Buscando el botón de reiniciar - Reflexiones en la madrugada - Las paranoias de Addi


Llevo varias semanas dando vueltas a algunos asuntos con respecto a mi lugar en este "hoy" impuesto por el capital a todos los niveles y la verdad es que no sé muy bien dónde estoy, o mejor dicho, dónde me corresponde estar habida cuenta de quién soy, o quién era, o quién quería ser hace no tantos años.

Dar vida a este blog cambió algunas cosas hace unos años, creencias, instintos o sensaciones que me hicieron moverme de mi sitio natural y salir de mi zona de confort (que se dice ahora). Posiblemente la inercia de ciertos acontecimientos movió algunas placas tectónicas bajo nuestros pies y cuando algunos quisieron darse cuenta no reconocían el paisaje a su alrededor. Muchos volvieron por donde habían venido y cambiaron la cerradura de su vida repartiendo llaves solo a los más íntimos. Estos se desintegraron del face y se dedican a cuidar de los suyos.

Otros pensamos que nos habíamos mudado definitivamente de vida y que cabalgando sobre el caballo de las Redes Sociales nos habíamos convertido realmente en las personas de los perfiles que nos habíamos construido para llegar a las masas y para que el mundo se fijase en nosotros: una especie de iluminados siempre perfectos, dogmáticos, impolutos, diseñados para la aceptación social y para negociar las excepciones.

Participantes de todo efecto dominó propiciado por cualquiera de los gurús de las redes, para que estuviese presente nuestro nombre y nuestro avatar en el sitio oportuno, donde está la gente que mola, la que decide qué, cómo y quién.

Pasaron los años, y desde esa cima a treinta centímetros del suelo en la que la gran mayoría cree observar el panorama sobre el que influye, el viento empezó a disipar la niebla en el horizonte y el vacío que se despejó no podía ser más desolador. Amigos que descubres de sopetón que ni lo son ni lo fueron nunca, fueron piezas de un engranaje que a muchos (nos) sirve o ha servido de terapia, huída o disfraz propiciatorio. Pero un día descubres que de repente te hacen sentir excluido, porque en este mundo de ficción o realidad paralela también hay clases amigo, y resulta que este día no encajas, te quedas fuera del equipo titular y te toca banquillo o casi expulsión.

Saludos especificados en modo business y displicencias que en las fotos de facebook no se advierten, ahí lo que cuentan son los likes de los cojones. Miradas y silencios que te hacen preguntarte qué coño haces aquí, cuándo pensaste que esto era lo tuyo, cuándo te convenciste de que tú eras aquél de hace unos años, ese tipo tan uniformado en lo cool, ese imbécil que se pensaba que lo suyo era exclusivo y lo de la peña del barrio, ya no.

En estos tiempos de gente que no contesta al teléfono, no devuelve llamadas y no parece que tengas interés para ellos, gente que firma protocolos de servicios mínimos cuando te ve y que posiblemente también se han dado cuenta de todo esto, gente que se alegra mucho de que te vaya bien pero que nunca pregunta, ni se acuerda, ni le importa, gente que no conoces en realidad. En estos tiempos en definitiva, te das cuenta de lo bien que se está en casa, en el barrio, con la gente de siempre, la tuya.

Llevo varias semanas, decía al principio de este tostón, buscando, resumiendo, el botón de restablecer los estados de fábrica, al fin y al cabo, hacemos la vida dentro de terminales informáticos. O a lo peor, el problema es que ya no hay hogar analógico al que volver.

Comentarios

  1. Sinceramente, Jorge, a mí el blog me dio una oportunidad para compartir análisis musicales (y otros) que si no no sé dónde podrían haber cabido (al menos de la manera que yo quería, sin tener que venderme a nada ni nadie). Lo demás ni me lo planteo, aunque entiendo que tú lo hagas. En todo caso, he tenido la suerte de conocerte y de poder considerarte mi amigo, pero es algo raro y puntual.

    Un abrazo.

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    1. Hola Gonzalo.
      Precisamente la connotación critica que pueda tener este texto es puramente reflexiva, es decir, hacia mi mismo, pues nunca debí tener una vocación promocional que no va conmigo. En general solo he recibido cosas buenas, como por ejemplo conocernos y leernos. Ya sabes que a veces lanzo intensidades por doquier.
      Algún día hablamos de todo esto.
      Un abrazo.

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  2. Hace ya algunos años decidí salir de las RRSS más usuales, Facebook, Instagram, Twitter y mantener mi presencia tan solo en el ámbito de los blogs musicales, lo único que realmente me interesa. El salir de ese entorno me ha permitido aprovechar mucho más y mejor mi tiempo y, también muy importante, dejar a un lado todo ese entorno de chorradas y postureo que habitualmente rodea esas plataformas.
    Gracias al blog se mantiene mi llama por la música y la literatura, además de propiciar la posibilidad de conocer a gente muy válida, como tu y el Gonzalo de arriba, ya amigos.
    No le doy más vueltas al coco. A mi provecta edad voy día a día, sin más.
    Abrazo,

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    1. Tienes toda la razón, yo he bajado el pistón muchísimo y la verdad es que no lo echo de menos, mucho postureo y tontería que no lleva a ningún sitio.
      Gracias Javier.
      Abrazos.

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