¿Merece la pena?... Hasta hace unas semanas esta pregunta no había aparecido. En los casi siete años que está a punto de cumplir esta bitácora, nunca me había preocupado el tema estadístico de la misma, es más, me sigue sin preocupar en absoluto.
Pero últimamente cada texto que escribo me parece que es como lanzar un alarido desde el borde de un agujero negro. Desde que empecé a escribir y publicar, lo único que realmente me importaba era que lo que escribiese fuese puro e independiente. Y también verdad. No me refiero a una verdad universal y duradera, ni a la verdad absoluta y sin mácula, también la verdad recogida de un momento determinado, de una debilidad o una situación concreta ha formado parte de alguno de mis textos. Una de esas verdades sujetas a la azarosa voluntad de los vaivenes de la vida, una de ésas que tras la tempestad descubres que no es tan cierta como lo parecía bajo el chaparrón, pero que en su nacimiento no dejó de ser en su momento pura, verdadera.
Cuando se crea algo, es imprescindible creer en ello, en el resultado final y en el tránsito que lleva a ese resultado. Si no hay traición no tiene porqué haber verguenza, por muy malo que sea el valor de lo creado, por muy mejorable que sea, por muy enclenque que pueda parecer a unos ojos eruditos.
Desde ese punto de vista, creo que podemos decir que hacemos algo digno; yo siempre he procurado mantener esa dignidad, y acompañarla de la pureza y la independencia a la que hacía alusión más arriba.
Siempre he querido creer que esas cualidades daban razón de ser al ejercicio de escribir, y que de una manera u otra defendían a mis textos de caer en un olvido absoluto y negro, presiento que estaba equivocado.
Estampar gramos de dignidad, pureza e independencia sobre algo que extraes de ti para regalarlo, puede ser en ocasiones agotador, y la sensación de que todo ese montante humano y personal obliga a que una parte de uno mismo nos abandone definitivamente, puede causar un vacío penoso y dañino si te cercioras de que nada te será devuelto, que todo rendirá pleitesía al olvido y la indiferencia, y por lo cual morirá, llevándose al interior del agujero negro la parte alícuota de tu ser que iba en la composición.
Me imagino gritando desde la cornisa de ese agujero negro, estallando en un trueno que extraigo de lo más hondo de mi mismo, escupiendo dignidad, pureza e independencia, vociferando verdad o al menos veracidad; después llega la pesadilla viendo como los gases y substancias se arremolinan alrededor de mi alarido, lo solidifican y lo presentan con forma indefinida ante mi, para después desintegrarlo hasta que ni siquiera queda un leve rumor con que el agujero negro se pueda alimentar.
A veces siento algo parecido cuando escribo, que el agujero negro de la indiferencia desintegra lo escrito y lo enclaustra en el olvido, llegando al punto de no existir, de hecho, hasta yo olvido muchos de los textos que he escrito en estos años, o los recupero y descubro que el olvido es lo justo, pues no los recordaba tan malos.
Hoy seguramente esté en uno de esos momentos de verdad sometida a un mal día, o a una época de confusión, de hacer preguntas de difícil resolución, o que ya ha contestado una fuerza superior ante la tozuda desidia o cobardía que mantenía. Que mañana veré las cosas de otra manera y me lamentaré de haber escrito ésto, o tal vez no, tal vez este escrito sea atomizado ante la absoluta apatía general, reciclado en 'nada' dentro de la argamasa de otro agujero negro.
Lo cierto, lo puro, lo digno es que hoy no puedo evitar preguntarme si merece la pena.
Por mi manera de ser y mi gran inseguridad me pregunto lo mismo cada ciertos meses, y hay ocasiones que me vence el agujero negro y desaparezco. Leí una entrevista a no me acuerdo que músico y me dió (a mi) cierta clave. - ¿Por que haces lo que haces? - le preguntaban - ya no me pregunto porque lo hago, simplemente sé lo que me gusta hacer - respondió. La verdad es que estamos en un tiempo en que cualquier texto que supere el par de frases y no lleve consigo la polémica de turno parece que no interese.
ResponderEliminarPara mi lo que escribes es especial y profundo, tanto cuando escribes de música, de arte, de cine... también te digo que no soy de comentar si creo que no puedo aportar nada.
Que no decaiga Addi.
Un fuerte abrazo.
Muy interesante la respuesta del músico. Creo que en parte es lo que vengo haciendo hace mucho tiempo. Pero hay ocasiones que la pregunta es inevitable, cuando te ataca esa sensación de predicar en el desierto.
EliminarSe agradece cada una de tus visitas, con o sin comentarios, yo tampoco comento como antes, no hay tiempo.
Gracias, un abrazo y hasta pronto.
Todos tenemos tus comeduras de tarro existenciales, Addi. Yo solo sé que cuando leo a Melville, a Conrad o a Carpentier ellos salen de sus tumbas para saludarme o para abofetearme. La vida no tiene sentido alguno; escribimos, hacemos música, filosofamos o pintamos para que nos lean, escuchen o vean una vez muertos aquéllos que, a su vez, morirán y continuarán el ciclo. Sin miedos ni exageraciones.
ResponderEliminarAbrazos.
Ya me imagino que no seré el único al que le bulle el coco de vez en cuando. Yo me revelo escribiendo y no dejando que me venza, a veces lo consigo y a veces no.
EliminarAbrazos.
Ánimo amigo. Yo sí te leo y te soy fiel. Lo duro para mí sería que algún día este lugar no estuviese. Así que espero encontrarte siempre. A mí esas dudas de dejarlo todo me asaltan últimamente. No sé qué haré. La prórroga es hasta después de fiestas. Ya veremos si me veo con fuerzas o me tomo un descanso. Un abrazo gigante.
ResponderEliminarPues te digo lo mismo. Tu casa es lugar de visita obligatoria para mi y no sería fácil de aceptar que no esté. ¿quién me iba a informar sobre series que luego nunca tengo tiempo, y sobre todo paciencia (mi gran problema con las series) para verlas?. Es normal tener dudas, parece que las redes sociales nos comen, y muchas veces piensas en dejarlo todo, te comprendo perfectamente, a mi me ocurre parecido.
EliminarGracias y un abrazo.
Tu esfuerzo me ha descubierto un montón de cosas: mucha música y, sin duda, la sensación de que creías en lo que hacías.
ResponderEliminarHay algo muy jodido en escribir (y hacerlo público). Cuando empiezas lo haces para ti, porque te apetece y disfrutas del hecho de hacerlo. Luego empiezan los comentarios ajenos y, si tienes suerte, algunas personas te dan las gracias y te dicen que mola lo que has escrito. En la época del boom de los blogs, había mucha interacción. Esa época ha pasado. Y es posible que coincida con un momento en el que escribes esperando ese reconocimiento que antes tenías y del que ahora careces.
(((Sé que mezclo mi experiencia personal, con las reflexiones de DFW sobre este tema, del que ha escrito tanto y, a modo de remate, las proyecto en ti)))
En todo caso, querido Addi: haz lo que te apetezca. Lo mejor de hacer público tu trabajo es que tu mismo puedes volver a leerte. Y estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que pensabas o sentías antes. Es un regalo que blogger nos permite hacernos.
Gracias.
Yo cuando llegué el boom estaba ya en declive. Pero la cosa tiende a que seamos cada vez más invisibles, más roncas nuestras voces.
EliminarNo me preocupa tanto que me agradezcan lo que hago (nunca ha sido algo frecuente) como el que sienta que tiene sentido, aunque lo lean cuatro gatos.
Mi gran contradicción es que no me imagino por este mundo sin escribir, y no sé si escribir y no publicar, aunque sólo sea para volver a leerle tu mismo, tiene sentido.
Cosas de ser un tipo contradictorio.
Gracias Alberto. ¡Salud!
Puedo entender como te sientes, pero si te sirve de algo te diré que para mi es muy importante que existan personas como tu que hacen cosas por el simple hecho de sentir esa necesidad de crear, comunicar o transmitir algo. Sé que hay días de zozobra, pero no te olvides que después vuelve a salir el sol. Espero poder seguir leyéndote. Gracias
ResponderEliminarComo le decía a Alberto, no me imagino sin escribir, creo que si un día no escribo (publique o no), ese día tendré motivos para estar muy preocupado.
EliminarEl lunes fue un día frustrante, por diversos motivos y realmente no relacionados con el blog.
Pero yo siempre miro al este por las mañanas, como bien dices por allí sale el sol.
Un fuerte abrazo Jose.
He viajado por medio mundo, he vivido bien, me he permitido muchos caprichos, y en la soledad de un hotel cualquiera, ya de noche, me decía a mí mismo: "todo esto me importa una mierda, a mí lo que realmente me gusta es leer, ¡coño!". Leer me llevó a escribir y ahora ya puedo dedicarle todo el tiempo que quiera. Me encuentro vivo, gracias al blog he hecho cuatro amigos nuevos, entre los que te incluyo. ¿Qué más puedo pedir?
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Desde luego es una visión sabia. A mi me pasa parecido, lo que me gusta es leer, y también escribir, he seguido el mismo sendero que tú. Y también he hecho unos cuantos amigos andando por aquí, es una buena razón para persistir.
EliminarUn abrazo Javier.
hola witt, precisamente llevo semanas dándole vuelta al mismo tema: sigo con mi blog?... aunque en este caso me hice antes algunas preguntas: para qué lo abrí? por qué? a dónde pienso llegar con él?… y en muchas preguntas las respuestas se parecían: hay que reconocer que hay mucho de vanidad, porque, witt, cuántos millones no abren un blog buscando fama y que sus palabras se reconozcan como verdad?... es curioso, pero también pensaba en el mismo tema pero con otra perspectiva (tengo 6 años con mi blog y “apenas” estoy por acumular las 500,000 visitas): cuántas personas quieren ser escritores famosos, y a falta de oportunidades abren blogs, pero sin darse cuenta que la raza humana cada vez lee menos? y cuestionarme eso me llevó a la respuesta de por qué debemos seguir witt: simplemente porque nos gusta escribir, si nos leen o no, eso es asunto de los demás, si no buscamos fama, entonces debemos hacer lo que el alma y el corazón nos dicta: escribir, porque pregúntate witt, sé honesto: cuánto tiempo podrías estar sin escribir? yo creo que en mi caso sería grave pues escribo, escucho música y leo todos los días, así que cómo quedarse callado?... mejor sigamos gritando, witt, alguien nos escuchará, y si no, nuestra alma estará tranquila y el corazón contento, eso es lo que importa… saludos desde méxico...
ResponderEliminarPrecisamente ujule rachid estás dando en el clavo. Todo lo que le estoy comentando al resto de los amigos que han pasado por aquí es precisamente lo que me estás diciendo tú. No me imagino en este mundo sin escribir. Nunca me ha interesado ser famoso ni tener millones de visitas, pero escribir y contar cosas me parece emocionante, y en el fondo saber que alguno, aunque sean pocos, se pasan por aquí es un buen premio.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
Hola Addi, no soy de comentar nada en los muchos blogs en los que entro pero hoy 12/11/2018 me encontré con tu nota y no puedo dejar de hacerlo. Yo tambien escribo y he publicado y esos libros publicados , se amontonan en rincones de mi casa porque no se venden y los de que he regalado solo han abierto las primeras hojas, no porque escriba mal, ya que he recibido varios premios por ellos, sino porque parece que a nadie le interesa lo que dice otro. Es por eso que me sentí tocado por tu reflección y quiero que sepas que no sos el único que predica en el desierto y por más que ni siquiera escuches el eco de tu vos, debés dejar de hacerlo. Yo muchas veces me sentí así, como en una isla desierta sin embargo no voy a claudicar y te exhorto a continuar adelante tan solo para quedar tranquilo con tu conciencia. Tu tenías algo para decir y lo dijiste y si no te escuchan allá ellos. Ánimo amigo, no decaigas.Roberto, desde argentina
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