Echo and The Bunnymen - Crocodiles (1980) - Mis discos de los ochenta

Crítica: Echo and The Bunnymen - Crocodile (1980)

...se despliega un mosaico de grises que nunca llegan al negro zaino ni al blanco de pureza...

Por Jorge García.


"Crocodiles", el debut de Echo and The Bunnymen, fue lanzado un 18 de julio de 1980, paradigmáticamente, el mismo día que "Closer", el segundo y último disco de Joy Division.

Es evidente que el cuarteto de Liverpool estaba emparentado sónicamente con los de Manchester, si bien el lóbrego cauce por el que circulaba la dramática voz de Ian Curtis no es el mismo por el que se deslizaba la más viril y ortodoxa tonalidad vocal de Ian McCulloch.

De hecho, si quieren mi opinión, a pesar de que es una evidencia que Echo and The Bunnymen comparten acuartelamiento estilístico con los seminales Joy Division, además de con otras formaciones de la misma época y similares coordenadas musicales como The Cure, The Chameleons o The Sound, por citar algunos referentes conocidos por todos, siempre he pensado que los Bunnymen se escoran hacia un lugar menos sombrío y taciturno que estos, y que practicaban un post-punk diluido con aquella new wave del momento, que era menos militante de la oscuridad y el abismo, y que el grupo se dejaba querer por efluvios más vitalistas y diáfanos.


En este debut, el sonido resulta más carnal y menos atmosférico de lo habitual en el género y la época, el resultado es menos asfixiante y aunque las guitarras se irritan y retuercen en torno a la melodía, la base rítmica resulta más natural y enfocada. También las teclas inciden en texturas sónicas más cercanas al emo-pop, lo que hace que hoy resulte más accesible desde posicionamientos posteriores a los años oscuros.

En los extremos del tracklist se observan momentos dramáticos con intrincadas construcciones sónicas, como el frenético colofón de "Happy death men" o absorbentes piezas de enfática vocalidad y brumosa dupla rítmica, como la inicial "Going up".

Entre una y otra se despliega un mosaico de grises que nunca llegan al negro zaino ni al blanco de pureza, con protagonismo de algunas piezas como la melódica aunque tenue "Stars and stars", la efectista y dúctil "Mokeys"; el infeccioso tema de título homónimo, la estupenda "Rescue" y su industrial construcción sónica a base de bajo y guitarra o ese incontestable single previo que fue "Pictures on my wall", mucho más adscrita a la onda siniestra.

El campaneante piano de "Villiers terrace"; la esencia underground de "All that jazz" y los extremos influjos pop que se arraciman entre agoreras líneas vocales y efectismos punk que definen a la excelente "Pride" cierran un círculo de insinuaciones veristas, post-punks, new-wave e incluso emo-pop que no puede por menos que embaucar y atrapar.

Disco que abre la puerta a otros de esta misma formación que siempre consigue un equilibrio entre sonoridades e influencias sin perder la propia línea argumental y que durante toda la década presentará trabajos notables e influyentes, si bien este debut es y será mi favorito del grupo y otro de mis discos de los ochenta. 

Comentarios