El caso es que mientras aún de forma bastante habitual sigo pinchando su anterior artefacto, aquel "Down the River" (2012) que hizo de él uno de mis favoritos de entre los cantores que expulsan silabas de su vientre como si fueran escupitajos de veneno de serpiente extraído de una herida hedionda, de los que en la garganta dejan vivir y oxidarse los desamores hasta que su hiel forma parte de su aliento y de los que se quedan escuchando como el dolor transporta su cuchillo por las arterias hasta que termina clavándose en su nuca, me sorprende la publicación de este nuevo trabajo de este juglar de la desolación.
Uno de los que, enamorados de un perpetuo silencio, parecen vagar por las praderas, guitarra y zurrón en ristre esperando el siguiente garito que acoja durante un par de horas sus suspiros ácidos de pasados amargos y futuros inciertos, sus melodías nacidas de desamores polvorientos, perdiéndose su recuerdo entre la polvareda levantada por la tormenta nocturna de su memoria...uno de esos que hacen de la música su forma de seguir adelante, a golpe de folk, de country y de la poesía bella y sincera de los perdedores.
Y cuando lo tuve ante mi sentí miedo, este año mas de un artista de los que más me han hecho sentir durante el último lustro me han decepcionado con sus últimos discos, y me daba miedo que me volviese a ocurrir con Malcolm y este "Pitiful Blues".
Nada mas abrir el disco se descubre que al menos estilísticamente no va a ofrecernos este trabajo sorpresas raras ni sobresaltos, suena como acostumbra el tipo, a música de vagabundo, cansado y castigado pero insuflado de una extraña fuerza que emana del duende adquirido tras años rodando por los caminos mas sinuosos de la vida, adivinamos en sus arrugados pentágramas cansancio pero no derrota, desencanto pero no desesperanza y todo el veneno que puede salir de una rasposa laringe y de unos dedos callosos de pellizcar cuerdas y pisar trastes.
Sonido básico y pantanoso, vocalidad que nos recuerda al Dylan de los últimos trallazos, al John Lee Hooker mas desquiciciado y como siempre, (al menos a mi) recordando la elegancia y aristocracia en el fraseo de John Hiatt.
Folk empapado de la humedad fangosa del delta y herido por los dardos envenenados del blues mas oscuro y sombrío que oyó el Mississippi allá en su desembocadura, clavándose estos en la textura de este sonido seco y silvestre, Robert Johnson en la retaguardia estilística de las canciones de este tipo de Ashville (Carolina del Norte), aunque el folk es quien domina en la expresión de Malcolm Holcombe por encima de otros palos.
Y canciones, diez, arenosas, de las que reptan por tus intestinos buscando tu alma para alimentarse de ella, melodías carentes de luz, apartadas de optimismo y aparentemente decididas a quemar las naves, sinuosas y febriles que embaucan neuronas y adormecen sentidos, que te llevan al lado oscuro del hombre, que lloran sin lágrimas.
Desesperado canto acústico y abrupto el primer tema "Pitiful Blues" trae enganchado a su chepa un sucio y roñoso blues escondido tras una steel guitar.
Dylaniana expresión en el country polvoriento de la excelente "Roots", y mas folk con aires vaqueros en uno de los cortes mas luminosos y frescos "Sing for a Sally" que es casi un canto de alegría.
Pantanosa aparición de una fantasmagórica voz pertrechada tras una espesura sonora a base de arpegios, extraño y negro tema: "Savannah Blues" que da lugar a otro corte de soleado recitar y cálidas acústicas que se enredan con steels, dando forma a un animado estribillo, hablamos de la estupenda "Another Dispair".
Ligera y bienintencionada, suena realmente agradable este genuino airecito titulado "The Music Plays On".
Fin de fiesta con la elegante y hermanada con cualquiera de los temas que merodean por los surcos del ultimo LP de Hiatt, (al que le veo ciertas similitudes con este que nos ocupa), hablamos de la guinda del pastel, o mejor dicho, del hielo en la penúltima copa, del colofón "For the Love of a Child" que no desmerece a ningún otro corte, aunque transmite mas humanidad y amabilidad que otros momentos mucho mas escurridizos.
Este post ha sido escrito para su publicación en ZRS el pasado 27 de agosto de 2014, para acceder desde allí al post pinchar aqui.
No me suena de nada este buen hombre, pero su propuesta de guitarra y voz tan desnuda me seduce. El segundo tema va en una onda muy Steve Earle.
ResponderEliminarBuen descubrimiento.
Saludos.
Creo Rockland que te puede gustar mucho este tio, tiene sus semejanzas con Scott H. Biram o Lincoln Durham, menos electrico pero seguro que te gusta, tiene varios discos ya y es de los que no suele decepcionar.
EliminarSaludos.
ESta vez, y con este disco, me ha partido el alma....Que disco mas grande se ha marcado el bueno de Malcolm. uffffffffffff
ResponderEliminarY a cada escucha se esta haciendo mas grande, un disco cojonudo si señor, supera su anterior intento, gran disco, este tío no es de los que decepciona
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