El otro día, cuando llegué del trabajo por la noche, en TCM estaban pasando "Centáuros del desierto" de John Ford. Desde luego no es la primera vez que la programan, ni será la última, pero hacía tiempo que no la veía, y claro, me quedé hasta el final, asombrado ante la inconmensurable belleza de esas imágenes.
Este film, más que una película, es una forma de ver el mundo por parte de un portentoso creador de historias escritas sobre celuloide. Su visión del hombre, de los instintos, de la soledad, de la búsqueda, de la identidad, de los bajos instintos, de la incomprensión, de la esperanza... de la vida, es tan sobrecogedora que sólo la infinita belleza del entorno mitiga la conmoción.
Una odisea recubierta de instintos, un hombre que se pierde en su soledad y en su autoaceptada incompetencia para encajar en el mundo tal y como se le ha presentado, incapaz de crear una familia, se fija como objetivo de supervivencia cuidar de la de los que quiere, consciente de que, al final, la sangre tira.
El contraluz del final es tan demoledor, que junto a la escena final de "El Padrino II" no creo que exista en la historia del cine, una recreación de la soledad humana más evidente y palpable.
Obra maestra del genio del cine John Ford, con el mejor John Wayne que se recuerda (junto con el Sean Thornton de "El hombre tranquilo").
Empezamos el año con "Centauros del desierto".
¡Feliz semana!
Absolutamente de acuerdo, querido Addi. Emoción y poesía constantes. Algún día le dedicaré una entrada a "Centauros" e intentaré que sus silencios, sus miradas y su desazón se trasladen a mis palabras.
ResponderEliminarAbrazos.
Sé que te encanta esta película, así que ya estás tardando en ofrecer esa reseña.
EliminarUn abrazo.
clasico de los clasicos uno de mis 10 filmes fav forever
ResponderEliminarNo me extraña, es una obra maestra total.
EliminarSaludos.