos en la tempestad entonaban como una letanía "The End", desparramando incertidumbre por doquier, así suena esta magnífica composición.
Sonidos tenues y una acústica, voz cálida y profunda y el bajo empieza a marcar su terca dictadura, psicodelia en las guitarras, melodía de belleza vestida de negro, de bruja, y de repente...lirismo, genial tema que responde al titulo de: "Alive in Time".
Guitarras mas caseras, relajadas y reconciliadoras, ritmo clásico de nuestro viejo amigo el rock, calma y emoción en "Lowlands", no dura mucho el tiempo para el relajo y un ritmo vivo y bailable da brío a nuestra conciencia ya dueña y señora del sonido de estos cuatro caballeros de Mariland, nos divertimos con "Eye Of The Storm", nuevamente se junta el rock con la psicodelia.
Volvemos a 1967, The Beatles visitan el infierno, al menos las estancias de The Flying Eyes y les dejan apuntes de psicodelia, "A Day in The Life" parece jugar al escondite con los acordes ideados por el grupo para conformar la extraordinaria y Beatlemana "Comfort Machine".
Y para cerrar el disco y terminar con la liturgia mortecina del sonido negro y contaminado de estos tipos, ¿que mejor que una mirada a The Who?, guitarras que son trallazos y voces corales que fluyen como una plegaria al todopoderoso, y es que claro, el tema se llama "Surrender"...¿Quiere decir esto que se saben vencidos?, pues no, aquí vencemos todos, pero vencemos por valientes, por enfrentarnos a los fantasmas sónicos que propone esta joven banda, que deja sus cartas boca arriba para que todos veamos su juego, eso si, hay que bajar hasta los infiernos del blues, de la psicodelia, acercarse demasiado a los actuales aposentos de Jim Morrison cuyo influjo tiñe de profundidad sónica este fenomenal y distinto, a la vez de tópico, disco.
Una es temblar como una hoja en medio del temporal, apagar el aparato reproductor y huir lo mas lejos que sean capaz de llevarte tus pies, presa de un pánico atroz a lo que puedan esconder esos sonidos, pánico que no puedes controlar por lo que, de oscuros y amenazantes tienen esas roncas guitarras que mas que dar la bienvenida a su disco parecen querer espantar a todo aquel que ose visitar estas latitudes sonoras.
La otra es subir el volumen, clavar los pies en el suelo y no perder detalle del mensaje que sin duda esconden tan tenebrosos riffs, desafíándolos, retándolos a rugir mas fuerte, a hacer que The Doors parezcan claros como una rociera mañana de julio, provocando a la furia eléctrica que destila la música, negra como sombra de la muerte, que fabrican a fuego lento los miembros de The Flying Eyes.
Sé que los que aquí soléis acercaros tomareis la segunda de las posibilidades, y os aseguro que haréis bien, no os arrepentiréis y saldréis victoriosos del envite. ¿El premio a tan épica victoria?...Muy sencillo: Los nueve temas que conforman este disco, y que tras la primera impresión, como de intento de invasión de las tropas del infierno a este acobardado planeta, empezará a mostrar su cara mas amable, dentro de una ferocidad insistente, luciferina y chorreando sangre caliente y biscosa, pero una cara que hará hueco en el cerebro y que se terminará dejando doblegar por oyentes como nosotros, osados y hambrientos de sonidos nuevos, que rellenen nuestras cada vez mas exiguas reservas de capacidad de sorpresa, y una vez doblegada la voluntad sónica de estos temas humeantes y amenazadores, entonces, llegará el disfrute, el sentirse diferente en la escucha de tan expresivas y adictivas composiciones.
Y es que, en esencia, este último trabajo de The Flying Eyes es un compendio de blues, psicodelia, hard-rock y ritmos sureños siempre bajo la influencia de la cara mas oscura y febril de Jim Morrison y sus compadres, aquella cara oscura y enfermiza que adopto la banda angelina en discos como "Nothing Like The Sun", poblados por guitarras que parecían dotadas para dar sonido a las pesadillas mas enfermizas.
A eso suena la guitarra que da comienzo al disco, una especie de rugido agorero y espeluznante que poco a poco va transformándose en un rítmico tema de inspiración sesentera donde se mezcla el blues con el grunch mas abismal, "Long Gone" es el tema, un comienzo que es toda una declaración de intenciones.
Si sus guitarras son indispensables para que funcione su concepción sónica, la voz del vocalista Will Kelly es fundamental, enérgica, ágil y con capacidad de penetrar en las mas férreas voluntades psicológicas, sus interpretaciones canoras son directas y afiladas, recordando la personalidad desbordante de Morrison, cantante de absoluta excepción; no es menos importante la base rítmica, el ritmo es de una contundencia terrible, parece un eco que viaja por el espacio desde las calderas mas escondidas del averno, reparar en la rotundidad del ritmo poderoso de esta banda.
Este ritmo queda de manifiesto en la blusera y por momentos hardrockera "Under The Iron Feet", castigador tema de regusto liségico, fantástico.
Continúan los sonidos oscuros, que atenazan los nervios, que a la espera de la siguiente inflexión, sufren de ansia de mas sonido, empiezan a ser domesticados estos hijos de Satan, así "Rollin' Thunder" pasa mas fluida por nuestro circuito nervioso, los pies empiezan a asimilar como cercanos estos sonidos hasta hace poco aterradores, y empiezan a moverse al latido de un corazón de necesita ser amado u odiado pero no obviado.
"Smile" es The Doors, aquellos de su ocaso, aquellos que ocultos en la tempestad entonaban como una letanía "The End", desparramando incertidumbre por doquier, así suena esta magnífica composición.
Sonidos tenues y una acústica, voz cálida y profunda y el bajo empieza a marcar su terca dictadura, psicodelia en las guitarras, melodía de belleza vestida de negro, de bruja, y de repente...lirismo, genial tema que responde al titulo de: "Alive in Time".
Guitarras mas caseras, relajadas y reconciliadoras, ritmo clásico de nuestro viejo amigo el rock, calma y emoción en "Lowlands", no dura mucho el tiempo para el relajo y un ritmo vivo y bailable da brío a nuestra conciencia ya dueña y señora del sonido de estos cuatro caballeros de Mariland, nos divertimos con "Eye Of The Storm", nuevamente se junta el rock con la psicodelia.
Volvemos a 1967, The Beatles visitan el infierno, al menos las estancias de The Flying Eyes y les dejan apuntes de psicodelia, "A Day in The Life" parece jugar al escondite con los acordes ideados por el grupo para conformar la extraordinaria y Beatlemana "Comfort Machine".
Y para cerrar el disco y terminar con la liturgia mortecina del sonido negro y contaminado de estos tipos, ¿que mejor que una mirada a The Who?, guitarras que son trallazos y voces corales que fluyen como una plegaria al todopoderoso, y es que claro, el tema se llama "Surrender"...¿Quiere decir esto que se saben vencidos?, pues no, aquí vencemos todos, pero vencemos por valientes, por enfrentarnos a los fantasmas sónicos que propone esta joven banda, que deja sus cartas boca arriba para que todos veamos su juego, eso si, hay que bajar hasta los infiernos del blues, de la psicodelia, acercarse demasiado a los actuales aposentos de Jim Morrison cuyo influjo tiñe de profundidad sónica este fenomenal y distinto, a la vez de tópico, disco.
Si hay que ser valientes pues adelante. He estado escuchando algunas cosas, oscuros, estas cosas me interesan. Intentaré escucharlo con mayor detenimiento. Abrazo, my grandfriend.
ResponderEliminarPUA que buena esta banda!!!! Bastante stoner!!! No me gusto mucho la pronunciacion del cantante, pero bueno, no es para tanto. Ya mismo busco el disco. Me hizo recordar a Dead Meadow. Conoces?
ResponderEliminarTe recomiendo la ultima banda de la que escribi. Es uruguaya de blues rock del bueno. Disculpa si te molesta la recomendacion, es que es mi forma de ayudar las bandas under de mi pais: http://hoboblues2013.blogspot.com/2013/10/oro-blues-pesado.html
Saludos!
Johnny: Hobre Johnny, a estas alturas de la vida nos van a asustar unos tipos como estos, despues de noches de rock y momentos como el de las Vulpes en el Umore...
ResponderEliminarMe encanta el disco y el grupo, dale un toque.
Un fuerte abrazo amigo mio.
Santiago Bogacz:No me molesta en absoluto, de echo intento promocionar un poco por aqui a los grandes Matias Cantante y los Extraterrestres de tu país y que conocí en tu casa, asi que por ahi tranquilo. No me he puesto con Dead Meadow, pero lo tengo pendiente, me encanta Flying Eyes, y en cuanto pueda paso por tu blog y echamos un vistazo a tu ultima entrega, cosa que suelo hacer.
Abrazo.