Hay discos que te plantan cara cuando los pinchas por primera vez, no se dejan camelar y te obligan a entregarte a una batalla cruenta contra ellos y contra ti mismo; cierto que a estas alturas, cualquier escuchador habitual de cacharros sonoros sabe que ante enemigos de este correaje, cuando se logra la victoria, esta suele culminar en un alto el fuego liberador y un tratado de cohesión pacífica que acostumbra a deparar décadas de gozosa convivencia musiquera con el enemigo ahora convertido en amigo y aliado...y fueron felices...
Otros en cambio se dejan querer, no tienen problemas en entrar al trapo a la primera lisonja, el primer guiño o la primera carantoña; en seguida se entregan y se muestran cariñosos, abrazando al oyente y dulcificando sus orejitas con su cálido y sugerente aliento...besando su cuello con la pasión y belleza de su juvenil pálpito...encandilan y se dejan encandilar, sonríen y se deleitan en la carcajada que provocan, se muestran tal cual, sin caretas ni amagos, frescos, libres, luminosos, con promesas de juventud eterna.
En este segundo grupo encaja a la perfección el tercer disco de The Orange Humble Band titulado: "Depressing Beauty", esta superbanda formada por Darryl Mather, los Posies: Ken Stringfellow y Jon Auer y Jody Stephens tras los platillos y parches nos vuelve a deleitar con un disco de encantador pop de melodías gráciles y voces encendidas, y de soleado acento, sonidos abiertos de guitarras, y ritmos vivos que no feroces, una gozada para querer y dejarse llevar por la libertad de la juventud licenciosa y de inocencia lujuria (pero lujuria al fin y al cabo).
Siguen recordando a Big Star y ocasionalmente a unos Cheap Trick menos cargados de rock. Cuenta el trabajo con la oportuna y sabia producción de Mitch Easter en la que destaca un inmejorable tratamiento de las cuerdas, en lo que el productor es un maestro.
El resto son canciones, todas ellas de las que se prestan al cortejo, seducen y se dejan seducir, acarician y susurran, brotan como la miel estirándose hacia el gaznate desde su cima en el hueco de la cuchara, lenta, viscosa pero dulce y haciendo que el momento del contacto se haga esperar, se haga desear y termine en gozosa sensación.
Como además el disco nos entrega 15 raciones de ambrosía, su escucha se presenta como un trabajo de placentera entrega a la concupiscencia sonora, pues no sobra nada en la piel de este álbum.
Composiciones de Darryl Mather principalmente, aunque con colaboración del resto del grupo, nos encontramos para empezar el delicioso pop del mítico Dwight Twilley: "You close your eyes", un tema en la linea de los clásicos de la Gran Estrella que suena a viejo y nuevo al mismo tiempo, y que dejan tras de si estela de eternidad.
Y a partir de ahí, ¿qué quieren que les diga?...sirvanse ustedes mismos, a mi me obligan a repetir ración una vez tras otra: "No one cares about me" de guitarras jugando con órganos y estribillo años sesenta, "Upon Cindy's will" y la sublime: "With the universe in my hand".
Difícil no perderse en el fondo del vaso apurando licores dulces y frescos como: "The girl without a name" de deliciosas cuerdas, la más oscura y humeante: "Conversations with miself" o el inevitable recuerdo a Lou Reed de "Ain't tougher than me".
Jon Auer se marca una acústica y hermosa balada titulada: "Emma Amanda" de tono beat...y así hasta quince, no notarán demasiada diferencia entre ellas, así que preparen sus mejores galas y salgan de ligoteo musical, en la barra hay un buen número de frescos y dulces espirituosos esperándoles y alguien dispuesto a dejarse conocer, y creo que tiene mucho que decir y cantar, y otro día ya pelearemos.
Otros en cambio se dejan querer, no tienen problemas en entrar al trapo a la primera lisonja, el primer guiño o la primera carantoña; en seguida se entregan y se muestran cariñosos, abrazando al oyente y dulcificando sus orejitas con su cálido y sugerente aliento...besando su cuello con la pasión y belleza de su juvenil pálpito...encandilan y se dejan encandilar, sonríen y se deleitan en la carcajada que provocan, se muestran tal cual, sin caretas ni amagos, frescos, libres, luminosos, con promesas de juventud eterna.
En este segundo grupo encaja a la perfección el tercer disco de The Orange Humble Band titulado: "Depressing Beauty", esta superbanda formada por Darryl Mather, los Posies: Ken Stringfellow y Jon Auer y Jody Stephens tras los platillos y parches nos vuelve a deleitar con un disco de encantador pop de melodías gráciles y voces encendidas, y de soleado acento, sonidos abiertos de guitarras, y ritmos vivos que no feroces, una gozada para querer y dejarse llevar por la libertad de la juventud licenciosa y de inocencia lujuria (pero lujuria al fin y al cabo).
Siguen recordando a Big Star y ocasionalmente a unos Cheap Trick menos cargados de rock. Cuenta el trabajo con la oportuna y sabia producción de Mitch Easter en la que destaca un inmejorable tratamiento de las cuerdas, en lo que el productor es un maestro.
El resto son canciones, todas ellas de las que se prestan al cortejo, seducen y se dejan seducir, acarician y susurran, brotan como la miel estirándose hacia el gaznate desde su cima en el hueco de la cuchara, lenta, viscosa pero dulce y haciendo que el momento del contacto se haga esperar, se haga desear y termine en gozosa sensación.
Como además el disco nos entrega 15 raciones de ambrosía, su escucha se presenta como un trabajo de placentera entrega a la concupiscencia sonora, pues no sobra nada en la piel de este álbum.
Composiciones de Darryl Mather principalmente, aunque con colaboración del resto del grupo, nos encontramos para empezar el delicioso pop del mítico Dwight Twilley: "You close your eyes", un tema en la linea de los clásicos de la Gran Estrella que suena a viejo y nuevo al mismo tiempo, y que dejan tras de si estela de eternidad.
Difícil no perderse en el fondo del vaso apurando licores dulces y frescos como: "The girl without a name" de deliciosas cuerdas, la más oscura y humeante: "Conversations with miself" o el inevitable recuerdo a Lou Reed de "Ain't tougher than me".
Jon Auer se marca una acústica y hermosa balada titulada: "Emma Amanda" de tono beat...y así hasta quince, no notarán demasiada diferencia entre ellas, así que preparen sus mejores galas y salgan de ligoteo musical, en la barra hay un buen número de frescos y dulces espirituosos esperándoles y alguien dispuesto a dejarse conocer, y creo que tiene mucho que decir y cantar, y otro día ya pelearemos.
uno de los discos de powerpop del año sin duda como todo dlo de Oranfge una gozada. yo tampoco paro de repetir
ResponderEliminarExcelente, una gozada oirlo una y otra vez.
EliminarSaludos.
Otro de los discos del año para mí sin dudarlo. Los Humildes Anaranjados no fallan aunque solamente sea para oídos privilegiados como nosotros. Abrazo.
ResponderEliminarDesde luego no es un disco de popularidad masiva pero algunos lo pescamos y disfrutamos, priviliegiados que somos amigo.
EliminarUn abrazo.
Ummm,,,suena bien,,,,la cosa promete..me pongo con el esta semana.
ResponderEliminarun saludo
Un gran disco que creo que te gustará, bellos sonidos y grandes voces.
EliminarUn saludo.
Suena genial. Me encantó el Humblin' y este no parece desmerecer para nada. Habrá que escucharlo entero, claro que sí.
ResponderEliminarUn abrazo!
Te aseguro que el disco es fantástico y no desmerece en nada anteriores proyectos, creo que te puede gustar.
EliminarUn abrazo.