Un disco donde la diversión y el espíritu del viejo rock and roll toman el mando y se expanden a lo largo y ancho de nueve canciones de perfecta geometría melódica... |
Bad Custer es una banda americana del área de Pittsburgh, un grupo de rock proletario con todos los ticks de las bandas rockeras de esencia popular y un poderoso sentido del humor en los textos.
Su segundo larga duración se titula "Needs work" y está sonando en casa como debe hacerlo un álbum como este: a todo volumen.
Influencias clásicas que se ensortijan en torno a las teclas y el piano, a una incisiva base rítmica y a unos riffs de guitarra energéticos pero controlados.
Canciones que son tintadas por el rock de taberna y farra que se presta al baile y la diversión, con tonos countries refulgentes de crepúsculos y praderas, baladas que hacen de los clichés un mérito o incursiones sureñas en coros que parecen ondear bajo la bandera confederada. También hay aportación de esencias más modernas que otorgan versatilidad y un grado prudente de originalidad a algunas canciones.
Un disco donde la diversión y el espíritu del viejo rock and roll toman el mando y se expanden a lo largo y ancho de nueve canciones de perfecta geometría melódica, ajustada sonoridad en los instrumentos e impecables voces, con una producción ajustada y sin pretensiones de renovar el género.
El disco tiene como adelanto promocional el explosivo tema de leves reminiscencias funk "Tiny man".
Aunque a un servidor interesan más otros temas como el vetusto y funcional rock and roll que abre el catálogo, "Fa-La-La" o la balada de tonos cobrizos y melancólicos titulada "I still love you".
Aunque el tránsito por las diversidades de "Needs work" deparan sorpresas como los teclados nuevaoleros de "Lies of the few", el country tradicional de esencia western "Outlaw" o el rock de rugosas guitarras y vocalidad enervada titulado "John Woo".
Más aromas country-rock en "Outside, Texas"; el guitarrero himno final con profusión de distorsión en un poderoso y típico riff, pianos honky-tonk y redundancias varias formando un atractivo tema titulado "The ballad of Jesus Christ".
No obstante, mi momento preferido es el correspondiente a una bonita balada, que recuerda a los Black Keys más inspirados, con una potente parte final que reza "No one knows".
Este segundo intento discográfico de Bad Custer no pasará a la historia, pero si procurará diversión y buenos ratos a los que se aventuren a dar una oportunidad más al rock and roll de esencia americana, actitud obrera y evidente ansia de desarrollo en vivo, con cerveza y buena compañía.
Reseña publicada el pasado 21 de junio en el Exile SH Magazine.
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