...Holcombe vuelve a convocar a los grandes sonidos del pasado: rock, blues, country, folk...
Por Jorge García.
Un servidor no se tiene por alguien irreflexivamente devoto para con los artistas que admira. Quiero decir que no me empeño en ver la obra de nadie a través de un cristal distorsionador que consiga que hasta los momentos menos buenos parezcan maravillas de otro mundo, o que cualquier cosa que sea publicada bajo la firma de determinado autor o grupo pase, instantáneamente, a ser considerada como una masterpiece más a sumar a una nómina en algunos casos, inflada y desfigurada.
Y es que hasta los más grandes tropiezan alguna vez, pocos son capaces de salvar la totalidad de su legado de algún borrón, y es que la admiración que se pueda profesar por un artista no evita que en realidad figure, como todos, en el común batallón de los imperfectos seres humanos.
Cierto que siempre hay excepciones ante cualquier generalización que se quiera hacer, y aunque pueda parecer un desatino, el poco considerado popularmente Malcolm Holcombe, es una de esas excepciones que rompe, de forma sigilosa, eso sí, la norma expuesta.
Y esta afirmación la hago tras la escucha de su nuevo disco “Tricks of the trade”, recién publicado y que confirma que, una vez más, el amigo Malcolm lo ha conseguido. Con la economía de medios de la que hace gala, tanto en lo compositivo, interpretativo y produccional, Holcombe vuelve a servir un ramillete de canciones enraizadas en la tradición musical americana, coplas orgánicas, pues parecen surgir de la tierra fértil que dibuja la trayectoria de las aguas del Mississippi y que beben de cualquier sonido que estas hayan visto nacer en su milenario camino hacia el delta en el que se funden con el Atlántico.
Producido por el equipo de Brian Brinkerhoff, Dave Roed y Jared Tyler, Holcombe vuelve a convocar a los grandes sonidos del pasado: rock, blues, country, folk; para con ellos dar forma a un nuevo trabajo donde además nos cuenta con su quebradiza y aparentemente destrozada voz su opinión sobre la política, la industria musical o la inmigración.
Steels guitars y/o dobros ubican algunas canciones en un lugar muy concreto dentro de la geografía musical americana, materializándose en canciones pletóricas de autenticidad y emoción como la magnífica “Shaky ground”.
Pero todo el álbum está repleto de canciones genuinas, nacidas para ser repartidas por cualquier escenario que quiera abrir sus puertas a este artista nómada y tranquilo que repta por la tierra armado con una sentida y comprometida lírica prendida de su voz temblorosa pero sincera y de su inspiración de bohemio soñador especialista en descubrir amaneceres abrazado a su guitarra.
En el apartado vocal cuenta con el aliento de May Gauthier y Jaimee Harris, que ya se hizo notar en el single de adelanto que fue presentado en el mes de abril titulado “Money train”, pero también en otras coplas como el bonito y nostálgico country “Misery loves company”.
La pantanosa y ruda “Crazy man blues” es un ataque directo a los políticos, con base acústica e infecciosa intromisión eléctrica; en “Your kin” emula a Bob Dylan y en el tema de título homónimo a Townes Van Zandt, ambas son brillantes ejemplos de canciones que ya nadie es capaz de componer y que en la voz de Holcombe suenan decididamente atemporales.
Recorrer los surcos de “Tricks of the trade” es sumergirse una vez más dentro de una teatral, sincera, racial y ensoñadora espiral de sonidos e influencias; palabras y emociones; imágenes y cuchilladas que me gratifica en la opinión vertida al comienzo de esta reseña, y que no es otra que reiterar una vez más que Malcolm Holcombe es una excepción a cualquier regla escrita y que sin duda no tiene ningún disco que merezca menos que un notable (alto), y esa sería por supuesto la nota que pondría a este magnífico “Tricks of the trade”.
Reseña publicada el pasado 23 de agosto en el Exile SH Magazine.
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