...textos que se encastran en las contagiosas melodías que rellanan la media hora de duración de este protestón y aún así colorido y animado "Cartoon Darkness"
Por Jorge García.
Dicen los jovenzuelos de Amyl & The Sniffers que su nuevo disco es una embestida contra problemas y realidades del siglo XXI tan evidentes como el, por tantos negado, cambio climático; las renacidas y en escalada nuevas/viejas opciones políticas que basan su acción en hacer "política" contra algo o alguien, en lugar de a favor de ese algo o alguien; el nuevo giro de tuerca electrónico e informático que se filtra en lo social y laboral que supone la IA; el retroceso que muchos pretenden imponer con sucias acciones sobre igualdad, visibilidad, humanidad y libertad en general...
Eso es lo que se filtra de la escucha de los textos, que se encastran en las contagiosas melodías que rellanan la media hora de duración de este protestón y aún así colorido y animado "Cartoon Darkness". Un servidor sí aprecia los dibujos animados, la oscuridad, no tanto.
No entraré en la discusión sobre lo ortodoxo o genuino que es el Punk que dicen practicar, ni nos llevará a ningún lado ni me apetece demasiado este debate. Lo cierto es que sobre unas estructuras Punk, Nick Launay - protutor de Nick Cave - consigue, en 606 Studio, los locales angelinos propiedad de Foo Fighters, recrear un disco de efecto inmediato sobre las meninges gracias a unas urgentes secuencias de guitarras y base rítmica y una desaforada acción vocal por parte de Amyl Taylor.
Desde luego el disco se disuelve a velocidad de vértigo y al terminar apetece volver a dar al PLAY, el tratamiento sónico es sumamente profesional depurando un Punk-Rock perfectamente higiénico y más que potable para todo tipo de oídos. Las soflamas están ahí, claras y declamadas con furor y descaro.
Estamos en el Siglo XXI y las nuevas coordenadas de la canción rabiosa contra el sistema viene de Australia, vestida de pijo californiano jugando a ser el garbanzo negro de la familia y contagiando más entusiasmo que rebeldía, pero que en conjunto funciona y hace creer en que la esperanza no se autodestruye, como sí hacen otras cosas hasta hace poco sagradas.
Pero tampoco me hagan mucho caso, Amyl & The Sniffers molan, tienen espíritu y seguramente sueñan con cambiar lo malo - prerrogativa de su edad - y son lo más parecido que tenemos en la música actual que puede compactar éxito con soflamas progresistas, hippies, punkis... en definitiva: Decentes.
Todo esto se despliega en una docena más una canciones, que salvo dos excepciones no alcanzan los tres minutos, donde los dibujos animados ganan la partida a la oscuridad, aunque bien mirado, bastante oscuro se cierne el cielo sobre el futuro. No se pierdan, por tanto, algunas intrépidas tonadas como "Jerkin'", "Chewing Gum", "Tiny Vikini", "It's Mine", "Motorbike Song", "Doing in Me Head" o "Pigs".
Se recomienda visitar la reseña que sobre este trabajo publicó Juanjo Mestre en Exile SH Magazine.
Apoyar (a nuestros procelosos años...) a bandas como Amyl & The Sniffers (y también a Fontaines D.C.) es todo un ejercicio de justicia, de persistir en la creencia (¿o deberíamos decir, más bien, en la utopía?) reivindicativa, rompedora y sanadora del rock´n´roll. Además de tu entrada, he leído la de Juanjo y el especial monográfico que dedican a la banda australiana en el Ruta 66 de este mes de Diciembre y me confirmo en lo apuntado anteriormente. Me queda como principal punto de interés el impulso interior de la banda, sus ganas de canalizar muchos de los sentimientos actuales de frustración y desencanto con un mensaje claro y contundente, abrasivo y rudo (no veo los dibujos animados por ningún lado...), gritón y provocativo. Todo ello, en los tiempos que nos movemos, ya es un punto a su favor.
ResponderEliminarJunto a los anteriormente mencionados Fontaines D.C. ,de lo más significativo del año.
Abrazo,
Compruebo que te gusta esta propuesta, está muy bien y sus inquietudes están plenamente justificadas.
EliminarAbrazos.