Por algún motivo que en realidad desconozco, "El corazón helado", novela publicada por Almudena Grandes en 2007, se había quedado enredada en la maraña de acontecimientos que han tejido la pegajosa y tupida tela de araña que ha sido mi vida durante demasiados años de la última década.
Pero afortunadamente, todo lo que tiene que llegar, inexorablemente termina llegando, y así ha sido también en esta ocasión. Muchas veces he pensado en esta novela con pesadumbre no disimulada (un servidor es fan de Almudena, y encima me cae muy bien), pues se trata de una cuenta pendiente conmigo mismo, y también con la autora y su obra, que tanto me ha dado.
Y como la lectura de esta novela estaba vaticinada para que se desarrollase ajena a la ortodoxia, ha llegado en formato E-book, que desde luego no es mi favorito (aunque tampoco soy anti-pantallas), pero del que suelo hacer uso ocasional, así me siento por unos días un millennial (cosa que la edad se empecina en ratificar que no soy).
El entierro de Julio Carrión, rico empresario hecho a si mismo, se celebra en el pueblo natal de éste (Torrelodones), en la más absoluta intimidad: su mujer, sus cinco hijos con sus familias y un puñado de viejos conocidos del pueblo. Cuando aparece una misteriosa mujer que observa la escena a cierta distancia, su cuarto hijo: Álvaro, el más parecido al padre físicamente, y curiosamente el único que nunca quiso emularle (se trata don Julio de una especie de gigante, brillante e irresistible a los ojos de hombres y mujeres), repara en la mujer, que despierta una tremenda curiosidad en el hombre.
Raquel, la mujer que acude al cementerio: es nieta de Ignacio Fernández: un héroe de la resistencia durante la guerra civil y que combatió contra Hitler en la segunda guerra mundial, miembro de una familia adinerada de Madrid, republicana y que tras la guerra, salpicada de innumerables desgracias para el clan, se exilia en Francia, donde consiguen prosperar, para volver a la capital tras la muerte del dictador.
Ignacio, apodado "el abogado" y su nieta están muy unidos a la vuelta del exilio. Los sábados por la tarde les pertenecen. Una Raquel de apenas 9 años acompaña a su abuelo a casa de Julio Carrión uno de aquellos sábados de 1977, allí conoce a sus dos hijos menores, uno de ellos el joven Álvaro de 12. Lo que allí ocurre aquella tarde, cambiará irremisiblemente su vida.
Tras el funeral, Raquel y Álvaro se vuelven a encontrar, se enamoran y echan sus vidas a rodar por la empinada y resbaladiza pendiente del destino. El vertiginoso devenir de los acontecimientos se mezcla con el pasado en el que ambas familias comparten una historia común donde Julio Carrión protagonizó un papel traidor y mezquino, momento en que empezó a fraguar su indecente fortuna.
Con enorme destreza, Almudena Grandes nos hace viajar en el tiempo, contando la historia de la España de la guerra y el franquismo, por medio de la heroica familia Fernández por un lado: sus bajas de guerra, las traiciones a las que les somete la vida, el sufrimiento y la entereza de unas mujeres ejemplares y valientes; y por otro, la del mezquino Julio Carrión: su posicionamiento en el bando republicano primero, su traspaso -puramente oportunista- al previsible lado vencedor de Franco; su alistamiento en La División azul, de la que también desertó, y su coincidencia en París con la familia de Ignacio Fernández. Describiendo su impúdica manera de proceder hasta construir su imperio.
El presente se vuelve espejo en el que cada cual se mira, viendo la imagen reflejada de su herencia moral, los rostros del pasado, las acciones que a unos ennoblecen y a otros depravan, la miseria de la guerra, la tiranía de los vencedores fascistas, lo terrible de su cristiano proceder genocida, la infame traición (ocultada tantas veces por ciertos sectores de la izquierda) que supuso el golpe de estado de Segismundo Casado, la miseria que afloró en muchos comportamientos, que se volvió incluso contra la propia sangre; el miedo, asentado para siempre en los corazones de muchos, la soberbia, el despotismo, el olvido, la falsedad, la normalización de las muertes, la grotesca e inhumana ceremonia de muchos asesinatos amparados por la ley...
Se confirma finalmente en la novela, que solo quieren olvidar unos... los que vencieron la guerra (con ayuda), pero perdieron la humanidad, y se comportaron como bestias contra hombres y mujeres, que indefensos y desnutridos, fueron aniquilados y sometidos por venganza, codicia y miedo.
Absolutamente maravillosa novela de Almudena Grandes, con un trabajo de documentación extraordinario, con una tensión dramática sobrecogedora y un estilo (el de Almudena Grandes), que hay que estar congelado (como el corazón de Julio Carrión) para que no emocione.
Una clase de historia además, osada, cruda y sincera; sin amaneramientos ni edulcorantes, con numerosos personajes 'de paso' que marcan el devenir de la narración.
"El corazón helado", además de la alusión forzosa a don Antonio Machado, quiero imaginar que hace referencia al órgano de Julio Carrión, y al estado en que quedó tras su paso por los campos congelados frente al río Vóljov.
Hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
(Antonio Machado)
Estoy esperando hacerme próximamente con la última entrega de Almudena de sus Episodios de una Guerra Interminable, "Los pacientes del Doctor García". Llegué a la autora hace muchos años con sus "Las edades de Lulú" y, he de reconocerlo, hasta que la retomé con la primera novela de sus Episodios, "Inés y la alegría", pasaron muchos años en que me olvidé totalmente de ella. La encuentro una autora muy dotada para la novela, con gran oficio para la creación de tramas y, lo que es más importante aún, con habilidad para mantener la atención del lector hasta que cae el telón. Mi única pega es que sus finales, en no pocas ocasiones, adolecen de un estilo un poco a lo "Cuéntame", una especie de secuencia de series televisivas donde la autora levanta mucho el pie del acelerador narrativo.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Yo también estoy a la espera de esa cuarta entrega de los episodios. No quito la razón en cuanto a lo de los finales, en esta novela que comento ocurre un poco eso, al final parece que se escapa un poco de gas.
EliminarPero yo quiero mucho a Almudena. Aunque es unos años mayor que yo, como un servidor empezó a leer tan pronto, sus libros han ido apareciendo en paralelo a mi paso por el mundo de los lectores irredentos. Y ese aspecto me produce un enorme apego a ciertos escritores.
Esta novela la tenía por ahí estraviada y me ha gustado especialmente.
Un abrazo Javier.
Todos estamos a la espera de esa cuarta entrega. Soy un fiel seguidor de Almudena Grandes, ahora estoy con Los Besos en el pan, una novela diferente, pero muy bien llevada.
ResponderEliminarSalud
Es la anterior que he leído y si es diferente, pero como dices está muy bien, me ha gustado mucho, mucho El corazón helado.
EliminarSalud.