A veces, desde la atalaya de mi independencia, creo necesitar de quien se ponga ante el espejo del alma en la que ésta se peina noche tras noche, contemplando su rostro cada vez más viejo, más caduco, mas inútil, alguien que evite, dibujando abrazos y sonrisas regaladas sobre el mercurio, que el espejo escupa la obviedad de lo absurdo de una independencia que vive en soledad, sin demostrar su poder ante nadie, sin comparir sus mieles con nadie...
A veces, desde la atalaya de mi libertad, no puedo evitar el deseo de poner mi cualidad más heroica bajo el mandato de una ama ausente, una libertad esclava para que se ejercite, para que se auto-conozca un poco más, para que no se convierta en dogma, en impostura de debilidad, en engañifa de viejo lobo de mar de asfalto, una libertad que tenga sentido luciéndola, atado de la mano de alguien...
A veces, desde la atalaya de mi madurez, se me antoja imprescindible contar con el arte de sus manos, esas que saben donde pulsar en los músculos de mi cuello, de mis cervicales, agotados y chirriantes de tanto mirar hacia atrás, hacia los días en que la juventud daba por entendida la compañía, cuando alguien me miraba a los ojos tras la explosión y sonreía, iluminando la oscuridad...
A veces, desde la atalaya de mi debilidad, confieso que de un tiempo a esta parte, la cintura no finta como antes, el cerebro funciona mas lento, como bajo de batería o con demasiada memoria ocupada, que la vista empieza a descubrir más niebla que claridad en el sendero, y que necesito que alguien me releve con el farol, que me ilumine una senda que empieza a tener secretos para mi, y cuyos recodos y repechos azotan demasiado los pies de alguien que camina solo...
Hoy, y lo justo es que fuese cualquier día, a cualquier hora, solo puedo desplegar mis torpes palabras para evidenciar ante mi y ante el mundo que todo es más fácil con ellas, las madres, las amigas, las amantes, las mujeres...
El amor de la madre, el dolor de la ruptura, la sensualidad de una relación recién comenzada, la amistad en el parque mientras los críos juegan… Tantas y tantas cosas sin olvidad que hay que seguir luchando por la igualdad hasta el final.
ResponderEliminarUn abrazos, Addi. Te siento en la distancia.
Evidentemente la igualdad en todos los órdenes es lo principal, es un día de estos para recordar ciertas cosas importantes.
EliminarSalud y un abrazo Gonzalo.
Precioso texto, amigo. Y llevas razón: no es bueno estar solo. Habrá que solucionarlo, no?
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Creo que va siendo hora de tener en cuenta ciertas cosas...
EliminarGracias y un abrazo.
Sentido escrito Addison, nadie es suficiente por si solo, sea hombre o mujer, pero te honra que hayas querido dedicarselo a las mujeres.
ResponderEliminarMuxus!!
El homenaje es justo, pero deberia ser innecesario, pues la total igualdad daría al traste a días como este, pero justo es reconocer que en este mundo no podemos estar solos.
EliminarMuxus.
Grande mysuperfriend!!!
ResponderEliminarGracias Johnny.
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