Rafael Berrio - "Niño futuro" (2019)



 Se aparta de las inquietantes oscuridades underground del precedente trabajo para sumergirse en un espacio sónico formado por coplas de esencia más pop...

Hace ya unos meses que está entre nosotros "Niño futuro", la última criatura del donostiarra Rafael Berrio.
Un esperado disco que estaba llamado a suceder en el tiempo y en las coordenadas musicales y artísticas al justamente aclamado "Paradoja", en cierto modo, Berrio tenía ante sí un marrón.
"Niño futuro" es un trabajo que reconozco que he venido administrando con cautela y en ocasiones desconfianza, poco a poco he ido superando la inicial sorpresa que despertó en un servidor la luminosidad que emanaba la nueva colección de canciones que presentaba el autor de "Diarios", y con escuchas nunca repetidas en bucle ni autoimpuestas, he terminado encajando en el micro-clima del disco.
Produce el propio Rafael Berrio y se hace acompañar de una banda clásica, con protagonismo primordial de guitarra y teclas, y cuenta con los atinados arreglos de Joseba Irazoki y Paul San Martín.
Se aparta de las inquietantes oscuridades underground del precedente trabajo para sumergirse en un espacio sónico formado por coplas de esencia más pop, con un sonido más blanco y cristalino en el que he terminado comprendiendo que los textos elegidos encajan mucho mejor, balanceándose sobre líneas melódicas más ortodoxas y accesibles.
Me permito en esta reseña huir de comparaciones, no creo que encontremos muchos puntos paralelos sobre los que establecer cotejos, y además no es necesario, pues no deseo que la existencia de "Niño futuro" venga justificada por la compulsación con "Paradoja".
Por supuesto los textos son los justos protagonistas y significan la razón de ser del trabajo y también del instinto artístico de Berrio, lo que marca la diferencia con otros artistas que difícilmente pueden alcanzar las cotas literarias, filosóficas y poéticas en las que se desenvuelve el guipuzcoano.
Buena prueba de la enjundia literária de Berrio la encontramos en "Abolir el alma", basada en textos del filósofo (no es la primera vez que Berrio trabaja sobre la obra de este autor) Emil Cioran.
Aunque ya hemos podido degustar poesía de tono lírico y con vocación de observante en "Dadme la vida que amo".
Por supuesto que no abandona del todo los ecos quebradizos que tanto nos recuerdan a Lou Reed, serpentea su parlamento entre las guitarras y el piano de "Mi álbum de nubes del cielo" o en la desasosegante "Tu nombre".
En la magnífica "El horror" se enfrenta a las desquiciadas oratorias victorianas de los poetas del XIX, siempre bajo una fatídica sensación vital y por contraste, "Las tornas cambian" nos ofrece un vivificante fogonazo pop y melódico (a un servidor le recuerda al Calamaro de los buenos tiempos).
Muestras de la desasosegante arquitectura literaria del autor son "Sísifo releva a Sísifo" o "Niño futuro""El truco era un resorte" muestra la cara menos dramática, sin perder intensidad lírica, de un completo y nuevamente exquisito trabajo; y "Considerando" nos muestra el espectáculo de una relación en derribo.



Era necesario dedicar unas letras a "Niño futuro", un disco de Rafael Berrio en el que la luz se cuela por las rendijas del caparazón de introversión que caracterizan a este extraordinario y definitivo actor del gran teatro underground del rock and roll.

Se recomienda visitar la reseña sobre este mismo trabajo publicada por Juanjo Mestre para el Exile SH Magazine pinchando AQUÍ.

Comentarios