Empieza septiembre con la misma carencia somnolienta y viscosa que el resto del año. Siento que 2020 es un año que en mi memoria será en blanco y negro. Me da la sensación de que las imágenes que facture mi memoria serán lentas, con esa extraña textura arrugada de los planos roñosos del NO-DO.
Por eso necesito que la música sea en color, y si es posible en Tecnicolor. No es un año para cantautores tristes ni para elevadas y circunspectas soflamas filosóficas, necesito acción y colores en las canciones que escucho este año.
Así que este domingo me decanto por un clásico que nunca falla, un disco que siempre me activa y hace que me sienta bien, uno de los discos que más veces he escuchado en mi vida y que sigo haciendo con sorprendente asiduidad.
Y es que "El eterno femenino", la obra magna de La Mode, tiene todo lo que necesito, y esta mañana lo voy a utilizar, una vez más hago girar uno de los discos de mi vida para que lo inunde todo de esa estática ligereza y ese frívolo sentido pop que caracteriza a "Aquella canción de Roxy".
¡Feliz domingo!
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