Si me lo permiten, me gustaría lanzar una pregunta al aire: ¿cuántos artistas en la última década, han dejado un legado discográfico de la enjundia del que nos está regalando Malcolm Holcombe?.
Un servidor tiene clara la respuesta: pocos, tal vez ninguno. Y es que en este curso 2018, Malcolm Holcombe también ha dejado constancia de la impresionante etapa de creatividad por la que está atravesando desde hace lustros, a pesar de superar ya las seis décadas de vida, y nos regala un nuevo y magnífico disco (y van...) titulado "Come hell or high water".
En el nuevo cancionero, la voz árida y resquebrajada de Holcombe incide nuevamente sobre las venturas y desventuras del mundo actual, el que le rodea de manera física y el que va más allá de su campo de visión, pasando por ser una especie de existencialista del siglo XXI que cabalga sobre una guitarra acústica y repta por los caminos en busca de un auditorio que se sienta permeable a su oferta de sensibilidades, amarguras, reflexiones, nostalgias y pesimismos.
Se rodea de un equipo formado por Iris DeMent (piano y voces); Jared Tyler (guitarras, dobro, mandolina); Marco Giovino (batería y producción) y Sonny Barbato (acordeón); además de la colaboración en las voces de Greg Brown. Aunque en este catálogo, es la voz de Iris DeMent, que acompaña y sombrea la quejumbrosa reflexión en voz alta de Holcombe lo que le da al disco una dimensión superior y especial, algo que no habíamos escuchado antes y que resulta en algunos momentos dulcificador y en otros evocador.
Este trovador de los caminos, rastreador de historias escondidas en las mesillas de noche de los moteles de carretera y observador paciente y circunspecto del mundo y la existencia humana nos vuelve a sobrecoger con letanías y leyendas que rugen de verdad y ronca poética. Con los epígrafes que describen el germen de la música americana tatuados en el alma, sin distinción de palos; pues todos arden en la misma pira crepitando sonidos enraizados y nobles que dan calor y color a sus coplas sangrantes, siempre emocionantes, íntimas, épicas y desbordantes de ternura.
Malcolm Holcombe vuelve a inmiscuirse con sus canciones en las obsesiones, tristezas, nostalgias y preocupaciones humanas, con sentido poético y errante, con esa suerte de realidad cruenta que acompaña a su lírica, y vuelve a resultar profundamente emocionante, firmando un nuevo trabajo mágico.
Un gran disco. Me ha gustado mucho. Sólo tengo el del año pasado ("Pretty Little Troubles"), ¿hay alguno más que debería buscar?
ResponderEliminarGracias.
En mi opinión todos, su discografía completa. Pero prueba con los dos anteriores "Another black hole" de 2016 y "Pitiful blues" de 2014.
EliminarUn saludo.
Has acertado en tus recomendaciones.
EliminarGracias.
Me alegra mucho leer eso Alberto
EliminarGracias y un saludo
Pitful Blues es una maravilla y por lo que escuchado y leído de éste va por esos derroteros. Un grande ya, y favorito en casa.
ResponderEliminarPitiful blues es mi favorito, éste el mejor desde entonces para mi claro
EliminarSalud