En 1976 Chris Hillman publica su primer disco en solitario, tras ocupar una secundaria pero definitiva segunda línea, en formaciones como The Flying Burrito Brothers, o The Byrds.
También aquel 1976 debutaba Tom Petty, que firmaba un disco con evidentes similitudes sónicas con el primer proyecto en el que Hilman participó, es decir, los míticos Byrds.
Y curiosamente, algo más de cuarenta años después de aquél debut, ambos músicos coinciden en un estudio para grabar el, hasta la fecha, último disco del primero (por fecha de nacimiento): Chris Hillman.
Y es que el rubio de Florida se puso tras la mesa de grabación para producir: "Bidin' my time", el nuevo disco de Chris Hilman, que destila un inevitable jugo, propio de la más subyugante y melódica forma de hacer de Petty.
Puede por tanto, servir este disco como último discurso musical que nos dejé Tom, pues su esencia y espíritu está presente, y se respira, escapando de entre los entretejidos paños sónicos que visten las doce coplas que alimentan los surcos de "Bidin' my time".
Y no digo esto por contener, a modo de colofón, una estupenda versión de "Wildflowers", tema bandera del disco de mismo título que facturó Tom Petty -sin sus habituales The Heartbreakers- en 1994, y que para muchos supuso la cumbre artística del rubiales de Florida.
Pero lo cierto, es que es el Tom Petty de "Wildflowers" el que, tal vez, mejor se adapte a los temas que tenía preparados Hillman para este disco, por lo cual todo encaja: espíritu, melodías, producción y talento. El resultado es un disco precioso, que suena a Petty, a Hillman, a country, a folk, a rock and roll y a América... a eternidad.
Se trata de un recorrido plácido y delicioso por los modus operandi de la música americana de tono acústico y sabor campestre, con gemas melódicas de diversas influencias.
¡Que me aspen! si el cover del tema de Sonny Curtis: "Walk right back", no me recuerda a pasajes de "Harvest" o "Prairie wind", ambas como todos saben del Neil Young de pradera y crepúsculo.
"Surch is the world that we live in" es un country precioso, reflexivo y adornado con fiddles y equipo de cuerdas desenchufadas, y la sabia voz paisana de Chris.
El tema inicial, original de Pete Seger: "Bells of the Rhymney" es un espiritual, una porción de paz y de fe. Los temas donde más se nos viene encima el, en estos días, doloroso recuerdo de Tom, son en mi opinión: el tema homónimo, con steels gitars aullando a su alrededor: "Given all I can see", que perfectamente podría incluirse en el referido "Wildflowers", o en la segunda entrega del pasado año de Mudcrutch; "Here she comes again" y "She don't care about time" (original de mi adorado Gene Clark) , hacen recordar al Petty más Byrdiano, con lo cual funden unos temas redondos y nostálgicos.
Además, recupera en versión country y un tanto cajun, el tema de Byrds: "Old John Robertson", que firmó el propio Hillman junto a McGuinn para el excelente: "The notorius byrd brothers".
Redondean el tracklist preciosas canciones, de esencia crepuscular, con influjo acústico y hermoso pase melódico: "Diferent rivers", "When I get a little money" (Nathan G. Barrow) y "Restless".
En el disco colaboran, además de las dos referidas leyendas, los ex Byrds: David Crosby y Roger McGuinn: además de algún Rompecorazones.
Un disco para escuchar, dejarse mecer por él, sin esforzarse en nada más que no sea reflexionar bajo su influjo, observar una foto querida, o si es posible, dejar que las pupilas se adapten a la oscuridad que deja el sol tras su huida por el horizonte.
Discos como estos seguirán existiendo gracias a ese santo legado que comentas. Casi seguro que no pasara desapercibido este ultimo trabajo del Byrd ,saludos mister .
ResponderEliminarEfectivamente, por suerte, siempre tendremos discos bonitos y eternos como este.
EliminarGracias master.
Abrazos.