...están las guitarras indómitas de Risi, y las teclas bohemias de Johnny, los vientos y la zimbreante base rítmica que hace mover las caderas... |
Toño Martín había abandonado el grupo, había huido para refugiarse en el amor de su chica y su hija; y probablemente con la esperanza de dejar tras de sí a sí mismo.
Pepe Risi seguía adelante, y junto a él Johnny Cifuentes, el triángulo fundacional de Burning se quedaba en unas líneas paralelas a las que solo la muerte de Risi en 1997 podría cortar de un tajo su incontestable cualidad de continuidad hasta el infinito.
Pero aún estamos en 1984 y tras el fallido testamento de Toño, "Atrapado en el amor", los Burning estrenaban sello, Belter, tan al borde del abismo que tras la publicación del disco quebró, pero esto puede ser una nota más a pie de página que haga justicia a esa épica maldita del grupo que tanto gusta a sus fans.
Con fuerzas renovadas y esa inquebrantable disposición del guerrillero de la desolación, con Risi encargándose del micro, y la vieja actitud de siempre, la que heredaron de las escuchas durante horas de Stones y Reed, y con el gesto suburbial que llevaban pegado al alma, aprendido en barras de bar perdidas en la noche, bajo la luz de los neones y en las peores compañías; así salieron de los estudios Audiofilm con su nuevo y poderoso elepé, "Noches de rock and roll".
La claudicación no entraba en sus planes, como tampoco entraba el convertirse en ídolos de masas, ni en gigantes de los estadios, ni en números uno en las listas de ventas. Preferían seguir fieles a sí mismos y mirar hacia un futuro incierto con las viejas heridas un poco abiertas y siempre goteando, para que los viejos amigos puedan seguirles el rastro.
Por lo demás están las guitarras indómitas de Risi, y las teclas bohemias de Johnny, los vientos y la zimbreante base rítmica que hace mover las caderas, y el influjo de Lou, de Keith, del blues y de los sonidos del underground, la poética enferma de pasión y derrota, de honor y tristeza.
Con todos estos ingredientes, más la fe de los que no se asustan ante la posible derrota, se enfrentan a un momento difícil (uno de tantos) acuartelados en su universo, vagando por los garitos donde siempre es de noche y contando historias de perdedores que apuestan todo a cara o cruz sin saber que la moneda está trucada.
Sus botas buscan el camino hacia la esperanza, pero las calles del barrio siempre conducen a la amargura del perdedor, a la agría sensación del fracaso, a la última y desesperada apuesta de farol en la madrugada, donde perder te devuelve a la casilla de salida, o en el peor de los casos a la cárcel.
Y hablando de cárcel, "Noches de rock and roll" empieza con un tema que puede terminar con su romántico protagonista entre rejas, más lumpen que nunca, más sobre el filo, el frenético y celebérrimo "Esto es un atraco", un trallazo con vientos, teclas y la voz de Johnny, único tema que canta en el disco, un clásico irrenunciable en la historia del rock and roll patrio.
Pero hay unos Burning que aman, o más exactamente que pierden, que necesitan recordar viejos blues mientras sintonizan a los Stones en la madrugada hiriente, que lloran por ella en la maravillosa balada "Una noche sin ti".
Si bien estas dos piezas inmortales son las más clásicas y recordadas, hay otras coplas tan sobresalientes como ellas: "Corazón solitario" es la descripción del paisaje de la soledad en las noches cortas iluminadas con el encanto del rock and roll.
"Cristina" es una canción que hoy suena a sección de sucesos en cualquier programa sensacionalista de la tele, una muerte injusta, un crimen machista, los Burning lloran por Cristina, como desgraciadamente hay que llorar por tantas mujeres, un sentido y sublime tema tan real como la miseria humana que no nos abandona y que algunos pretenden limpiar con su negación.
"Johnny el seco" es la biografía de otro bandolero de barrio que ahora está libre y navega por la ciudad y puede ver su sol.
Un reproche irónico y un tanto ácido al compañero fugado es "Y no lo sabrás", decían: "es bonito tener coche y ser papá, pero creo que la corbata a ti no te va", ciertamente no era ese el destino de Toño.
Siguen las historias del barrio, policías y ladrones en "Tú de azul y yo no"; la nocturna y nostálgica "El sueño de tu sonrisa" (la mejor cantada por Risi) y el stoniano final de infeccioso riff titulado "Nena", donde salta la chulería y canallesca más empapada de recuerdos febriles y melancólicos.
Siempre se habla de la primera triada de discos de Burning, y con razón, pero el disco más nocturno, mortecino, melancólico y amargo es este grandioso elepé, que sin duda es uno de mis discos de los ochenta, y de mi vida.
El otro día, escribiendo sobre "Madrid", me dieron ganas de hablar también de estas noches que nos traes, Addi, así que en breve pasarán por mi blog. A mí también me gusta mucho el disco, aunque quitaría "Johnny el seco", me parece muy floja. Muy buena entrada la tuya.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estoy de acuerdo con "Johnny el seco", es el tema más flojo del disco. No me había enterado de lo de "Madrid", así que me voy para allá.
EliminarUn abrazo.
Hay, que buenos chicos. Larga vida.
ResponderEliminarAsí sea. Saludos.
EliminarHace ya tiempo que no lo escucho, me lo voy a clavar esta noche, y hasta puede que me de un garbeo por algún bareto cercano, entre tequila y sorbito de limón.
ResponderEliminarAbrazos,
La verdad es que Burning suenan mejor en un bareto, y el tequila empasta bastante bien con ellos, si.
EliminarAbrazos.
Discazo, aunque le falla la producción para ser perfecto. Me ha extrañado lo que decís de Johnny el Seco, a mí sí que me gusta. Abrazo.
ResponderEliminarEras tiempos de producciones sospechosas en el rock, a Rosendo se la jugó alguna producción también. Bueno, Johnny el seco es la que menos me gusta, aunque en directo mejoraba.
EliminarAbrazos.