...la riqueza de matices se desarrolla en largas partes instrumentales donde el virtuosismo de los cinco músicos impregna de suntuosidades y fogosidades el sonido...
Por Jorge García.
Cuando en octubre de 1969 Deep Purple entra en los estudios IBC, De Lane Lea y Abbey Road para grabar el sublime "In Rock", el line up de la banda estaba formado por Ian Gillan al micro, que sustituía a Rod Evans, que le daba a la banda un vocalidad más pop; Rogger Glover que tomaba el bajo que dejaba poco antes Nick Simper y los miembros fundadores presentes en los tres primeros discos de la banda: Ritchie Blackmore a la guitarra, Ian Paice a la batería y el extraordinario músico de educación clásica John Lord a los teclados. Esta es para muchos, la mejor formación con que jamás ha contado la firma Deep Purple.
Con el cuarto álbum de los británicos, el grupo de Hertford consolida en base a los pasos dados en precedentes discos, y a las características intrínsecas de cada uno de los miembros que participaron de aquél, un estilo que definiría el Hard Rock y el Heavy Metal durante la recién comenzada década de los setenta.
En "In Rock", las oscuras sonoridades distorsionadas de las guitarras, con un evidente ascendente blues en el tuétano de su origen, edifican las bases rítmicas y de contundencia sónica y acerada que adoptarían otras bandas y otros estilos en lo sucesivo. La poderosa vocalidad de Gillan, en plena erupción de su potencial, dibujaba una línea canora que además de fortaleza aportaba un timbre de tenor profuso de lirismo a la vez de virilidad. El profesor Lord, infundía virtuosismo y una atmosférica textura que emparentaba a la banda con el renaciente rock progresivo. Una base rítmica de ensueño que ya ocupa parte de la historia del negocio, completa un entramado sónico sin parangón hasta la fecha, que deja marcadas, como decía más arriba, las claves y características de géneros venideros en los siguientes lustros, además de dar comienzo a una leyenda llamada Deep Purple.
Otro aspecto a tener en cuenta lo encontramos en la producción de "In Rock", debida a tres productores, uno por cada estudio que acogió las sesiones de grabación. Tres puntos de vista, tres escuelas y tres planteamientos sobre un todo que se complementa con el perfecto encaje de cada una de sus partes, lo que hace que el conjunto adquiera una solvencia en la que el rock, el hard-rock, el blues, el rock progresivo e incluso la psicodelia formen parte de un disco que no sufre erosión ni descuadre con el paso de los años.
Siete temas, en los que la riqueza de matices se desarrolla en largas partes instrumentales donde el virtuosismo de los cinco músicos impregna de suntuosidades y fogosidades el sonido asfáltico y de pulida superficie que hace de "In Rock" una experiencia única.
Destacar y diferenciar unos momentos de otros sería una maniobra casi pueril que no aportaría nada a lo que de por sí debería ser la escucha de un disco tan sólido y equilibrado como este, es decir, un ejercicio de completa y minuciosa penetración en las interioridades de un álbum que es resumen de mucho y comienzo de algo.
Nunca antes había pasado Deep Purple por estas páginas y he sentido la necesidad de que fuese "In Rock" el disco que rompiese tamaño despropósito.
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