...el disco se sustenta sobre una decena de excepcionales canciones dotadas de un sonido afligido y verista... |
Hacía mucho tiempo que no giraba ningún disco de Bruce Springsteen en mi equipo. No me parece oportuno analizar el por qué de esta circunstancia, además no me apetece. Lo importante es que esta tarde he extraído de la estantería de los vinilos mi favorito de siempre entre los discos de la época mágica del Boss, y sus canciones han vuelto a sonar en casa.
Estoy hablando de "Darkness on the edge of town", un disco que en su día debió ser todo un marrón para el de New Jersey, pues venía detrás de aquél mega éxito comercial y de crítica que fue "Born to run" (1975) y que convirtió a Bruce en un auténtico ídolo de masas y en el nuevo mesías del rock and roll.
Una prueba de esto es que transcurrieron tres años sin material inédito del jefe hasta que fue lanzado "Darkness on the edge of town" un 2 de junio de 1978. También es cierto que durante aquellos años Springsteen mantuvo duras pugnas en los tribunales con Mike Appel, su anterior representante, que impidieron cualquier posibilidad de dar a luz un nuevo elepé.
Ignoro lo que pensarían los que en su día picharon este disco por primera vez esperando encontrar esa explosión juvenil y vitalista que caracteriza al himno que inmortalizara al precedente y mítico catálogo, me imagino que una leve decepción al principio, para ir poco a poco rindiéndose a la cara oscura, amarga y reflexiva del impetuoso joven que dejó boquiabiertos a todos tres años atrás.
Siempre vislumbro carreteras y coches cuando escucho estos discos, pero las de "Born to run" están regadas por el sol y una brisa tibia y son atravesadas por coches descapotables con los himnos rockeros de Elvis a toda pastilla esparciéndose por el espacio; mientras que en "Darkness" las carreteras no tienen más luz que el haz triangular que dibujan en el asfalto los faros de un coche en el que un solitario y atribulado Bruce busca respuestas con todo el peso de la noche sobre la capota y las tristes tonadas de Orbison fluyendo suavemente.
Y es que la oscuridad es protagonista de este trabajo y ya lo dice el título: no hay engaño ni estafa. Bruce opera aquí de una forma que con el paso del tiempo veremos que es habitual, o tal vez necesaria para encontrar el equilibrio personal que posiblemente la vida del rockstar no pone fácil hallar. Después de un disco explosivo marcado por el éxito masivo, Bruce retorna con un trabajo oscuro, introvertido y de profundos sentimientos encontrados: así sería años después con la publicación de "Nebraska" (1982) tras "The river" (1980) o "Tunnel of love" (1987) tras "Born in the USA" (1984); ¿Equilibrio?, ¿supervivencia?...
Por lo demás el disco se sustenta sobre una decena de excepcionales canciones dotadas de un sonido afligido y verista, fabricado por una E Street Band que está en un momento óptimo, con impagable protagonismo de las teclas de Frederici y especialmente Bittan, que hace que el sonido de su piano subraye muchos de los sentimientos que se cuelan en temas tan sublimes como la intrépida "Badlands" o la hermosa, épica y compungida "Racing in the street".
También las guitarras roncas y temblorosas de Van Zandt se escurren en las melodías más rockeras: "Adam raised to Cain", "Candys room" o la excepcional "The promised land", donde el saxo de Clemons inunda de soul los momentos más álgidos del tema.
Canciones donde se respira el sentir, las dificultades y el futuro incierto de los hijos de la clase media trabajadora, con sus pleitos y romances, rupturas y quimeras disfrazadas de esperanzas, nadie cree en el sueño americano en los surcos de este disco, al menos cuando la cuchilla pasa por encima de temas como "The factory", "Streets of fire", "Prove it all night" o "Darkness on the edge of town".
El Bruce del desván y el tugurio, el que busca la luz al final del túnel de la noche, el proletario y el soñador, el Bruce que está al otro lado de los glory days, o tal vez escondido en ellos.
En definitiva: el Bruce Springsteen que más me gusta.
Muy buen repaso, Addi. "Darknness" y "Born To Run" son las dos caras de la misma moneda, la vida. A veces feliz y despampanante, a veces amarga y dura, pero siempre la vida hecha canciones magníficas. En "Nebraska" muere el Springsteen que me gusta, pero hasta ese momento hay que situarlo al nivel de AC/DC o Thin Lizzy, un coloso del rock and roll.
ResponderEliminarAbrazos.
Es una pena que con los años se fuese transformando, pero durante aquellos era un músico a la altura de cualquiera que queramos citar.
EliminarAbrazos.
Pues a mi este me parece su gran disco, y no estoy conforme con Gonzalo, porque Tunnel of love, por ejemplo, me parece un discazo, y si a Born in the USA le quitas la canción que le da título es temón tras temón.
ResponderEliminarAbrazos.
Es mi favorito también, y sí, yo también soy de Tunnel of love, me parece su último gran disco.
EliminarUn abrazo.