En este caldo espeso se cuecen las canciones de "Sorbos de Electricidad", temas aguerridos y totalmente desencriptados, y es que a buen entendedor...
Por Jorge García.
Hace justamente una semana, la formación valenciana Los Radiadores ponía en circulación por medio de su sello habitual Bonavena Música su cuarto trabajo en formato de larga duración tras "Manual de Supervivencia" (2013), "Gasolina, Santos y Calaveras" (2014) y "Los Perros Ladraron" (2017). Séptima entrega si a los citados elepés añadimos los EPs "Bienvenido" (2011) y "Puño en Alto" (2018), más el álbum recopilatorio/directo publicado en edición limitada "Bailes de Moda" (2020).
El paso de los años nos ha dejado ver a una banda en constante evolución, si bien es cierto que dentro de un sonido que les es propio y del que no parecen dispuestos a renunciar. La verdad es que los años no les han tratado mal y la madurez parece ser que la van administrando con prudencia y estoicismo, pero sin envaramientos ni displicencia.
En "Sorbos de Electricidad", que es el título de esta nueva entrega, vuelven con un catálogo donde se dejan contemplar tal cual son, con la naturaleza intrínseca de su sonido por bandera, sin deparar (ni buscar) novedades significativas - si algo funciona, no lo toques - aunque haciendo crecer su estilo de manera orgánica y expansiva.
El punk-rock de garito que tan bien les sienta, con miradas de soslayo a Ramones, The Clash o Bo Diddley, se enriquece en esta ocasión con un extra de furia y fibra en el sonido de las guitarras de José Antonio Nova 'El Joven' y en la frenética base rítmica a cargo de Sergio Domingo (bajo) y Vicente Vila 'Metralla'.
A esta poderosa acción sónica, es necesario añadir un críptico posicionamiento textual donde ocupan lugar preeminente la huida hacia atrás de la juventud, el paso inexorable del tiempo y los recuerdos que el pasado dispara hacia la madurez, muchas veces blanqueados por la memoria traicionera. Esta visión, junto a la mirada nostálgica - que no derrotada- por la pérdida de héroes como los del rock de antes, crea un viscoso parlamento en el que Raúl Tamarit, vocalista y autor de todos los temas, parece dispuesto a seguir en la lucha, siempre 'puño en alto' a pesar de que la suerte no siempre sonría a los justos.
En este caldo espeso se cuecen las canciones de "Sorbos de Electricidad", temas aguerridos y totalmente desencriptados, y es que a buen entendedor... El sarcasmo y la ironía campan por sus respetos, la camaradería y la vida nocturna también y el cetro del contexto geográfico corresponde a la ciudad y sus demonios, los paisajes idílicos brillan por su ausencia en este disco, como también lo hacen las guitarras acústicas.
Las canciones explotan como los descorches de un champán caro en una fiesta en honor a un futuro incierto tras un concierto de rock and roll. Se enfrentan, al tiempo que perrean, con la ortodoxia y portan su mensaje con la testa alta característica de los honestos. Vibran, como debe vibrar el rock and roll y vuelan como coches robados en fuga. Podría citar cada canción una a una pero cada vez me gusta menos hacer spoilers de los discos y además me pondría pesado (más aún), aunque les diré que me gusta de manera especial "Han vuelto a llamar". El resto, les exhorto a que lo descubran por ustedes mismos.
Se recomienda visitar la reseña que sobre este mismo álbum publicó Juanjo Mestre en el Exile SH Magazine.
Realmente potente e inmediato (lo he escuchado dos veces, habrá varias escuchas más) y con su sello.
ResponderEliminarUn abrazo, Jorge.
Mantienen su sonido de siempre, pero crean una tanda de canciones como bien dices inmediatas y muy bien rematadas, un muy buen disco para empezar el año.
EliminarUn abrazo.
Mantienen la casta. Gracias por la mención y el link, Jorge. Un abrazo.
ResponderEliminarEs un grupo que sin sorprender en cuanto a su estilo evolucionan en aspectos como los textos y la composición.
EliminarUn abrazo.