And libros by Addison de Witt... "El Hereje" - Miguel Delibes


Vuelvo a hablar de libros. Y lo hago trayendo aquí a uno de los caballeros de la prosa que más lustre y aprovechamiento han sacado de la lengua castellana. Me refiero a un castellano de pro, a un señor de las palabras, a un amante de la vida paisana y de la sencilla intelectualidad de aquí y ahora: Don Miguel Delibes.
Sentía que tenía un deuda con el bueno de don Miguel. Y es que cuando leí por primera vez a Delibes -no quiero recordar los años que han pasado desde entonces, que me enfermo- recuerdo que me llamó la atención el uso que del lenguaje que hacía el vallisoletano. Me daba la sensación de que nadie conocía más palabras en español que Delibes. Releyendo esta pasada semana su novela postrera: "El Hereje", sigo teniendo la misma sensación que en aquella mocedad mía, cuando mi vista se enganchó al entramado de palabras que constituían la raquítica historia de miseria de "Los santos inocentes".
Cuando se lee a don Miguel, el alma se va ensanchando, el cerebro fortalece su amplitud expresiva, el sistema nervioso se detiene por un momento a contemplar y el intelecto sufre una inyección de sabiduría, siempre humana en el fondo, siempre bella en la forma, como solo ocurre con los genios de la pluma y el pergamino.
Esta semana, recuperando a Delibes -una vez más- he vuelto a sentir lo que es hacer el amor con las palabras, sin protección ni temor; y resbalar en toboganes de expresión con la inocencia y la fe de un niño.


Pero vamos a comentar, someramente, una obra diferente del autor de "El camino". Aunque don Miguel había anunciado que no nos regalaría más novelas, lo cierto es que en 1998 nos sorprendió con "El hereje" (¡qué disgusto oigan!).
Sorpresa, aunque no tanto, por desdecirse el maestro; pero sobre todo por el contenido encontrado en las tripas del nuevo libro que entregaba.
"El hereje" es la primera y única incursión de Delibes en la narrativa histórica.
En ella nos sitúa en el siglo XVI. En el buque "Hamburg", el comercial y terrateniente Don Cipriano Salcedo retorna a su Valladolid natal tras un encuentro furtivo y secreto con el humanista Melanchton, continuador de la cruzada iniciada por Martín Lutero en pos de la reforma de la iglesia que acometió en 1517, año precisamente en que nació Cipriano Salcedo. El motivo de la entrevista era tomar contacto, e intercambiar impresiones con el actual líder de la reforma, actuando como portavoz de un grupo, formado en Valladolid, de partidarios y defensores de las nuevas corrientes iniciadas por Lutero. Por supuesto, estos personajes se agrupan y reunen de forma clandestina, de espaldas a la santa inquisición, que por medio del papa León X ha declarado hereje a Lutero y herética su doctrina y enseñanzas.
Desde este inicio, la acción remonta cuatro décadas, hasta el trágico nacimiento de Cipriano, que se cobró la vida de su madre. La niñez, amamantado por una nodriza: Minervina, que marcará su vida, el desprecio y rencor de un padre que culpaba al pequeño del fallecimiento de su esposa: el mediocre y egoísta: Bernardo Salcedo; y su reclusión en un internado destinado a niños huertanos, donde Cipriano adquiere sólidos principios morales e ideológicos, y donde conoce por primera vez, siendo aún niño, los principios del Luteranismo.
La novela nos narra, con la habilidad propia del autor, con su prosa plácida y hermoseada por mil bellas palabras, sus meticulosas descripciones y su fluidez castellana la consolidación del protagonista como exitoso hombre de negocios, su ascenso social, sus fracasos en lo referente al amor, con especial incidencia a su traumático matrimonio con Teo; y como epicentro de la acción, su creciente interés por temas religiosos y teológicos, que le ponen en contacto con una serie de personajes con los que compartirá ideas y reflexiones en reuniones clandestinas, siempre con el acento puesto en las ideas reformistas de Lutero.
En el trasfondo de todo ello, nos encontramos una minuciosa documentación, que hacen de la novela un magisterio histórico, y una reflexión madura sobre las clases sociales, el proletariado, el comercio, la manipulación de las ideas y los dioses, y la esencia propia del hombre: para lo noble y lo repulsivo.
Triunfo de Miguel Delibes en su última acometida novelesca, como siempre. El resultado es inmejorable: una historia perfecta y una prosa con pocos rivales a lo largo y ancho del siglo pasado, aquí y en cualquier latitud. Ya convertida en clásico, la maravillosa: "El Hereje".

Comentarios

  1. Las cuatro novelas que he leído de Delibes me hacen opinar como tú, en especial "Las ratas" y "Los santos inocentes", textos soberbios sin duda alguna. (Las otras dos, "Cinco horas con Mario" y "El príncipe destronado".) "El hereje" no la he leído, pero de este año no pasa tras leer tu recomendación. Gracias, Addi.

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    1. Me parece un escritor magnífico. No te debes perder esta, ni alguna más querido Gonzalo.
      Un abrazo.

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  2. Solo leí "Las ratas" en la antiquísima ya colección-biblioteca que RTVE publicó a principios de los 70. No puedo opinar, por tanto, con mucho conocimiento de causa sobre la prosa de Delibes. Estoy al tanto, eso sí, de muchas opiniones ajenas al escritor, incluso algunas declaraciones literarias del propio Delibes, sobre el (su) estilo literario y su importancia en las letras contemporáneas españolas. Desde luego, me atrae de Delibes su paisajismo y su paisanaje, el habla popular y la escritura sencilla, muy en la onda de Azorín y Baroja, santos devocionados en esta casa.
    Abrazos,
    JdG

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    1. Desde luego su estilo está muy definido, nos hace ver sus historias desde los ojos de un hombre muy sencillo, en ocasiones con la sabiduría de la tosquedad y en otras con la torpeza del erudito.
      No obstante con los años su prosa se va haciendo más rica, más ornamental y mas artística, pero sin perder su esencia de hombre de campo, su paisaje como dices.
      El hereje es otra cosa Javier, algo nuevo en su obra, y un éxito total.
      Creo que te puede gustar mucho, te la recomiendo sin dudar.
      Un abrazo Javier.

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