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Predominga en "Made of Rain" la corriente oscura, industrial y barroca del sonido del grupo...
Por Jorge García
Apenas he visto reseñas durante todo 2020 a propósito de la vuelta al mundillo discográfico de Psychedelic Furs. Y eso que tras 29 años de silencio, la mera anécdota de regresar cuando ya nadie contaba con ellos, bien vale un comentario esporádico y breve en cualquiera de los medios musicales más célebres.
Pero lo cierto es que ha pasado bastante desapercibido este "Made of rain", que es el título del octavo disco de Richard Butler y compañía. Y esto a pesar de que fue publicado hace varios meses y que del mismo se han ido desprendiendo diversos singles que en principio bien podrían haber aupado al disco a cotas de mayor impacto mediático.
Es normal por otra parte sentir cierto temor ante la escucha de un disco que llega en las presentes circunstancias, no suelen ser estos casos pródigos en alumbramientos que destilen confianza ni demasiadas garantías, a tenor principalmente del tiempo transcurrido.
Pero tras varias escuchas, creo que es justo decir que "Made of rain" es un excelente disco en el que las tres décadas transcurridas apenas se notan, ya que tanto la voz de Butler, que parece que ha esquivado los deterioros que causa el tiempo en otras faringes, como el sonido atmosférico, pomposo y victoriano de la banda, como la inspiración melódica y el entorno dramático y teatral de su propuesta, se mantienen tal y como lo dejamos en 1991.
No es un disco fácil, pero tampoco requiere de un esfuerzo ímprobo, de esos que finalmente no sabes si las sucesivas escuchan hacen que el disco crezca, o simplemente el cerebro termina absorbiendo las canciones y repitiendolas como un loro, pero que realmente no hay pasión, ni convencimiento auténtico tras la reiteración de pases.
Que al tracklist le falta un tema con gancho, un single de esos que atrapan y provocan oleadas de interés hacia el trabajo, es un hecho. Pero tampoco en los ochenta los Psychedelic Furs tenían especial maestría en construir éxitos masivos de radio-fórmula, su propuesta llegó al público porque eran otros tiempos... dejémoslo así.
Predomina en "Made of rain" la corriente oscura, industrial y barroca del sonido del grupo. Tal vez hubiese sido más inteligente y rentable acercarse a aquellas texturas de esencia pop que también practicaron en sus años mozos, pero han preferido fabricar un cancionero lleno de introspección sónica, cosiendo capas de sonidos donde conviven en un entorno suntuoso y etéreo teclas, vientos, guitarras, coros y el personal fraseo de Richard Butler, y consiguiendo varios momentos ciertamente sobresalientes.
Momentos destacados decía, como el primer adelanto, que llegó en pleno confinamiento, titulado "You'll be mine".
También sirvió de avanzadilla, con la primavera ya avanzada, el vaposoro y sugestivo tema "No-One" para terminar el capítulo de singles con la excelente y de pulso jazzistico "Come on ye faithful".
Aunque otros temas como la trepidante "The boy that invented rock and roll", "Don't believe" o mi favorita "This'll never be like love" me parecen auténtica joyas que bien podrían formar parte de los mejores momentos pretéritos del grupo, sin desmerecer a otros temas de los doce que se suceden en el elepé.
Resulta sorprendente la conservación de la esencia y personalidad del sonido de los Furs tras casi tres décadas, la autenticidad de lo que se escucha en este retorno y la calidad del mismo, parece que no ha pasado el tiempo, o tal vez sea que dentro de las coordenadas mágicas de la música, el tiempo es algo inmóvil. De cualquier forma, desde aquí recomiendo la escucha y (espero) disfrute de "Made of rain", el retorno de The Psychedelic Furs.
Reseña publicada el pasado 1 de octubre de 2020 en el Exile SH Magazine.
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