Ron Gallo - "Foreground Music" (2023)

Crítica: Se atrinchera con su guitarra eléctrica como principal bastión para la defensa de estas once canciones…
Se atrinchera con su guitarra eléctrica como principal bastión para la defensa de estas once canciones

Por Jorge García.


La fulgurante aparición de "Heavy Meta", debut discográfico de un jovencísimo y en apariencia talentoso músico norteamericano llamado Ron Gallo, supuso una agradable y esperanzadora sorpresa para muchos, entre los cuales se encontraba un servidor.

Tal vez las altas expectativas que despertó aquél debut influyeron negativamente a la hora de valorar sus siguientes producciones que, al menos en mi caso, parecían decepcionantes.

Pero la vida sigue y Gallo no se ha bajado del burro, durante los últimos meses ha ido disparando temas de adelanto del que habría de ser su nuevo álbum, anunciando además su acuartelamiento en un nuevo sello discográfico: Kill Rock Stars.

Estos temas, a los que puntualmente hemos ido prestando atención, han vuelto a despertar el interés, al menos de este escriba, en la música del cantante y compositor de Philly. Finalmente, el disco llegó con los primeros sones de 2023, titulado "Foreground Music" y rebosante de historias interesantes y sonidos radiantes y variados estilísticamente.

Ron Gallo

Gallo se decanta en esta cuarta intentona discográfica en formato largo por la experimentación (una vez más), utilizando sonidos art-rock, punk, noise pop, algo de garage-rock e incluso un híbrido funky y dance resultón y ruidoso.

Se atrinchera con su guitarra eléctrica como principal bastión para la defensa de estas once canciones, extrayendo de la misma sonidos que van del rasgado desordenado y nihilista a una distorsión oscura o a la práctica de arpegios más ortodoxos. Propone temas concretos y de debate habitual (tratados con ambigüedad en el plano oficial y político) en este nuevo siglo como la gentrificación, la xenofobia, la extrema derecha, la apatía existencial, el cambio climático o el derroche capitalista vinculado a las compras compulsivas como terapia.

El disco arriesga y no se conforma con la plasmación de clichés funcionales de los que siempre dan el pego, esto lleva consigo una posible falta de fluidez en la escucha general, que entiendo que se atenúa con las escuchas, si bien algunos momentos como "Life is a privilege? (Interlude)" con una acción sónica industrial y articulada como un recitativo se pueden hacer bola.

Pero entiendo que la carnaza está en otros lares: los adelantos "Entitled man" que mira hacia su debut o la estupenda "Anything but this" son propuestas brillantes que invitan a la escucha inquieta y a la reflexión. También el tema homónimo, de ecos apocalípticos, ofrecen la mejor cara de este existencialista y experimental artista.

Otros momentos del disco que destacan para bien son la pegadiza y favorita personal "Vanity march"; la calmada "Yucca Valley Marshalls" o la luminosa "San Benedetto", que conforman una notable secuencia inicial junto a "At least I’m dancing" de sintéticos sonidos industriales y los dos adelantos «Entitled man» y «Foreground Music» ya comentados. Sin olvidar la estupenda y flotante, con ambientación cósmica, "Big truck energy".

 

Ron Gallo recupera crédito con este cuarto disco que pronto podremos ver como desglosa en vivo en algunos escenarios españoles, hasta entonces no me parece en absoluto una mala idea dar cancha a este ruidoso, a veces rudimentario, crujiente y siempre experimental "Foreground Music".

Reseña publicada el pasado 13 de marzo de 2023 en el Exile SH Magazine.

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