Siniestro Total - ¿Cuándo se come aquí? (1982) - Mis discos de los ochenta


 se expresan con libertad, frenesí, gamberrismo etílico y fuertes dosis de irresponsabilidad...

Sigo haciendo repaso a discos de décadas pasadas, en gran parte por ausencia de discos actuales que me provoquen locuacidad y ganas de escribir sobre ellos.

Vuelvo a la década de los ochenta y a uno de aquellos discos que empecé a escuchar siendo apenas un niño y que nunca desde entonces me han abandonado.

El primer disco de Siniestro Total, "¿Cuándo se come aquí?", sigue siendo, si no mi favorito del grupo, sí al que más cariño tengo. Cuenta Jesús Ordovás que cuando empezó a escuchar los temas de la maqueta, que la banda le enviaba desde su Vigo natal, pensaba que cómo iba a pinchar semejantes barbaridades en su programa, el mítico Diario Pop, un espacio que al fin y al cabo pertenecía a RNE.

Finalmente fue programando poco a poco aquellas canciones, un día una, otro día otra, y curiosamente, gustaron, convirtiéndose la banda gallega en una institución musical en la capital, antes de su llegada a Madrid.

Era normal por lo tanto, que aquel ramillete de canciones punk desquiciadas, nihilistas, reaccionarias, pero con un enorme y disparatado sentido del humor que empastaba con el anarquismo más de clase obrera, terminasen convirtiéndose en un elepé, y así fue. Hoy hablamos, cantamos, reímos y bailamos con el sublime e imprescindible "¿Cuándo se come aquí?" de Siniestro Total.


Parten del punk que un lustro antes de esta grabación agitó Europa, y desde allí se expresan con libertad, frenesí, gamberrismo etílico y fuertes dosis de irresponsabilidad, excesos verbales (y de otros muchos), supongo que la total falta de civismo que implica el pensar que jamás aquellos himnos sonarían fuera de los bares de los amigos de Vigo, rabia que catalizan por medio del humor y la barbarie y una originalidad urbana y anárquica que enganchó a tantos que terminaron llevándose a las rías bajas un disco de oro en aquél 1982, conquistando Malasaña y dejando boquiabiertos a más de un aristócrata ataviado de rockero malote que se paseaba por el barrio en aquellos tiempos.

La vocalidad desaforada y despiadada de Germán Coppini, que además de furia aportaba un fraseo irreverente y novedoso que nunca se había oído antes. Las composiciones en las que se maceran, como si de una queimada se tratase, los ingredientes ya comentados, obra principalmente de Miguel Costas, Julián Hernández y en menor medida Alberto Torrado, que disparan contra todo lo que se les viene a la cabeza sin ningún tipo de complejo, ni por supuesto respeto.

Canciones urgentes y frenéticas que en ningún caso alcanzan los tres minutos, con mensajes directos y contundentes, sueltan sin cortapisas la más delirante ocurrencia de la última noche de fiesta o cualquier pensamiento incipiente aunque poco pulido. Ritmos de esencia punk-rock y melodías que empastan casi con el pop de la época, más cerca de los Ramones que de los Pistols, frescura y estribillos pegadizos que se repiten a voz en grito y provocan meneos de cabeza descoyuntadores, y por supuesto frases que nunca pasarán de moda y que se han quedado para la historia musical patria como: 'nocilla, que merendilla'; 'juegas al palé, te huelen los pies' (único texto que se escucha en ambas canciones); 'Ayatollah, no me toques la pirola'; ' Las tetas de mi novia no tienen cáncer de mama'; 'Hoy voy a asesinarte nena, te quiero pero no aguanto más'; 'Los esqueletos no tienen pilila'...



En resumen, hacía tiempo que me apetecía escribir sobre esta grandiosa colección de despropósitos, barbaridades e incoherencias que se tituló "¿Cuándo se come aquí?" y que es sin ningún género de duda, uno de mis discos de los ochenta.

Comentarios

  1. En este caso lo de la lengua de Cervantes es solo un decir, ja ja ja. Macarrismo máximo. Hace unos años vi a los gallegos en la fiesta del PCE y estuvieron muy bien.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo les he visto varias veces en los noventa y siempre he disfrutado de lo lindo con ellos. Eran gamberros y aquello de lo políticamente correcto no va con ellos, este disco era totalmente delirante.
      Abrazos.

      Eliminar

Publicar un comentario