…el grupo se muestra conservador y tradicional, articulando un sonido que combina el rock, el folk y el americana teniendo como principales premisas la cuidada construcción de las melodías y el pulcro proceso de elaboración de las mismas…
Durante la pasada década, el cantante de los desaparecidos Ahab, Steve Llewellyn y el guitarrista de los también finiquitados Noah and The Whale, Fred Abbot, deciden reunirse y rodearse de un solvente grupo de músicos para poner voz a un nuevo proyecto denominado Orphan Colours.
El primer capítulo en materia discográfica que dejó aquella iniciativa data de 2016 y fue con el EP de debut titulado "High Hopes", si bien su consolidación llegaría dos años después con el álbum "All on Red".
Aquél disco les dio acceso a un buen recibimiento por parte de la crítica especializada y les propició un acercamiento parcial al público de las islas, En la presente añada publican una nueva intentona en materia discográfica que han titulado "King of Alchemy".
Al igual que en su debut, el grupo se muestra conservador y tradicional, articulando un sonido que combina el rock, el folk y el americana teniendo como principales premisas la cuidada construcción de las melodías y el pulcro proceso de elaboración de las mismas, dotando a todas ellas de voces perfectas, guitarras acústicas y eléctricas de primoroso pulso, teclas que se adecúan estilísticamente al conjunto sónico pretendido, factible y atinada base rítmica y algunos efectos extra a base de steels o vientos que inclinan ciertos instantes hacia un espacio más soul o country.
Podríamos emparentar a esta formación con evidencias – siempre británicas – como Delaney & Bonnie, si decidimos mirar al pasado, o a Danny Wilson y sus Champions of The World si nos fijamos en referentes mucho más actuales.
El entorno nos conduce a estados de placidez y orden, ternura y recogimiento. Un álbum para reposar de los accidentados tiempos que corren y dejarse llevar a paradisíacas estampas de colores pastel y aire puro. Armonías vocales para buscar el encuentro con uno mismo y con la naturaleza, cuerdas que aúllan y acordes cristalinos y sinceros, así como estribillos bucólicos y sedantes.
El disco fue presentado hace unos meses con el tema "Blame it on the Weather", que es uno de los momentos más fibrosos del disco con unas secuencias de guitarras más rudas dentro de una calma que no anuncia tempestad de ningún tipo.
Pero el recorrido por este paisaje de aseada argumentación sonora incluye incursiones más souleras como en la apertura "Temptress"; la lenitiva balada de título homónimo; el folk pastoral y desnudo "Radio Heart" o el precioso country-pop que les asemeja a los mejores Jayhawks "The vibe".
El segundo trabajo de Orphan Colours sigue la senda marcada en su debut y pertenece a esa clase de discos que se escuchan y se les deja actuar sobre la epidermis y los párpados, un disco veraniego para viajar a la cara oculta de lo feo y marcar distancia con lo vil y lo antipático; y aunque estos días no es fácil, intentar mirar con esperanza a este otoño cruel.
Reseña publicada el pasado 17 de julio de 2024 en Exile SH Magazine.
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