Que romántica puede resultar una estación...romántica y triste, y solitaria y amenazadora...incluso dramática en una pantalla de cine...
Mientras todo París se pelea por subir a un tren que les aleje de la ocupación nazi, Rick ve diluirse entre lluvia y lágrimas las últimas letras que le unen a su chica, bajo el aguacero los nazis han pasado a un segundo lugar, el dolor del abandono es el único sentimiento que golpea el corazón en el cínico héroe de Casablanca mientras a empujones es introducido en el tren salvador por Sam, tren salvador y definitívamente separador...
Como pesa la soledad, cómo golpea, mas que el sol del desierto el silencio en aquella estación a la que llega Spencer Tracy en Codigo de Silencio, estación amenazadora, hostil...le condena y será su salvación...que película aquella de John Sturges.
¿Y aquel tren clavado en el congelado corazón de los Balcanes?...Aquel en el que la muerte comparte vagón con unos personajes atados a un pasado, a un muerto y a los que Hercules Poirot tratará de desenmascarar antes de que el rompehielos les libere de su presidio de hielo...nunca nadie llevó al cine a Poirot como Lumet en aquel tren de misterio y crimen que es Asesinato en el Orient Express.
Pero mi favorita es aquella estación pequeña, de fugaces cafés en el bar, cafés y trozos de tarta esperando el siguiente tren, estación de cercanías que es testigo de una sucia y culpable relación de miradas, de frases sin terminar entre dos maduros y demasiado buenas personas, y demasiado casadas también...el fuego y el miedo se mezclan y crean un estado de enamorado sufrimiento frente al humeánte café, con la vista perdida en el bar, temerosos de ser vistos, de ser interrumpidos en su sufridor encuentro semanal, de ser descubiertos en su torpe e inofensivo adulterio...esa estación oscura, triste, muda...romántica, la estación de Breve Encuentro, glorioso debut de David Lean.
Trenes asaltados por ladrones polvorientos que cubren sus rostros con pañuelos anudados en la nuca. Trenes con la exclavitud viajando en su interior, atravesando el abrasador verano del sur americano mas racista o el helador invierno centro-europeo con el campo de Krakovia como última parada, última y definitiva parada...
Desde un plano picado corto y desesperado empieza a subir la cámara, a subir, subir, subir...hasta que la mas tremenda panorámica de la historia del cine nos muestra la estación de Atlanta convertida en hospital de campaña, en cementerio y en anden de horrores, de lloros de padres, suspiros de dolor o alegría de novias y esposas, de hijos con dientes apretados taponando a fuerza de orgullo los lacrimales mientras con el rostro crispado juran vengar a su padre o hermano caído...El fin del quimérico y orgulloso, no, soberbio sueño confererado plasmado con cruel realidad por Fleming en Lo Que El Viento Se Llevo...
Trenes que separan amantes, amantes que corren desesperados por el andén, aferrándose a la que en el fondo saben que será ultima mirada, el último beso lanzado al aire antes de que el tren coja velocidad y solo quede esperar a que el olvido cure las heridas...
Los padres, orgulloso el, con el pañuelo arrugado en las temblorosas manos ella, llorando la partida del hijo que va a buscar fortuna, que sube al tren que habrá de llevarle a un futuro mejor...¿que encontrará?.
Y la estación que devuelve a Vito Corleone a Sicilia a rubricar su vendetta en la segunda entrega de El Padrino, la navideña y llena de falsedad estampa de la alta sociedad franquista reflejada en aquella estación en Plácido del gran Berlanga y...tantas estaciones...
Que maravillosos son los trenes y las estaciones en el cine, que líricas y emotivas, que bellas y tristes...
Y la música, las canciones, tampoco ellas se han podido abstraer de la magia hipnótica y épica de los trenes alejándose, de la dolorosa soledad de una estación vacía en la madrugada, el denso silencio roto por el paso de algún tren de mercancías que como un buque fantasma de los mares atraviesa la noche en fantasmagórico y herrante recorrido por la llanura rodeado de negrura y desolación.
Como no recordar aquel último tren que cogieron los chicos de Jeff Lynne en su célebre "Last Train To London"...ELO.
Y que me decís de aquel tren de largo recorrido de los setenteros Doobie Brothers que acaloraba la sangre con sus guitarras cimbreantes y su melodía contaminantemente contagiosa...
Pero amigos míos para trenes aquel que evocaba Robert Johnson en la cruel y sufridora letra de esa POM por tantos intentada, por tan pocos conseguida que es "Love In Vain"...el tren que la aleja ...
Incluso los mas cañeros han sucumbido al embrujo de los trenes, a la lírica y atrayente belleza de las estaciones, hasta los mas duros del barrio...
Y Springsteen nos regalo aquella bonita balada en su célebre y no por todos amado "Born In The USA", se titulaba "Downbound Train".
Hoy mi colega y amigo Evánder nos recuerda una genial y olvidada de Eagles: "Train Leaves Here This Morning" en su maravilloso desván, no os la perdáis pinchando aquí lo que no salga de ese baúl...
Y también la piel de toro ha sido mancillada por las lágrimas que huían por la ventanilla de un tren que atraviesa, poblado de dolor la madrugada, que me decís de...
Por supuesto hay mas, estas son solo unas pocas, se me ocurre ahora mismo aquella tan bonita de "EL Chacacha del tren", pero mejor no jodemos el domingo que es el día del señor y de las señoras...espero que lo disfrutéis.
Mientras todo París se pelea por subir a un tren que les aleje de la ocupación nazi, Rick ve diluirse entre lluvia y lágrimas las últimas letras que le unen a su chica, bajo el aguacero los nazis han pasado a un segundo lugar, el dolor del abandono es el único sentimiento que golpea el corazón en el cínico héroe de Casablanca mientras a empujones es introducido en el tren salvador por Sam, tren salvador y definitívamente separador...
¿Y aquel tren clavado en el congelado corazón de los Balcanes?...Aquel en el que la muerte comparte vagón con unos personajes atados a un pasado, a un muerto y a los que Hercules Poirot tratará de desenmascarar antes de que el rompehielos les libere de su presidio de hielo...nunca nadie llevó al cine a Poirot como Lumet en aquel tren de misterio y crimen que es Asesinato en el Orient Express.
Pero mi favorita es aquella estación pequeña, de fugaces cafés en el bar, cafés y trozos de tarta esperando el siguiente tren, estación de cercanías que es testigo de una sucia y culpable relación de miradas, de frases sin terminar entre dos maduros y demasiado buenas personas, y demasiado casadas también...el fuego y el miedo se mezclan y crean un estado de enamorado sufrimiento frente al humeánte café, con la vista perdida en el bar, temerosos de ser vistos, de ser interrumpidos en su sufridor encuentro semanal, de ser descubiertos en su torpe e inofensivo adulterio...esa estación oscura, triste, muda...romántica, la estación de Breve Encuentro, glorioso debut de David Lean.
Trenes asaltados por ladrones polvorientos que cubren sus rostros con pañuelos anudados en la nuca. Trenes con la exclavitud viajando en su interior, atravesando el abrasador verano del sur americano mas racista o el helador invierno centro-europeo con el campo de Krakovia como última parada, última y definitiva parada...
Desde un plano picado corto y desesperado empieza a subir la cámara, a subir, subir, subir...hasta que la mas tremenda panorámica de la historia del cine nos muestra la estación de Atlanta convertida en hospital de campaña, en cementerio y en anden de horrores, de lloros de padres, suspiros de dolor o alegría de novias y esposas, de hijos con dientes apretados taponando a fuerza de orgullo los lacrimales mientras con el rostro crispado juran vengar a su padre o hermano caído...El fin del quimérico y orgulloso, no, soberbio sueño confererado plasmado con cruel realidad por Fleming en Lo Que El Viento Se Llevo...
Los padres, orgulloso el, con el pañuelo arrugado en las temblorosas manos ella, llorando la partida del hijo que va a buscar fortuna, que sube al tren que habrá de llevarle a un futuro mejor...¿que encontrará?.
Y la estación que devuelve a Vito Corleone a Sicilia a rubricar su vendetta en la segunda entrega de El Padrino, la navideña y llena de falsedad estampa de la alta sociedad franquista reflejada en aquella estación en Plácido del gran Berlanga y...tantas estaciones...
Que maravillosos son los trenes y las estaciones en el cine, que líricas y emotivas, que bellas y tristes...
Y la música, las canciones, tampoco ellas se han podido abstraer de la magia hipnótica y épica de los trenes alejándose, de la dolorosa soledad de una estación vacía en la madrugada, el denso silencio roto por el paso de algún tren de mercancías que como un buque fantasma de los mares atraviesa la noche en fantasmagórico y herrante recorrido por la llanura rodeado de negrura y desolación.
Como no recordar aquel último tren que cogieron los chicos de Jeff Lynne en su célebre "Last Train To London"...ELO.
Y que me decís de aquel tren de largo recorrido de los setenteros Doobie Brothers que acaloraba la sangre con sus guitarras cimbreantes y su melodía contaminantemente contagiosa...
Pero amigos míos para trenes aquel que evocaba Robert Johnson en la cruel y sufridora letra de esa POM por tantos intentada, por tan pocos conseguida que es "Love In Vain"...el tren que la aleja ...
Incluso los mas cañeros han sucumbido al embrujo de los trenes, a la lírica y atrayente belleza de las estaciones, hasta los mas duros del barrio...
Y Springsteen nos regalo aquella bonita balada en su célebre y no por todos amado "Born In The USA", se titulaba "Downbound Train".
Hoy mi colega y amigo Evánder nos recuerda una genial y olvidada de Eagles: "Train Leaves Here This Morning" en su maravilloso desván, no os la perdáis pinchando aquí lo que no salga de ese baúl...
Y también la piel de toro ha sido mancillada por las lágrimas que huían por la ventanilla de un tren que atraviesa, poblado de dolor la madrugada, que me decís de...
Por supuesto hay mas, estas son solo unas pocas, se me ocurre ahora mismo aquella tan bonita de "EL Chacacha del tren", pero mejor no jodemos el domingo que es el día del señor y de las señoras...espero que lo disfrutéis.
Breve Encuentro es favorita en mi TV.
ResponderEliminarAdoro esa pelicula, es romanticismo urbano y temeroso de Dios, genial
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