No había alcanzado apenas popularidad James Ellroy en España hasta que en 1998 un film (extraordinario) basado en una novela suya fue un éxito total de crítica y público. Nos referimos a la excelente adaptación que de "L.A. Confidencial" realizó en aquella añada Curtis Handsome.
A partir de ese momento la obra de Ellroy se fue dando a conocer entre los más asiduos al género negro. Primero la atención se centró en la 'tetralogía de Los Angeles' a la que pertenecía "L.A. Confidencial" (tercer capítulo), y que además incluía cronológicamente: "La dalia negra", "El gran desierto" y "Jazz blanco".
En aquellas postrimerías del siglo XX, eran (éramos) pocos los que conocían su obra precedente, aunque el escritor angelino ya había destacado -y escandalizado- en su país de origen, y la onda expansiva había llegado a unos pocos.
Su debut en 1981 con "Requiem por Brown" ya había puesto sobre aviso de lo que se cernía sobre nosotros, un escritor apocalíptico en su estilo: directo, enfermizo, violento, despiadado, sanguinario, psicótico, febril, descarnado, obsesivo, cinematográfico, sádico, sórdido, alucinado y cuantos adjetivos quieran poner a un método literario que hace al lector volar vertiginosamente sobre los renglones, encogiéndose con las inclementes descripciones de cuerpos mutilados, sudando ante las penetrantes y perturbadas personalidades que nos presenta en cada uno de sus personajes, asqueándonos observando la corrupción y depravación con que decora a policías y políticos, temblando en cada situación de violencia extrema, desatada y provocando excitación y pudor cuando nos coloca como voyeurs de las explícitas y, a menudo, retorcidas escenas de índole sexual que salpican de fluidos -literarios- sus historias oscuras y claustrofóbicas.
Antes de la famosa tetralogía referida, Ellroy ya había alcanzado fama y reconocimiento en USA con alguna novela previa -su debut no llegó a alcanzar el éxito masivo, aunque si le dio a conocer- y en especial con la trilogía dedicada a su primer personaje importante: el sargento Lloyd Hopkins.
La primera parte de esa trilogía era "Sangre en la luna" (1984), le seguirán "A causa de la noche" (1984) y "La colina de los suicidas" (1985); aunque las tres son excelentes, nos detendremos en la primera.
Si la famosa y cinematográfica epopeya de Los Angeles que Ellroy escribió tras este repaso a la vida del "Cerebro" Lloyd Hopkins transcurría en los finales años cuarenta y los cincuenta, el sargento Hopkins pasea su privilegiado intelecto por las calles de LA en los años ochenta.
Así es en "Sangre en la luna", corre el año 1982, pero los antecedentes que posibilitan la historia vienen de más atrás, de los años sesenta, cuando un grupo de adolescentes, en un instituto de la zona irlandesa de la ciudad siembra, por separado, la semilla de locura, corrupción, odio, romanticismo enfermizo y psicótico y venganza que desembocará en los continuados y 'perfectos' asesinatos de mujeres, que han pasado desapercibidos, pero superan ya la veintena.
Lloyd Hopkins, apodado "El cerebro" por su exagerada inteligencia y considerado un genio, intercepta una llamada al departamento de policía alertando sobre un terrible asesinato en un apartamento de Los Angeles. Hopkins se dirige hacia allí y decide, a pesar de las reticencias de sus jefes, resolverlo. No tarda en relacionarlo con otras muertes, consideradas en muchos casos suicidios, también de mujeres; el hecho de que en cuatro de ellos coincida la fecha diez de junio, le pone sobre una pista inicial que utiliza para construir una hipótesis sobre la cual trabajar.
A partir de entonces Lloyd se embadurna de toda la suciedad y putrefacción que envuelve al asunto, y se introduce en el pasado de un entramado de personajes que sin saberlo están atrapados en el mismo bucle temporal.
Pedófilos, prostitución, drogas, corrupción, emociones encontradas, sexo, la desastrosa vida familiar de Hopkins, una poetisa que sin saberlo es el centro de la historia, un poeta frustrado, la redención de los pecados femeninos por medio de una muerte adecuada y perpetuada por un enfermo... ingredientes habituales en la literatura y universo de James Ellroy que cuecen un relato que engancha, sobrecoge y activa emociones de difícil manejo.
Alcanza el estilo del escritor su plenitud en la 'tetralogía de Los Angeles', pero en esta trilogía se muestra más desquiciado y cruento que nunca, penetrando en el cerebro del lector y llevándole por su espeluznante infra-mundo, y haciéndole visitar sus macilentos paisajes urbanos.
Una trilogía no tan conocida de James Ellroy que entiendo que es imprescindibles para los aficionados a la novela negra, que en el caso de este psicópata de las letras, es roja como la sangre que corre por litros en sus escritos, no se pierdan las andanzas por los lodazales de la ciudad del sargento Lloyd Hopkins "El cerebro".
A partir de ese momento la obra de Ellroy se fue dando a conocer entre los más asiduos al género negro. Primero la atención se centró en la 'tetralogía de Los Angeles' a la que pertenecía "L.A. Confidencial" (tercer capítulo), y que además incluía cronológicamente: "La dalia negra", "El gran desierto" y "Jazz blanco".
En aquellas postrimerías del siglo XX, eran (éramos) pocos los que conocían su obra precedente, aunque el escritor angelino ya había destacado -y escandalizado- en su país de origen, y la onda expansiva había llegado a unos pocos.
Su debut en 1981 con "Requiem por Brown" ya había puesto sobre aviso de lo que se cernía sobre nosotros, un escritor apocalíptico en su estilo: directo, enfermizo, violento, despiadado, sanguinario, psicótico, febril, descarnado, obsesivo, cinematográfico, sádico, sórdido, alucinado y cuantos adjetivos quieran poner a un método literario que hace al lector volar vertiginosamente sobre los renglones, encogiéndose con las inclementes descripciones de cuerpos mutilados, sudando ante las penetrantes y perturbadas personalidades que nos presenta en cada uno de sus personajes, asqueándonos observando la corrupción y depravación con que decora a policías y políticos, temblando en cada situación de violencia extrema, desatada y provocando excitación y pudor cuando nos coloca como voyeurs de las explícitas y, a menudo, retorcidas escenas de índole sexual que salpican de fluidos -literarios- sus historias oscuras y claustrofóbicas.
Antes de la famosa tetralogía referida, Ellroy ya había alcanzado fama y reconocimiento en USA con alguna novela previa -su debut no llegó a alcanzar el éxito masivo, aunque si le dio a conocer- y en especial con la trilogía dedicada a su primer personaje importante: el sargento Lloyd Hopkins.
La primera parte de esa trilogía era "Sangre en la luna" (1984), le seguirán "A causa de la noche" (1984) y "La colina de los suicidas" (1985); aunque las tres son excelentes, nos detendremos en la primera.
Si la famosa y cinematográfica epopeya de Los Angeles que Ellroy escribió tras este repaso a la vida del "Cerebro" Lloyd Hopkins transcurría en los finales años cuarenta y los cincuenta, el sargento Hopkins pasea su privilegiado intelecto por las calles de LA en los años ochenta.
Así es en "Sangre en la luna", corre el año 1982, pero los antecedentes que posibilitan la historia vienen de más atrás, de los años sesenta, cuando un grupo de adolescentes, en un instituto de la zona irlandesa de la ciudad siembra, por separado, la semilla de locura, corrupción, odio, romanticismo enfermizo y psicótico y venganza que desembocará en los continuados y 'perfectos' asesinatos de mujeres, que han pasado desapercibidos, pero superan ya la veintena.
Lloyd Hopkins, apodado "El cerebro" por su exagerada inteligencia y considerado un genio, intercepta una llamada al departamento de policía alertando sobre un terrible asesinato en un apartamento de Los Angeles. Hopkins se dirige hacia allí y decide, a pesar de las reticencias de sus jefes, resolverlo. No tarda en relacionarlo con otras muertes, consideradas en muchos casos suicidios, también de mujeres; el hecho de que en cuatro de ellos coincida la fecha diez de junio, le pone sobre una pista inicial que utiliza para construir una hipótesis sobre la cual trabajar.
A partir de entonces Lloyd se embadurna de toda la suciedad y putrefacción que envuelve al asunto, y se introduce en el pasado de un entramado de personajes que sin saberlo están atrapados en el mismo bucle temporal.
Pedófilos, prostitución, drogas, corrupción, emociones encontradas, sexo, la desastrosa vida familiar de Hopkins, una poetisa que sin saberlo es el centro de la historia, un poeta frustrado, la redención de los pecados femeninos por medio de una muerte adecuada y perpetuada por un enfermo... ingredientes habituales en la literatura y universo de James Ellroy que cuecen un relato que engancha, sobrecoge y activa emociones de difícil manejo.
Alcanza el estilo del escritor su plenitud en la 'tetralogía de Los Angeles', pero en esta trilogía se muestra más desquiciado y cruento que nunca, penetrando en el cerebro del lector y llevándole por su espeluznante infra-mundo, y haciéndole visitar sus macilentos paisajes urbanos.
Una trilogía no tan conocida de James Ellroy que entiendo que es imprescindibles para los aficionados a la novela negra, que en el caso de este psicópata de las letras, es roja como la sangre que corre por litros en sus escritos, no se pierdan las andanzas por los lodazales de la ciudad del sargento Lloyd Hopkins "El cerebro".
Muy interesante, Addi. Yo me he leído la tetralogía de LA que comentas y "América" y coincido plenamente en la descripción que haces de su estilo. Un escritor soberbio.
ResponderEliminarAbrazos.
Te recomiendo esta trilogía sobre el sargento Lloyd Hopkins, y que continues con la trilogía de "America", es decir "Seis de los grandes" y "Sangre vagabunda". Es una adicción que tengo con Ellroy desde hace años.
EliminarUn abrazo.
De Ellroy recuerdo con muchísimo husto "La Dalia negra", magnífica novela y excelente adaptación cinematográfica.
ResponderEliminarUn abrazo