Hace poco mas o menos un mes, mientras confeccionaba las listas de fin de año, comentaba al llegar a la correspondiente a artistas nacionales, lo poco que un servidor se había prodigado en el pasado 2014 en la escucha de los trabajos confeccionados en la piel de toro, cosa poco o nada habitual en este escriba.
Lo cierto es que fue un curso muy americana el pasado, dominado por el folk, el country y el bluegrass.
En cambio desde los primeros días del presente ejercicio, han sido las formaciones patrias las que mas han hecho temblar el viejo equipo de casa, todo empezó con el fenomenal "Strong Enough To Refuse" de los cartaginenses Bantastic Fand que se combinaba con la última entrega de Julián Maeso.
No tardó en aparecer la gripe Divagera que me arrasó como reacción a los fastos del aniversario del grupo y que tras la revisitiación de alguno de sus discos favoritos y la escucha novel de alguno que aún me faltaba ha terminado en monográfico dedicado a los valencianos, empeño al que aún restan varias entregas. En estas estábamos cuando empiezo a oír hablar por todos los espacios amigos de un tal Chencho Fernandez cuyo último disco me atrapó a la primera auscultación, pendiente esta la escucha aún de los vigueses de The Soul Jacket y de los alicantinos Carcoma...
Para terminar de saturar a este pobre enfermo de rockolisis, esta semana mágica me encuentro con el nuevo álbum de Los Radiadores, que se suma a la anhelada publicación de los vinilos de nuestros paisanos de The Fakeband, también me entero de lo poco que falta para degustar un nuevo trabajo de José Casas...y mas valencianos a punto de publicar: Señor Mostaza...demasiado trajín para dos orejas.
Así que me concentro en estas primeras semanas de año en los de aquí y dejo para otro momento algunos de allí que aún están sin abrir como: Bob Seger, Jesse Marchant y alguno mas.
Y es mas, como digo de valencianos va la cosa, pues a la escucha de Doctor Divago sumo la de la banda de mi compadre Perrin: Los Radiadores y su reciente "Gasolina, Santos y Calaveras", la ocasión lo exige y ellos se merecen colarles en la cola cronológica.
La noche correspondiente al día de su adquisición (regalo de la banda que agradezco infinito) me lo enchufo y poco tardo en zambullirme en la viscosa sonoridad de unas guitarras energéticas y efervescentes en su distorsionada pulcritud, manipuladas por la voz solista de Raul Tamarit y "El Joven".
Rápidamente me acostumbro a acompasar miembros con los vigorosos ataques rítmicos de los señores "Perrin" y Vicente Vila "Metralla", y me contagio por sus letras saturadas de actitud y mensaje directo y libertario, además de osado.
Rock, pinceladas de punk, vehemencia garajera y juventud madura, fuerza y carácter que conforman un repertorio de diez temas que van tan sobrados que da gusto escucharlos una vez tras otra, vivirlos y sentirlos, pues se adhieren a la piel como la emoción que empalma los bellos de la epidérmis.
Y me apetece empezar por el final, por la acojonante: "Círculos Concéntricos", power-pop de estridencias deliciosas, estribillo atómico y texto incendiario, un tema que culmina con un denso teclado que crea un emotivo muro de sonido, solo por este bombazo ya esta justificada la alta consideración del álbum.
Pero esta consideración debe ir mucho mas allá, merecido comentario elogioso se hace pertinente desde la escucha del pelotazo que sirve de presentación y título del disco, la poderosa "Gasolina, Santos y Calaveras", entregado poderío guitarrero al servicio de una sugestiva narración que hace agitar testas y encender actitudes a veces olvidadas, sísmico comienzo.
"A Cabezazos" es otro torpedo sónico articulado por el bajo incisivo y locuaz de Perrin y con un estribillo clásico y definitivo en palabras, volvemos a soñar con la revolución.
Un título como: "Tiempos de Destrucción" merece unas guitarras como las que abren el corte, agónicas y que son precedente de una melodía facil pero tremendamente efectiva, como también lo son las coplas que alimentan un estribillo total.
Me vienen recuerdos de los Siniestro de los grandes tiempos cuando escucho la remembrante "Buzo" que da paso a la machacona y punkarra "Sin Dejar de Sonreír", ochentera e irreverente, una de mis favoritas del álbum.
Muro sónico enladrillado a base de decibelios y distorsión, vocalidad robusta y convencida en la estupenda "Hasta el Final".
El clásico de Alaska y Los Pegamoides: "El Hospital" es manipulado con sapiencia e intencionalidad muy clara por parte de la banda que redondea un cover fabuloso pegando su sello en el sobre del cásico de Berlanga pero sin que este pierda su esencia, lo mejor...descubrirla.
Mas punk, ritmo vetiginoso y onda tanto Ramoniana como del antiguo Rock Radical Vasko en la breve pero intrépida "Un Nuevo Imperio". Clásica y perfecta en construcción rockera el medio tiempo: "On y Off" es de lo mas redondo y a la vez novedoso del trabajo, un temazo mas.
Me temo que se demorara la escucha de mas de un disco, pues o mucho me equivoco o este segundo artilugio de Los Radiadores va a insistir en permanecer paseando por el espacio de mi casa, coche y curro durante una buena temporada, una temporada tan eterna como las guitarras y ritmos que lo alimentan junto con la gasolina mentada en el título, se presenta un año muy spanish, sospecho.
Lo cierto es que fue un curso muy americana el pasado, dominado por el folk, el country y el bluegrass.
En cambio desde los primeros días del presente ejercicio, han sido las formaciones patrias las que mas han hecho temblar el viejo equipo de casa, todo empezó con el fenomenal "Strong Enough To Refuse" de los cartaginenses Bantastic Fand que se combinaba con la última entrega de Julián Maeso.
No tardó en aparecer la gripe Divagera que me arrasó como reacción a los fastos del aniversario del grupo y que tras la revisitiación de alguno de sus discos favoritos y la escucha novel de alguno que aún me faltaba ha terminado en monográfico dedicado a los valencianos, empeño al que aún restan varias entregas. En estas estábamos cuando empiezo a oír hablar por todos los espacios amigos de un tal Chencho Fernandez cuyo último disco me atrapó a la primera auscultación, pendiente esta la escucha aún de los vigueses de The Soul Jacket y de los alicantinos Carcoma...
Para terminar de saturar a este pobre enfermo de rockolisis, esta semana mágica me encuentro con el nuevo álbum de Los Radiadores, que se suma a la anhelada publicación de los vinilos de nuestros paisanos de The Fakeband, también me entero de lo poco que falta para degustar un nuevo trabajo de José Casas...y mas valencianos a punto de publicar: Señor Mostaza...demasiado trajín para dos orejas.
Así que me concentro en estas primeras semanas de año en los de aquí y dejo para otro momento algunos de allí que aún están sin abrir como: Bob Seger, Jesse Marchant y alguno mas.
Y es mas, como digo de valencianos va la cosa, pues a la escucha de Doctor Divago sumo la de la banda de mi compadre Perrin: Los Radiadores y su reciente "Gasolina, Santos y Calaveras", la ocasión lo exige y ellos se merecen colarles en la cola cronológica.
La noche correspondiente al día de su adquisición (regalo de la banda que agradezco infinito) me lo enchufo y poco tardo en zambullirme en la viscosa sonoridad de unas guitarras energéticas y efervescentes en su distorsionada pulcritud, manipuladas por la voz solista de Raul Tamarit y "El Joven".
Rápidamente me acostumbro a acompasar miembros con los vigorosos ataques rítmicos de los señores "Perrin" y Vicente Vila "Metralla", y me contagio por sus letras saturadas de actitud y mensaje directo y libertario, además de osado.
Rock, pinceladas de punk, vehemencia garajera y juventud madura, fuerza y carácter que conforman un repertorio de diez temas que van tan sobrados que da gusto escucharlos una vez tras otra, vivirlos y sentirlos, pues se adhieren a la piel como la emoción que empalma los bellos de la epidérmis.
Y me apetece empezar por el final, por la acojonante: "Círculos Concéntricos", power-pop de estridencias deliciosas, estribillo atómico y texto incendiario, un tema que culmina con un denso teclado que crea un emotivo muro de sonido, solo por este bombazo ya esta justificada la alta consideración del álbum.
"A Cabezazos" es otro torpedo sónico articulado por el bajo incisivo y locuaz de Perrin y con un estribillo clásico y definitivo en palabras, volvemos a soñar con la revolución.
Un título como: "Tiempos de Destrucción" merece unas guitarras como las que abren el corte, agónicas y que son precedente de una melodía facil pero tremendamente efectiva, como también lo son las coplas que alimentan un estribillo total.
Me vienen recuerdos de los Siniestro de los grandes tiempos cuando escucho la remembrante "Buzo" que da paso a la machacona y punkarra "Sin Dejar de Sonreír", ochentera e irreverente, una de mis favoritas del álbum.
El clásico de Alaska y Los Pegamoides: "El Hospital" es manipulado con sapiencia e intencionalidad muy clara por parte de la banda que redondea un cover fabuloso pegando su sello en el sobre del cásico de Berlanga pero sin que este pierda su esencia, lo mejor...descubrirla.
Mas punk, ritmo vetiginoso y onda tanto Ramoniana como del antiguo Rock Radical Vasko en la breve pero intrépida "Un Nuevo Imperio". Clásica y perfecta en construcción rockera el medio tiempo: "On y Off" es de lo mas redondo y a la vez novedoso del trabajo, un temazo mas.
me ha pasado como ati menudo comienzo de año en Español Impresionante no doy hecho. Este es magnifico magnifico magnific o
ResponderEliminarSi la verdad es que en un mes he escuchado mas discos de bandas nacionales que en todo el 2014, este es uno de ellos y es mas que notable.
ResponderEliminarSaludos.