Nos encontramos en este trabajo un catálogo de excepcionales canciones, posicionadas en la escena neoyorquina de los setenta, en la onda de Television, Reed o Eno... |
Tenía que escuchar aquello, pues "Calimocho molotov" es un disco de Jane Church, que aunque pueda parecer otra cosa, es una banda neoyorquina de Queens, capitaneada por el cantante y guitarrista Matthew Stevenson.
Y si bien el título de su disco de debut fue una sorpresa, el interior del mismo ha sido otra, si cabe aún mayor.
Nos encontramos en este trabajo un catálogo de excepcionales canciones, posicionadas en la escena neoyorquina de los setenta, en la onda de Television, Reed o Eno, aunque el influjo se estira en el tiempo hasta el indie pop británico de los últimos ochenta, teniendo como referencia a bandas como The Stone Roses.
Revolotean esencias psycho-pop, western e incluso garajeras, que conforman un elepé que desde el primer instante suena a clásico. La redondez de las canciones, la solidez de su producción, rica en instrumentación pero sin saturaciones sónicas de ningún tipo y la fluidez melódica rubrican un trabajo sobresaliente del que me está costando desengancharme.
Ocho temas que no alcanzan la media hora de duración entre todos y que comienzan con "Bleed", un tema con unas guitarras muy localizadas en los setenta neoyorquinos y sonidos que recuerdan al Bowie más centroeuropeo.
"Red flags" tiene un influjo garajero y post-punk que se esparce con inquietante vértigo en poco más de un minuto, mientras "Rocket to the Kremlin" es un magnífico corte que recordará a Tom Verlaine o a los momentos más lúcidos sónicamente de Eno.
Siguen las acústicas para dar carta de naturaleza a un tema más popero titulado "Streets are empty", la diversidad sónica, dentro de un equilibrio y una coherencia total, da lugar a temas que bordean entornos casi propios de The Kinks en "Haunted places". Termina este extraordinario disco (demasiado pronto) con radiantes guitarras y reminiscencias setenteras propias de bandas ya referidas con "New England".
Disco que gana la batalla de la primera escucha, pero que crece exponencialmente tras cada nuevo pase, por lo que presiento que, al menos en mi caso, la guerra la tiene ganada.
Recomendación personal sin reservas, pues creo que nos encontramos ante un trabajo que sorteará la fecundidad que se prevé en los meses venideros sin dejar de sonar fresco y fuerte.
* Reseña publicada el pasado 06/02/2019 en el Exile SH Magazine.
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