...las canciones se postulan también aquí como el núcleo central sobre el que bascula el elepé...
Por Jorge García.
Por supuesto "Señales" (pinchar reseña), el disco publicado por la banda madrileña Hotel Valmont en 2011, fue el toque de atención que hizo que un servidor reparase en ellos y les empezase a seguir la pista, cosa que he seguido haciendo hasta el momento actual.
Desde entonces no hemos recibido demasiadas noticias del grupo formado por Miguel L. Sacristán (voz, guitarras), Beto (guitarra), Roberto Cencerrado (bajo) y J. G. Rodríguez (batería). El histórico del grupo comprende, además del mentado "Señales", un EP titulado "Doble trampa" (2012), seguido del directo publicado en 2014 "Directo rock & Pop" y un EP de 2018 bautizado como "El largo viaje" del que en su día también hablamos aquí.
Durante esta primavera ha sido publicado su segundo larga duración, de titulo homónimo y compuesto por diez temas impolutos donde el grupo saca a relucir sus influencias, una personalidad propia que les hace diferenciarse de otros y una lírica muy particular, con tendencia a la melancolía, la nostalgia y también a la esperanza, una esperanza velada pero dispuesta a resistir, realista pero con fe en la quimera.
Y es que aunque son poseedores de criterios sónicos propios, extraídos de horas de escuchar discos donde los clásicos del rock americano de los setenta se intuyen como principales protagonistas, se advierten también retazos del tradicional pop-rock patrio, algún sonido cetrino y crepuscular y una calculada sensibilidad melódica.
Por lo apuntado en el párrafo anterior se deduce que, como ocurrió en las intentonas discográficas precedentes, las canciones se postulan también aquí como el núcleo central sobre el que bascula el elepé. Por tanto, el gran trabajo compositivo de las mismas, junto a unos sensitivos y carnales textos y una oferta heterogénea en cuanto a ritmos y texturas, hacen de este "Hotel Valmont" un disco perfectamente equilibrado, dotado de épica y lirica, de esa electricidad infecciosa propia del rock and roll, belleza melódica rescatada del (buen) pop y también crepúsculos y praderas, además de asfalto y carreteras.
Desde la eléctrica copla inicial "La mentira", un tema que enlaza el pasado con un futuro que empezar a construir, esta vez sin mentiras hasta el precioso medio tiempo de popera silueta melódica y halo fronterizo de la más acústica "Amapolas", el cancionero ofrece un crisol de momentos que no pasarán desapercibidos en ninguna de sus concepciones particulares.
Por destacar algún momento especialmente venturoso, podríamos citar la pegadiza y fibrosa "Oxidado", el single promocional "Los muertos vivientes" con su contagioso riff; "Los santos" es un tema rescatado del directo de 2014, aquí suena oscura y frenética con el slide guitar marcando territorio o la respondona y firme letra del rock clásico de "Miserables".
Igual catadura musical y literaria tienen el resto de las canciones contenidas en el álbum, lo mejor que puedo recomendarles es que no se las pierdan. Tal vez este disco de Hotel Valmont no sea lo más comentado del curso, pero sí tengo bastante claro que pocos, muy pocos discos podrán medirse con este ramillete de canciones de puro y al tiempo muy personal rock and roll, canciones con latidos de vida en su interior, rumores de dolor y nostalgia, reflexiones al límite y una luchadora y flemática esperanza. Si no les parece suficiente, busquen en otro sitio, y buena suerte.
Se recomienda visitar la reseña que sobre este mismo álbum publicó Juanjo Mestre en el Exile SH Magazine.
Qué maravilla de disco, de los que oyes con profundidad y no dejan indiferente. Gracias por la mención. Abrazo.
ResponderEliminarDe los discos en castellano del presente año dudo mucho que se vea superado por ninguno. Una pena que apenas nadie se haga eco de este grupo.
EliminarAbrazos.