…ensanchan ahora la paleta cromática y estilística con incursiones en el soul y el gospel, gracias a encendidos coros y vibrantes estructuras a base de vientos y metales.
Por Jorge García.
No sería justo ni tampoco respetuoso con la verdad tratar a Robert Jon & The Wreck como unos recién llegados al mundillo musical.
Y esto es así, a pesar de que el éxito, o cuando menos la popularidad, les haya llegado solo hace algo más de un año gracias a su disco precedente "Last light on the highway".
Esta breve temporada viviendo en el campo de visibilidad general les puede hacer parecer unos neófitos en la materia musical, pero lo cierto es que estos californianos llevan años construyendo canciones, grabando discos y pateando el ancho mundo con sus directos, o al menos el ancho geográfico en el que se ubican los 50 estados que conforman los dominios del Tío Sam.
Lo que en este 2021 nos queda claro tras la escucha de su nuevo trabajo, “Shine a light on me brother”, es que no tienen intención alguna de mudarse de nuevo al barrio de los bohemios y desconocidos grupos de música americana de donde provienen.
Superan la entrega precedente y crecen en matices e influencias. Embarcados, según su historial discográfico, en el southern rock con añejos toques blues, a los que no es que renuncien en este nuevo lote, pero lo cierto es que ensanchan ahora la paleta cromática y estilística con incursiones en el soul y el gospel, gracias a encendidos coros y vibrantes estructuras a base de vientos y metales.
Esta afirmación queda claramente de manifiesto con el vitalista y pegadizo tema que da título a todo el álbum.
Aunque tampoco sería serio circunscribir estos conceptos apuntados como la tónica general y única de lo que ofrece “Shine a light on me brother”. El poso sureño se muestra inequívocamente vivo en otros momentos y secuencias: Las guitarras, las teclas y el encanto que exhalan temas como “Everyday”, que recuerda a los Black Crowes de su segundo capítulo discográfico; la magnífica y rockera a la par de melódica “Ain’t no young love song”; “Movin'” con su árida esencia sónica y el piano honky-tonk de fondo o el estupendo medio tiempo “Brother”, en la más pura tradición Lynyrd Skynyrd, así lo atestiguan.
Piezas calmas, teñidas de crepúsculo y nostalgia, con las acústicas como base del discurso, tal y como marcan los cánones del género, escúchese “Hurricane” o “Desert sun”, ya que son también momentos destacados de este encomiable cancionero.
Aunque lo cierto es que en la estupenda “Chicago” vuelven los vientos y efluvios souleros para certificar uno de los mejores temas del disco, que con “Anna Maria” y la dislocada copla country-rock de inquieto ritmo e incendiario piano honky-tonk que cierra el disco y que lleva por título “Radio” se completa de manera brillante y más que satisfactoria el tracklist.
Un disco que no sorprenderá a nadie, pero que entiendo que difícilmente no gustará a cualquiera de los adeptos al southern rock, pues su secreto, como ocurre con la buena cocina, está en los ingredientes, y estos son de primera.
Reseña publicada el pasado 10 de septiembre en el Exile SH Magazine.
Los vi en la desaparecida sala Rocksound y tienen un directo impresionante. Muy buen disco.
ResponderEliminarSalud y a disfrutar de las fiestas lo que podamos.
Estas bandas suelen tener grandes directos y la verdad es que un concierto de estos tiene que molar.
EliminarFelices fiestas!!!
Leí Revancha este verano y me impresiono, disfrutalo
ResponderEliminarSalud
Si, está muy bien, con esa manera tan dramática de escribir de Kiko Amat.
EliminarSalud.