La sensación de observar un cuadro de Hopper es la de la expectativa, en sus instantes congelados da la sensación de que el artista abre una puerta en el espacio, conectando su lienzo con un momento real, un instante que espera el siguiente segundo de una cronología temporal, segundo que nunca llega pero siempre amenaza con hacerlo.
Los personajes parecen tener vida, en su silencio y soledad, en su inmovilidad desatan más fuerza y vida que mucho vacío ser real.
Siempre me ha parecido que observar un cuadro del neoyorquino es como espiar la vida, el segundo y la simpleza de unos personajes en los que nos podemos perféctamente introducir, siendo ellos cuando nadie les ve y el mundo esta afuera.
He elegido "Eleven AM" porque me parece un ejemplo claro de lo que digo, el segundo, el instante que parece no tener trascendencia, que no existe y que envuelve mucho, la pregunta eterna: - ¿Qué esta a punto de hacer la señorita del cuadro?, ¿cuando se incorpore y deje la ventana y el mundo que tras ella hierve a su espalda, y salga a ese mundo? -
¡Feliz semana!!!
Os remito de todas formas como siempre a espacios mucho más duchos en la materia que éste, en concreto a la web del inmortal pintor, que comenta esta pintura de forma excepcional:
http://www.edwardhopper.net/eleven-am.jsp
Un maestro lleno de lucidez, Hopper. Aquí hubo un exposición suya hace unos tres años de la que salí impresionado, pues a lo que tan acertadamente comentas hay que hay añadir la textura de su trazo, que vista en vivo hace a Hopper mucho más vanguardista de lo que pudiera parecer observando las reproducciones de sus cuadros en un libro o en la red. Magnífica elección, amigo, tanto el pintor como el cuadro.
ResponderEliminarAbrazos.
como me gustaría admirar en vivo cualquiera de sus pinturas, es un pintor muy especial y absorvente, me gusta mucho este Eleven AM.
EliminarUn abrazo.