… la velocidad manda y las guitarras braman con la fuerza y la fe que solo los tipos como estos saben extraer a sus artilugios...
Por Jorge García.
Probablemente mucha gente pensará, si se anima a escuchar “Motherfuckin’ Rock ‘n’ Roll”, que se trata de un disco más de rock, al uso, tópico y típico, sin nada que pueda sorprender o aportar a la larga y ancha historia del rock and roll americano. La verdad es que es posible que tengan razón.
Spaghetti & Frank son dos insignes rockeros: de los de granero, tasca, carretera y botas de piel de cocodrilo, rockeros a carta cabal, orgullosos y convencidos de que lo serán mientras el corazón siga tirando, mientras el escenario siga rugiendo bajo sus pies.
Saben que jamás traicionarán la verdad que para ellos (y otros muchos) es religión con respecto a la música del diablo. En especial cuando esta se tuesta bajo el sol del desierto, con el crepúsculo comiéndose el sol al atardecer hacia el oeste, la carretera que raja la tierra amarilla hacia el norte, la esperanza de un nuevo día hacia el este y la frontera con sus forajidos fantasmas del pasado hacia el sur.
Lideran dos bandas pétreas y genuinas: Supersuckers (Eddie Spaghetti) y The Streetwalkin' Cheetahs (Frank Meyer), y son amigos desde hace años, desde que ambas formaciones giraron juntas por primera vez a finales de los noventa, en realidad, lo extraño es que este disco no haya llegado antes.
Y para que nada en torno a “Motherfuckin’ rock ‘n’ Roll” sea original, el disco se gestó durante los meses de pandemia, cuando los Suckers vieron su gira europea cancelada y Eddie descubrió que tenía más tiempo libre del que necesita y está acostumbrado a tener. Era el momento de grabar juntos, primero a distancia, intercambiando ideas e impresiones por mail o teléfono y luego en el estudio, con el ingeniero Paul Roessler.
Y desde hace unas semanas está con nosotros el resultado: Insisto, poco original, pero pletórico de rock and roll, donde la velocidad manda y las guitarras braman con la fuerza y la fe que solo los tipos como estos saben extraer a sus artilugios. Añadan a la vieja receta una base rítmica de fuerte impacto, algún viento y estribillos, punteos y riffs a mansalva y hallaran el secreto a voces de su sonido: Rock de carretera con infiltraciones de punk de motosierra, country despiadado y arenoso power-pop.
Si disfrutan con las bandas que comandan estos dos piezas, y otras muchas como Georgia Satellites, Dan Baird & Homemade Sin, Jason & The Scorches, George Thorogood & Destroyers o la mismísima Creedence Clearwater Revival; difícilmente no disfrutarán de la demoledora celebración rockera que se desarrolla entre los surcos de “Motherfuckin’ Rock ‘n’ Roll”.
Entenderán el poco sentido que tiene, una vez dicho lo dicho, desgranar el disco por canciones, pues en realidad, estas ya han sido descritas un millón de veces antes de hoy, pero me gustaría llamar su atención en torno a los dos covers que contiene el trabajo: el celebérrimo “My Sharona” que popularizó y sigue sonando en la actualidad The Nack, que además cuenta con el guitarrista original, Burton Averre repitiendo el famoso solo guitarrero; y una suculenta revisitación del “Heartache” de Kix, donde contaron, como en la anterior, con el miembro original Brian “Damage” Forsythe; dos excelentes momentos que considero necesario destacar, junto a mi favorito del lote, la excelente “You can’t take it back”.
Disco sin secretos ni pretensiones, únicamente el hacer que siga rugiendo ese motherfucker al que tanto queremos y que se llama rock and roll, ¿les parece poco?.
Reseña publicada el pasado 27 de noviembre de 2021 en el Exile SH Magazine.
Perdon que comete aqui, pon algo en honor a Mark Lanegan...gracias
ResponderEliminarHemos comentado la triste noticia en el Exile SH Magazine, web de la que soy redactor y que es donde se publican las noticias. Gracias.
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