Vamos con una de gangsters, con una pionera película que abrió el melón de uno de los géneros por antonomasia durante los años treinta y cuarenta dentro de la baraja temática del Hollywood de la edad de oro.
Nos referimos a "Scarface", pero la buena, la de 1932, la que dirigió el inconmensurable Howard Hawks y que contó con el "caracortada" de lujo de Paul Muni.
A diferencia del -en mi opinión mediocre- revival de Brian de Palma, en la original de Hawks, el protagonista es el auténtico caracortada, el que pisó las aceras y calzadas de Chicago: Al Capone, aunque en la película el personaje es bautizado como Tony Camonte.
El protagonista se muestra lascivo, cruel y despiadado. No obstante tiene una aura de inteligencia y capacidad analítica y estratégica de la que carece el Tony Montana de Pacino (que es un total mastuerzo).
Aunque es en ambas cintas, un romance del lugarteniente de 'scarface', en el caso de Hawks: George Raft, que inicia una relación con la hermana del hampón, lo que da al traste con el imperio del protagonista y precipita un desastroso final para los intereses del gangster.
Obra maestra del cine americano: oscura, violenta, de un realismo impactante que sorprendió en la época y sigue afectando en la actualidad, con momentos únicos de acción, y que marca el camino a seguir para lograr una buena narración de un género, el noir de gangsters, que es inmortal y siempre bendecido por numerosos seguidores, entre los que un servidor se encuentra.
Empezamos la semana con "Scarface", de Howard Hawks.
¡Feliz semana!!!
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