Danny & The Champions of The World |
Este año el concierto estrella venía el sábado de la mano de Wilco, aunque yo me decanté por la jornada del viernes, principalmente para ver a Stray Cats.
Y es que, aunque a alguno le extrañe, no me gusta Wilco, apenas algún disco de los inicios del grupo, pero no tienen para mi el tirón que me consta que tienen para muchos.
Eso sí, el sábado por la mañana no me perdí a Danny & The Champions of The World, que dieron un bolo en La Virgen Blanca de absoluta referencia, sacaron a la luz del sol del mediodía todo su potencial rock (dejaron el soul un poco aparcado) y en modo sexteto levantaron a la ciudad, inyectaron actitud y brillo e hicieron bailar y disfrutar a todos, el propio Danny se estaba dando cuenta desde el escenario de que la cosa estaba carburando de una manera bárbara, un momento en la Virgen Blanca para guardar en el recuerdo, como ya ha pasado en otras memorables ocasiones en el mismo emplazamiento a la hora del vermú.
En cuanto al viernes, tras el encuentro con amigos y las consabidas charlas musiqueras con todos ellos, la jornada musical empezó con Lucero. Una banda que practica el género americana tan de moda con total solvencia, con cercanías al country y sonidos fronterizos, parecía perfectamente ejecutado, pero el sonido parecía quedar pequeño para una ubicación de semejante tamaño, y se ahogaban las guitarras y todo parecía sonar demasiado bajo, me quedé con la sensación de que ese mismo recital en una buena sala hubiese sido una historia totalmente diferente.
Lucero |
Stray Cats |
El concierto de Stray Cats presentó un aspecto de público imponente, propio de las grandes ocasiones y las bandas míticas, y claro, Brian Setzer, Slim Jim Phantom y Lee Rocker, la formación titular y original, son una banda mítica.
Y lo demostraron durante su pase: se les veía a gusto, con química entre ellos, y perfectamente engrasada su austera pero demoledora maquinaria, despacharon un set pletórico y vibrante, sonaron canciones de su último trabajo y no faltaron cortes indispensables que hicieron bailar al personal. Un auténtico espectáculo el ofrecido por tres músicos impecables que se mantienen en perfecta forma, mereció la pena.
Blackberry Smoke |
Tras los Stray Cats nos pasamos a ver a Blackberry Smoke, me perdí su anterior visita a Mendizabala, y tras su tercer disco les fui perdiendo la pista, aunque sus tres primeros elepés me gustan mucho. Dieron un bolo enérgico, fibroso y rotundo, con su poderío sureño intacto y sus reminiscencias de bandas como Lynyrd Skynyrd o Black Crowes. Todo sonó fuerte y bien, hubo actitud y entrega, con momentos de alto octanaje, me gustaron y creo que retomaré sus últimos discos.
El cansancio hacía mella y me acerqué a ver que ofrecía B52. La gente estaba disfrutando con la propuesta freak de los de Athens, tanto mi compañero de correrías como yo no encontrábamos el sitio en el concierto y no nos estaba gustando nada, así que decidimos ir a descansar a sabiendas de que Danny y los Champs nos iban a hacer bailar al día siguiente.
Me quedo con Stray Cats, Danny y Blackberry Smoke, fueron conciertos de altura, por ellos tres mereció la pena el desplazamiento anual a Vitoria, y por supuesto por volver a encontrarme con amigos que me son muy queridos, a pesar de todo, el ARF vuelve a aprobar y no me cabe ninguna duda de que el año que viene volveré (otra vez).
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