A mediados de 2018 inicié una serie de reseñas a propósito de mis discos favoritos de los aparecidos en los años noventa. Desde entonces he traído dieciocho discos noventeros a las páginas del blog, y seguro que aparecerán algunos más.
A partir de hoy quiero hacer lo propio, pero con discos de los años ochenta. La década de los noventa fue la época de mis veintitantos, tal vez la edad en la que más intensamente se vive la música y todo lo que de social, cultural y personal trae consigo. Pero los ochenta me pillaron de adolescente (incluso niño) y supusieron mi nacimiento a la melomanía.
Década denostada durante años: los sintetizadores y fairlihgts propiciaron unos sonidos que encandilaron al público juvenil. En poco tiempo se volvieron casi imposibles de esquivar, de hecho multitud de grupos que triunfaron en los sesenta y setenta, resbalaron en los ochenta dotando a sus canciones de estos sonidos electrónicos que si bien en aquel momento parecían lo más (a quién se lo parecieran), lo cierto es que pronto quedaron desfasados y en cierto modo ridículos.
Este fue en parte, el motivo por el que la década de los ochenta fuera un tanto maldita para muchos de los grandes del rock, que facturaron sus discos más mediocres, equivocados o incomprendidos entonces, debido a producciones equivocadas e inapropiadas; no creo que haga falta señalar a nadie, todos tenemos ejemplos claros en la cabeza.
La estética tampoco ayuda demasiado: pelos cardados, hombreras... ¡qué les voy a contar!
Revisando mi colección, me encuentro multitud de elepés que compré entonces y que hoy no hubiese comprado ni borracho, pero lo cierto es que aquellos discos que me engancharon con 12 o 13 años también fueron importantes para forjar mi melomanía.
Pero también descubrí cosas que aún me siguen acompañando, no negaré que en el grupo de amigos del colegio, mis preferencias musicales pronto empezaron a desentonar, pues en seguida empecé a sentirme más inclinado a escuchar discos que poco tenían que ver con los grupos y solistas que apretaban sus éxitos en la todopoderosa 'Los cuarenta principales', esos discos son los que pasarán por esta sección.
Discos que a muchos han hecho rectificar sobre la auténtica magnitud musical de aquella década, canciones y bandas que no alcanzaron la cima de la popularidad, petada por multitud de grupos y solistas de ambos sexos lanzados de forma trepidante al mundo gracias al fenómeno vídeoclip y desde la creciente emisora MTV. Pero hoy en día, podemos decir que muchos de esos artistas dan una pátina de calidad e innovación a los ochenta que en su momento pasó desapercibida para casi todos, pero que sería difícil y absurdo negar hoy la enorme importancia musical que atesoran, convirtiéndose muchos en grandes clásicos
Muchos de mis discos favoritos de los ochenta ya han pasado por estas páginas, y seguramente recordaremos alguna de aquellas reseñas, en cambio otros no, pero pronto lo harán.
Os invito a esta sección, que obviamente se titulará "Mis discos de los ochenta".
Yo creo que en los ochenta hay, en general, mejor material que en el decenio que le sigue. Ahí están "New York", "Daydream Nation", "Appetite For Destruction", "Candy Apple Grey", "Go The Hack", "Songs The Lord Taught Us", "Swordfishtrombones", "Sign O' The Times", "It Takes A Nation Of Millions To Hold Us Back", "In The Air Tonight", "Ace Of Spades", "Nothing's Shocking", "Roman Beach Party", "Distemper", "Back In Black", "Noches de rock and roll", "The River", "Negative Waves", "Distemper", "Doolittle", "Psychocandy", "Tender Prey", "You're Living All Over Me" o "Days Of Wine And Roses" para defenderlo. Date por abrazado mientras esperamos tus reseñas ochenteras.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, los noventa fueron mi década fuerte por edad y frenesí, pero hoy entiendo perfectamente lo que dices. Alguno de esos discos pasarán por esta sección seguro, algunos otros, ya han pasado por el blog.
EliminarUn abrazo.
Resulta curioso que yo esté pensando hacer más o menos lo mismo durante este año, reivindicar grupos, artistas y grabaciones de los ochenta. Tengo además ya pergeñado el esqueleto de la historia que irá organizado por orden alfabético. Como apunta Gonzalo más arriba, esa década tiene cantidad de cosas buenas y muy aceptables que son, en definitiva, las que debemos reivindicar. Seguro que coincidiremos aquí y allá.
ResponderEliminarAbrazos,
Pues será muy interesante leerte. Desde luego yo soy más anárquico me temo, y voy escribiendo a golpe de arrebato, pero lo importante es reivindicar cosas que merecieron la pena de aquella década muchas veces maltratada.
EliminarUn abrazo.