Desde hace nueve años, cada catorce de enero me siento frente al teclado y recuerdo los inicios de esta bitácora, que nació tal día como hoy en 2012. Siempre lo he hecho con agradecimiento e ilusión.
Este año no me ha resultado fácil decir algo en el día de la efeméride y a punto he estado de dejar pasar la fecha, mirar hacia otro lado, y no recordar ni festejar.
Pero por otro lado debo admitir que posiblemente este sea el año que más motivos tengo para celebrarlo, pues durante muchos meses del pasado curso no he tenido nada claro que esta vez consiguiese llegar hasta aqui.
Y no solo es que he barajado en varias ocasiones la posibilidad de dejarlo, es que he llegado incluso a considerar el dejar de escribir, en general. O para ser más exacto: el dejar de publicar (no creo que pueda estar bien sin escribir).
El sentimiento de estar en un eterno monólogo ante en auditorio vacío se ha ido incrementando, y si bien es cierto que siempre me ha importado un carajo el factor estadístico del blog, no es menos cierto que en determinados momentos no me he sentido cómodo sumergido donde, parafraseando a Cortazar, habita el olvido.
Nunca había sentido frío y soledad frente al silencioso campo de batalla que es la página en blanco, y rellenarla con jirones de vísceras y fantasías directamente extraídos de mí mismo, siempre me había resultado curativo y en parte pedagógico. Estos últimos tiempos en cambio no estaba siendo así, y no ha sido hasta la llegada del otoño de 2020 que he empezado a sentir ese bendito hormigueo en las sienes que indica que el mal augurio provocado por los negros nubarrones empieza a disiparse, y que es destruido por medio de interponer entre ellos y mi pesar a mi propia naturaleza, al yo real y auténtico (ese eterno desconocido que juega conmigo al gato y al ratón frente al especulador espejo de la vigilia) ese yo oculto que es el único que sabe como actuar cuando las luces rojas de alarma giran y gritan anunciando malos tiempos.
Finalmente me he vuelto a vestir con el viejo uniforme de soñador absurdo y despistado que solo escribiendo es capaz de expresar lo que su mutismo y sus miedos esconden ante la posibilidad de sufrir o lo que es peor, despertar siendo alguien que sin duda no le gustará ser, y paradójicamente, todo ha vuelto a rodar, y la brisa ha empujado a las tinieblas hacia el océano del pasado.
Hoy creo que puedo decir que me he conseguido levantar, una resurrección más y un nuevo candil para alumbrar la ruta y seguir derramando desde este buque fantasma a cuyo timón me encadené hace nueve años, tantos desgarrones de piel como siga arrancándome a lo largo y ancho de mis dias, de mis noches, de mis luces y de mis sombras.
Y con una prudente - desgraciadamente ya no ciega - esperanza en lo que está por llegar, me congratula haber resistido y volver a sentir pasión por seguir hablando a la sala vacía al menos durante un año más.
Muchas gracias a los amigos, a los que os pasáis por esta casa de vez en cuando y también a los que me decís en redes sociales (o en cualquier otro lugar) que me leéis. Al fin y al cabo las cosas que eran buenas antes del apagón, siguen y seguirán siéndolo siempre, y los responsables de eso ya sabéis quiénes sois.
Besos y abrazos... y os emplazo a que nos veamos en el décimo aniversario.
Por muchos años más, mysuperfriend. Eres de lo más grande y de lo que más me ha aportado en estos nueve años, aquí, en el Exile y como amigo. A por el décimo!!!
ResponderEliminarTe aseguro que las sensaciones son recíprocas amigo. Seguro que como dices será por muchos años.
EliminarAbrazos.
Enhorabuena para ti para los que te leemos. Me uno a lo que dice Juanjo, eres una persona excepcional y tu blog es esencial en nuestras vidas. Tal cual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que como somos amigos, pues claro jeje... Gracias por tus palabras Gonzalo. Te aseguro que se siente tu presencia en esta casa.
EliminarUn abrazo.
Enhorabuena. Y...
ResponderEliminar...sigue Addi, no pares. Cada día eres más necesario.
Gracias
De momento aquí estamos Alberto. Y me imagino que seguiremos un tiempo más.
EliminarSaludos.
Keep 0n rockin' socio.
ResponderEliminarSalud
Gracias Mariano, siempre mola verte por aquí.
EliminarSalud.
Zorionak pitxón. Tu blog sigue estando en primera línea de playa.
ResponderEliminarAbrazos.
Mila esker Javier. Seguimos en la pelea.
EliminarAbrazos.
Kaixo! Ánimo Addi, eres un veterano y eso será por algo. Leer el blog aleja aunque sea por unos instantes, el pensamiento negativo de lo que es este mundo que nos ha tocado vivir, y se agradece. Muxu!
ResponderEliminarBueno, digamos que el 2020 no fue el mejor año para mantener la moral a tope, esperemos que la cosa vaya a mejor.
EliminarMuxus.
... y por muchos años más, Jorge. Felicidades. Que pesar de caer rendidos tod@s a la facilidad e inmediatez de las redes, no somos pocos los que seguimos asimilando los blogs o espacios personales como algo que, en resumen, és mucho, muchísimo más. El mea culpa sería que ya apenas comento nunca, cierto, pero por contra leer a la poca gente señalada que sigo a pies juntillas, y desde hace la tira, doy fe que nunca lo pienso dejar de hacer... Cuestión de la que esta casa sigue, y espero seguirá, siendo perfecto ejemplo. Un abrazo.
ResponderEliminarLa verdad es que quedamos cada vez menos, y entiendo que hacer esto en facebook es un absurdo de dimensiones colosales, allí la gente solo quiere memes, titulares y follón... justificado o no.
EliminarEsperemos que los suficientes resistamos y evitemos a debacle.
Un abrazo.
lamparas-en-linea.es
ResponderEliminarEn los teatros, la iluminación desempeña un papel fundamental en todos los eventos. Define el ambiente, resalta la actuación y sumerge al público en la magia del espectáculo.