Bilbao, con la
Noche Buena a punto de llamar a la puerta, se viste con bombillas de colores, estrellas de Belén, árboles de navidad...y también de primavera. De esta guisa recibió la sala
Santana 27, excelente de acústica como siempre, el
WOP-Festival.
Arribamos al festival casi al mismo tiempo que saltaban al escenario
Los Brazos, formación de la tierra que ha conseguido cierta notoriedad tras la publicación de su tercer larga duración llamado:
"Gas". No era mi primera experiencia con ellos, y con esquema de
power-trío los bizkainos se plantan sobre el escenario haciendo gala de un sonido contundente que se mueve en terrenos blues/rock con acercamientos al hard, con los referentes clásicos demuestran dominio de instrumentos y de escenario, y fueron a mejor según avanzaba el bolo, sus temas más enraizados de sello
rock pionero fueron los más interesantes, desatando desde ese momento hasta el final un bien resuelto colofón rockero a un concierto que me gustó aunque no encandiló.
Pero en realidad el motivo de que un servidor se acercase a la sala Santana 27 no era otro que presenciar a
Cracker que hacían su aparición ante una parroquia expectante que pronto vio recompensada su asistencia al evento con un concierto que se puede definir de dos formas antagónicas...o bien
con pocas palabras, o bien
con muchas...trataré de explicar lo que ocurrió durante la actuación de los californianos mediante una solución intermedia.
Cracker es una banda maravillosa que dio ayer un concierto de ensueño, esta es la primera de las posibilidades que comentaba y que explica de forma precisa y sin amagos lo que aconteció.
Mi amigo
Joserra Rodrigo que presenció el concierto junto a mi, decía al termino del mismo que Cracker son América, y así es, en la textura de su música vislumbramos el dorado tono que adquiere su tierra californiana bajo el limpio y brillante sol que la caracteriza, en su sonido anida la sequedad arenosa de los desiertos atravesados por espadas de asfalto típicos de Texas, en sus medios tiempos es fácil solazarse en el frescor del rocío sobre los verdes parterres que bordean el Mississippi a su paso por Tenessee o Alabama...pero si esto, que se
absorbe en sus discos, en directo se
respira.
Con un comienzo sacudiendo al personal:
"Seven Days",
"California Country Boy" y
"Euro-Trash Girl" del tirón, el resto era coser y cantar para una banda de la grandeza de la que pisaba las tablas,
Johnny Hickman es uno de los guitarristas más apabullantes del mundo, lo digo y me quedo tan ancho, elegante, preciso, musical y virtuoso...y todo eso sin perder un ápice de fuerza, de genio o de actitud, impresionante; la dupla bajo-batería funciona como un tiro, y
Matt 'Pistol' Stoessel demuestra erudición a la pedal steel cuando se le requiere.
La otra cara de la moneda es
David Lowery, pone voz a la mayor parte de los temas, y cuando se calza la acústica sabemos que empieza el set más campestre, que dio comienzo ayer con el pase más amable de la bonita:
"Where have theese days gone", momentos de caricias, para despertarnos cuando el rubio se cuelga la
Ibanez, hasta el final un delirio de sonido, de América en clave de rock, de acordes arrancados a las entrañas, de solos que parecen poesía cabalgada sobre el mástil de la guitarra del mejor y más perfecto rock que puede escucharse hoy, sonaron varios temas míticos:
"Low",
"100 Flower Power Maximun",
"Sweet potato",
"The world is mine"...hasta el último suspiro con
"Gimme one more chance", uno de esos conciertos que se clavan en el alma y moldean los sueños y las ilusiones, dejaron en anécdota el excelente recital del pasado ARF...Sublimes.
Y terminaba el sarao con
Vintage Trouble, tenía ganas de ver a este grupo en vivo, sus discos no me dicen nada, pero se hablaba maravillas de su directo, de la actitud de frontman espectacular y brillante de
Ty Taylor...no lo voy a dudar, algo de eso hubo, el tal Taylor es un show sobre el escenario y entre el público, con el que se mezcla en varias ocasiones, llegando incluso a tirarse sobre él para que le devuelvan en volandas al escenario, su inicio provocó mi atención y se preveia un bolo radiante, pero la sensación fue fugaz, pues VT son una banda plana, sin ningún tipo de matiz, que toman un poco de aquí y otro poco de allá dentro de los diversos palos del soul, blues y funk para construir un cancionero sin ningún tipo de personalidad, y que ni es lo que emula, ni pretende serlo, pues su actividad se basa en el show circense y el
entertainment más genuinamente americano, que no esta mal pero para un rato, no aburren pero hacerles tocar detrás de Cracker es una crueldad. Eso si, tener al público predispuesto a gozar con tus malabares siempre es nadar a favor de corriente, y esto también ocurrió anoche.
Contentos y mucho al metro, charlas y cervezas con amigos de lo nuestro (los de siempre), y otra gran noche de rock and roll, en esta ocasión, gracias a Cracker, de las que no se pernoctan todos los días.
Veo que disfrutaste de lo lindo, amigo, y en excelente compañía. Qué más se puede pedir!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
La compañia buenísima, y el festival genial, solo con Cracker ya merecía la pena, se pasó una gran tarde/noche.
EliminarUn abrazo.
Con Cracker el disfrute estaba garantizado. Me alegra mucho, mysuperfriend.
ResponderEliminarTe aseguro que lo del Azkena se quedo en una broma comparado con lo del otro día, fue memorable, eso si los Vintage Trouble no me dijeron nada de nada (en lo musical).
EliminarUn fuerte abrazo.