John Hiatt - "Bring the Family" (1987)

...un delicioso muestreo de rock, folk, blues y un soul con una cualidad sumamente intuitiva, que cuenta con la voz excepcionalmente hermosa de John Hiatt...

Por Jorge García.

"Bring the Family" es uno de esos discos que aunque no hayan alcanzado el pedigrí de otros, son tan grandes que cuando lo escuchas por primera vez sabes que siempre te va a acompañar. Tal vez no se convierta en una necesidad como otros, pero si va a ser una elección feliz y atinada, una apuesta segura.

Muchas veces pienso que esos son los mejores elepés, los que siempre están ahí, los que nunca cansan porque no se explotan con frenesí, se paladean con gusto y calma. Discos menos inmediatos que otros, menos urgentes, pero con un sentido de eternidad que muy pocos álbumes poseen.

Es por eso que cada vez que me asomo a "Bring the Family", la escucha en cuestión tiene algo de primera vez, como si algún instante melódico, alguna inflexión vocal o cualquier otro retazo dentro de los cuarenta y cinco minutos de música que contiene, se me hubiese escapado hasta entonces.

Los años van poniendo en un lugar cercano al que realmente merece a John Hiatt, digo cercano porque me temo que nunca le será impuesta la corona que realmente haga justicia a su realeza en el mundo de la música...¿Saben qué?...mejor.

Con este trabajo comienza todo y termina mucho: Empieza a ser reconocido su talento, al tiempo que  finaliza un tortuoso pasado personal de triste poso. Gracias a esta decena de canciones, la herida parece cauterizar.

Así que como todos los discos especiales y mágicos, este fue construido en condiciones singulares, tan solo en cuatro días, gracias a la fe que en este grupo de canciones depositó el productor John Chelew, quien puso a disposición de las mismas a un grupo de músicos de excepción compuesto por Nick Lowe al bajo, Ray Cooder a las guitarras y Jim Keltner a la batería.

El resultado es un delicioso muestreo de rock, folk, blues y un soul con una cualidad sumamente intuitiva, que cuenta con la voz excepcionalmente hermosa de John Hiatt que la conduce por encima de sus propias composiciones con un fraseo elegante y claramente personal, dando al resultado general un extra de calidad y prestancia.

En cuanto al tracklist, todos los temas se elevan al notable alto o sobresaliente, empezando por "Memphis in the Meantime", tema de esencia rockera con salpicaduras blues y aire pionero.

"Alone in the Dark" es un tema de oscuridad y blues de doloroso pero sanador efecto en el autor. Entre el rock y el soul, con los consiguientes efectos blueseros, se mueve la excelente "Thing Called Love", un tema que posteriormente hiciese mas popular Bonnie Raitt.

Una de las coplas más bonita y perfecta es "Lipstick Sunset", aterciopelada balada de sensaciones country. Capítulo aparte merece la maravillosa "Have a Little Faith in Me", uno de los temas soul mas definitivos que existen, perfecto de línea y que cuenta con la celestial una impecable interpretación vocal por parte de Hiatt, un tema imprescindible, de esos que marca y resume una carrera musical. 

Con un pelotazo marca de la casa titulado "Thank You Girl" da comienzo la cara B, un tema en el que merece una mención especial la guitarra de Cooder.

Vuelve el Hiatt melódico y dolido en otra maravillosa balada acústica rellena también de soul titulada "Tip My Tongue"; que marca un radical contrapunto con el corte siguiente, mucho más animado y rítmico y de efectivo estribillo titulado "Your Dad Did".

Se demuestra la clase de Hiatt como cantante en la doliente balada "Stood Up" que nos conduce a la romántica y esperanzada "Learning How to Love You" que cierra de forma inmejorable el disco con broncíneos acentos vocales.

Un disco inigualable, de los mas destacados de la década ochentera, a espaldas de lo que el mercado delimitaba como vendible pero que gozó de considerable y merecido éxito. Un trabajo que hoy, como tantas veces antes y sin duda, como tantas veces en un futuro, me ha vuelto a acompañar en un dulce viaje que os invito a iniciar.

Esta reseña esta dedicada a mi gran amigo Johnny JJ con todo el cariño para que se recupere pronto de su mala pata, porque la amistad, como este disco, es un concepto con vitola de eternidad.