Mucho tiempo llevaba sin acercar mis orejas a la música de
Cracker, a todas luces demasiado, tanto es así que hacía meses, incluso puede
que años que no los recordaba…jugadas de la memoria, traiciones infringidas por
la tramposa inmediatez con la que vivimos esta fiebre que siempre da calentura
a nuestros corazones que es la música, un vértigo, una sucesión de temas,
discos, vinilos, youtubes y spotifys que desfilan ante nosotros tentándonos cual
sirenas de Ulises, cegando nuestro sentido común y no permitiéndonos ejercer el
necesario ejercicio de mirar hacia atrás para mantener un ancla imaginaria pero
fuerte como el acero incrustada a lo que
siempre está ahí, a esos discos y artistas que se instalaron en la suite de
nuestro corazón musical, y que poco a poco vamos mudando de cuarto, hasta casi dejarlos acabar
en los calabozos del olvido.
Que esto es una vergüenza es evidente, pero que no se hace
con mala fe también, y si alguien llega a tiempo de rescatar a artista
condenado al olvido y a melómano acuciado de amnesia por empacho de archivos y
voracidad estúpida de músicas, pues entonemos un humilde mea culpa, apurémonos a
desfacer el entuerto y procurar propósito de enmienda, que llega buena época
para ello, la ideal para apostar por los buenos propósitos para el futuro
inmediato.
Esto me ha ocurrido con Cracker, demasiado tiempo sin
recuperar sus bombazos del pasado, demasiado material de menor enjundia que el
de los californianos haciendo fantasmagórico eclipse a sus obras incontestables…pero
ha llegado el auxilio, los compañeros de la blogosfera colocando el último
disco de éstos en lugares prominentes de sus listas me han hecho ver mi error y
lanzarme a pinchar este doble disco que supone la vuelta tras cinco años de la
banda capitaneada por David Lowery y Johnny Hickman, que además se hacen acompañar
para dar latidos a sus creaciones de David Faragher (bajo) y Michael Urbano
(batería), quienes ya pusieron en funcionamiento el corazón latente y rítmico del
mítico “Kerosene Hat”.
Y desde la primera pinchada te das cuenta que el arte al
final tiene una especie de coordenada especial donde solo se saben ubicar unos
pocos, y cuyo camino hacia ella no está dibujado en mapas ni aparece en GPSs,
no se aprende en escuelas, ni se hereda, se nace con el camino aprendido y se
encuentra únicamente haciendo canciones de forma natural, como si se comiese o
se amase…esa cualidad la tienen estos tipos, como lo demostraron en sus
anteriores nueve trabajos y lo vuelven a hacer en este décimo.
Y es que este décimo es soberbio, y te das cuenta como digo
desde la primera escucha, dividido en dos discos, un primero: “Berkeley”,
dominado por los ritmos ásperos, húmedos y con cierta grasa en algunos casos,
palpando las suntuosidades resbaladizas del rock, del punk y de ese sucio
country-rock garitero que emana tanta emoción como furia.
Letra que es un terremoto avanzando sobre una delicada piel
acústica para la bonita “Torches and Pitchforks”, propuesta de justicia que
explota en un pegadizo estribillo, como también hay proclamas en el no menos
pegadizo aunque más electrificado de la polvorienta “March of Billionaires”.
Como una especie de mezcla entre el punk y el Dylan más áspero, eeso me parece encontrar en el coctel de la magnífica: “Beautifull” y rock de
reptantes gemidos y perezoso ritmo cruzado por guitarras que flagelan con
acidez, coros y excelente letra para: “El Comandante”.
Homenaje a la ciudad de “El Cerrito” con CCR en el horizonte
y desierto en la temperatura agobiante de este corte que lleva el título de la
localidad homenajeada, a este le sigue la sorprendente y desorganizada
actividad de “Reaction”, y guitarras, ritmos y voces que miran a la costa del
San Francisco más añejo musicalmente, aquel que hermano impresiones con
Woodstock cuando el reclamo era el amor, la dura: “You Got Yourself Into This”,
vertiginosa y sublime. Que continua de forma perfecta con la de aire glam “Life
in Big City”, coros plásticos y piano honky-tonk escondido tras guitarras
rugientes.
Y matamos el primer disco con la extraordinaria melodía de
suntuosidades vocales y guitarras escondidas entre la espesura del bajo y la
dictadura de la batería, un tema que suena a eternidad, el grandioso: “Waited My Whole Life”.
En el segundo: “Bakersfield” nos ofrecen country, de alta
temperatura, contemplador de atardeceres y adormeciéndose en hamacas hiladas
con los cabos que lanzan llorosas steels, propuesta más lineal, más cálida…
igual de excelente.
Evidente el espíritu de Gram Parsons en sus días de capitán de
los Flying Burrito Brothers para desenvolver este segundo vinilo con “California
Country Boy”, luz que se convierte en primeras sombras de la tarde para la
cautivadora “Almond Grove” repleta de encantadores detalles.
Y para encantadora la tela de araña de cuerdas de oro que
elevan cual alfombra mágica el tema a los cielos, cantado con insolente
naturalidad, un temazo titulado: “King of Bakersfield”. Tristezas nocturnas y
susurradas con feliz encuentro de guitarras, pianos y steels, se trata de “Tonight
I Cross The Border”.
La bailable y desenfada “Get On Down The Road”, nuevamente
teclas encendidas y efectivas, lanza la intensa y adherida a tierra y sangre, a
país y hombre, a tiempo y dolor…a recuerdo y esperanza, una maravilla titulada:
“I’m Sorry Baby”.
Todos a bailar al granero con la orgía de cuerdas campesinas
y frenesí de “The San Bernardino Boy”. Y nuevamente ecos de la pradera que trae
nostalgias y pesares de un tiempo que no volverá, aunque las steels pretendan
que sí, bella y cargada de emoción: “When You Come Down”.
Y como todo se tiene que acabar, mejor hacerlo sumergidos en
la sedante y narcotizante interacción de instrumentos de mágica actividad, en
la vaporosa sonoridad de cuerdas, ritmos y teclas de “Where Have Those Days
Gone”.
Oro, como el horizonte que se despereza en las primaveras de
la California que protagoniza este disco enorme, oro como las notas, las
steels, los pianos y las voces de Hickman y Lowery, oro inyectado a vinilo para
deleitar y dar color y valor a un disco de esos que sorprenden, aunque dada la categoría
de los responsables no debería, por los quilates que atesora.
Prometo no volver a olvidarme de Cracker, una de las grandes
formaciones de las últimas décadas, primera buena voluntad para el 2015.
No he escuchado a Cracker en mi puta vida; pero esos ramalazos a la Creedence me han encantado. Bajando el disco estoy, querido Addison. Sea bueno y no se pase con los polvorones.
ResponderEliminarCreo que con los polvorones ya me he pasado, así que por ahi ya no hay nada que hacer jajaja
EliminarEstoy seguro que tras la escucha de este disco Cracker va ha pasar a formar parte de tu discografía esencial.
Ya me contarás.
Abrazo.
Suscribo cada uno de tus palabras en la apreciación de este doble disco de una de las mejores bandas , la espera ha merecido muy mucho la pena Addison ; sigo fielmente su estela desde el primer disco de Camper Van Beethoven y nunca me han defraudado .... ¿ de cuantos podemos decir lo mismo ?
ResponderEliminarAbrazo grande !
Es verdad que no fallan, el tema es que muchas veces al pasar tanto tiempo entre disco y disco te olvidas de lo buenos que son determinados tipos, claro que cuando vuelven lo recuerdas siempre.
EliminarUn fuerte abrazo master.
Me pasa con Cracker que me enganchó mucho al principio. Country Sides y su trabajo con los Leftover Salmon eran sonidos habituales en mi vida. Luego vino un periodo de desencuentro, seguramente por mi culpa...Y ahora es demasiado pronto para que emita veredicto sobre este trabajo...En mis dos primeras escuchas me ha impactado y me parece como una Roadie Movie...un viaje en un descapotable por los States...Creo que estoy delante de un buen disco...pero necesito tiempo.
ResponderEliminarSeguro que con no demasiado tiempo terminas certificanto tu primera sensación de que estamos ante un gran disco, yo lo tengo claro Jose.
EliminarAbrazo.
Me pasa como a Jose Navas, aun sabiendo de la grandeza y de la reivindicación tan hermosa que has hecho, no encuentro dentro de mi una total convicción, puede que necesite tiempo, por Bakersfield firmo ya, es la otra cara la que me ofrece dudas, y puede, creo yo, que soy yo que no encuentro el camino, y me duele viniedo de Cracker. Eso si, leer esto empuja a una nueva escucha, sigo buscando mi ruta. Saludos Addi, gran reseña
ResponderEliminarPues fijate Chals que con lo afín que soy yo al americana y al country y demas sonidos me entro el primer disco como un tiro. Igual es cuestión de tiempo o simplemente que no siempre se empasta con un disco por muy bueno que sea o se lo parezca a otros, a mi este año me ha pasado con un par de trabajos que todos habéis alabado, seguro que con razón, y que a mi me han creado dudas.
EliminarSea como sea, espero que encuentres esa ruta. Gracias y un abrazo.
Está en mi carta a los reyes magos que discos como éste, el de Lucinda o el de Prophet los quiero tener de verdad, vamos, en formato físico jejeje ... y además después de esta entrada, más. Yo soy muy fan de su disco en directo Hello, Cleveland, a ver si en el futuro le dedico una entrada.
ResponderEliminarUn abrazo, Addi.
Yo este lo tengo pedido, los otros los tengo en casa, hay discos que hay que tener, seguro que has sido bueno y te los tráen, además a ti te lo traera Baltasar a ritmo de soul...
EliminarEspero esa entrada con ansiedad.
Abrazo.
La gran obra maestra del 2014, no me caben dudas. Abrazo y mis mejores deseos para el 2015.
ResponderEliminarHa llegado tarde, pero es un top-5 sin duda, imposible acabar el año con una crónica a propósito de un disco mejor.
EliminarLo mismo te deseo, mis mejores deseos para ti y los tuyos y que el 2015 se a mejor (por pedir) que este 2014.
Fuerte abrazo.
Entre tu y Johnnyxme estais poniendo los dientes bien largos con Cracker, los he seguido casi siempre desde aquel Kerosene Hay y su Potato Junkie y nunca me han fallado, aunque últimamente no me atrapasen tanto sus discos. Ya lo he 'comseguido' y no hoy a tardar en metermelo en vena.
ResponderEliminarYo tambien prometo no olvidarme de ellos. Muy buen post Addison.
Creo que es una forma cojonuda de empezar el año, chocolate, txurros y Cracker.
EliminarGracias y a por el.
Salud.